Capítulo 43 - Final

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[Dos de diciembre]

Todo está listo, Maykol dice que no le importa la decoración siempre y cuando yo lo disfrute, a mí me gusta el lugar que escogimos, un pequeño campo, el clima no es muy favorable, aún así me gusta.

Me preparo para salir, Eri me ha ayudado al escoger el vestido y el maquillaje, me miro al espejo con detalle, el vestido deja al descubierto mis hombros y brazos. En la mano derecha, llevo puesta la pulsera que Maykol me había regalado, el ambiente es acogedor y maravilloso.

La música empieza a sonar, salgo con pasos lentos, Cristian me espera fuera y me toma del brazo para acompañarme. Todos nuestros seres queridos están de pie, e incluso puedo sentir la presencia de mi madre y la de Diego. Al pasar por el centro de las sillas.

Puedo ver a Maykol a unos cuantos metros, lleva un traje plateado, no deja de ajustarse la corbata de vez en cuando, lo miro con una sonrisa y él se pone en posición firme como si fuera una estatua.

Mientras más cerca estoy de él, recuerdos vienen a mi mente, el momento en el que lo conocí, las discusiones tontas que teníamos, su primer beso, maldición, no pensé que algo así podría resultar tan adictivo, la primera vez que dormí con Maykol, su enfermedad, la muerte de Diego, nuestra separación, y ahora estamos aquí, como dos personas locas que a pesar de los años, aún se quieren.

Llego y me coloco al lado de mi prometido, él se agacha un poco y me susurra.

—Estas hermosa, tanto que ya empecé a fantasear con tenerte en...

Le doy un golpe involuntario porque no estamos solos. El que nos casará nos mira de forma extraña y lo único que hacemos es reír por dentro.

Esperamos por un tiempo prudente hasta que llega el momento de colocarnos los anillos.

—Yo, Maykol Jones, prometo amarte y respetarte, estar contigo en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, cada día de mi vida porque eres mi única salvación, la única mujer que logro hacerme sentir un dolor en el pecho, los silencios fueron duros, pero logramos triunfar, mi vida estaba sola, hasta que logre coincidir con tus ojos. Me enseñaste que el amor no son solo días buenos, sino que está lleno de caídas. Estar contigo es como volar por el espacio estelar, moriría por ti. Lía, te convertiste en mi para siempre, y es por eso que prometo estar contigo... hasta que la muerte nos separe.

Él toma mi mano y desliza el anillo plateado en mi dedo, las manos le tiemblan un poco, pero no deja la sonrisa que tiene en el rostro.

—Yo, Lía Rose Adams, prometo amarte y respetarte por el resto de mi vida, estar contigo en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad, porque tus ojos me hipnotizaron, solo en la agonía descubrimos lo importante que somos el uno para el otro, es por eso que no quiero separarme de ti nuevamente. Maykol, te convertiste en mi para siempre y por ello, prometo estar contigo hasta que la muerte nos separe.

Estoy tan nerviosa que me es un poco difícil deslizar el anillo en su dedo, afortunadamente al final lo consigo. Él me dedica una pequeña sonrisa de felicidad absoluta.

—Bien, si hay alguien que desee impedir la unión de estás dos personas, que hable...

—Un momento —lo interrumpe Maykol, él tiene la mirada en su mamá, no la había visto hasta ahora, ella esboza una sonrisa en el rostro luego de que Maykol nos interrumpa.

Todos parecen desconcentrados, no importa, yo confío en Maykol, y él me advirtió al respecto.

«Lía, puede que mañana haga una estupidez, solo, no te asustes y confía en mí»

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora