Capítulo XXVII

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Imposible No Sentir Nostalgia

-Si -dije rápidamente cuando el joven me miró raro, simule buscar algo en mis bolsillos -. Perdón, pero me olvidé de algo -les dediqué una sonrisa y salí de allí. Busque a Pablo con la mirada, y este estaba hablando con algunos policías, así que aproveche y camine hasta el ascensor y baje con las demás personas.

En la puerta de entrada habían demasiados policías, pero que es la vida si no hay riesgos. Caminé hasta la puerta de entrada junto a otro grupo de enfermeras, los policías solo se limitaron a mirarnos. Hasta que me aleje lo suficiente, camine hasta el estacionamiento y busque la ventana de mi habitación, en esta estaba Pablo hablando por teléfono, este me miro unos segundos y apartó su mirada, hasta que me miró de nuevo.

-Hasta nunca, imbécil -e hice una reverencia, tal como las personas hacen al terminar su show. Y salí a correr por la calle que conecta con la de mi casa.

La gente no me prestaba atención, solo seguían su camino con sus celulares pegados a sus caras. Esquivaba a cada persona distraída pensando la mejor ruta hasta mi casa pero alguien chocó conmigo.

-Ten más cuidado -dije al mirar a la chica de reojo, quería seguir mi camino pero lo que dijo me detuvo:

- ¿Alexyn? ¿Eres tú? -voltee a verla y me crucé de brazos.

-No, ese nombre no es mío -ella asintió -. ¿Tú quién eres?

-Ah, soy Nesta -y ella sonrió -. ¿No me recuerdas?

-Nesta... -pensé un largo rato hasta que salió de golpe de mi boca -. ¡Cesta! -y ella me sonrió con alegría -. Tanto tiempo sin verte -y la abrace.

-Lo mismo digo, Xyn -y las dos nos abrazamos entre risas.

- ¿Podemos ir a tu casa? La tuya está más cerca y necesito cambiarme -ella asintió y caminamos hasta su casa.

Hablábamos de lo más normal, de tantos recuerdos que pasamos por estas calles y en la infancia. Nesta es mi mejor amiga, la única en realidad, y su madre no me quería cerca de ella pero aun así nos las ingeniamos para vernos. Por ejemplo, yo escalaba un árbol y entraba por la ventana de su habitación.

Su madre no estaba ahora en su casa así que entré por la puerta, como una persona normal, y subí a su habitación mientras ella hacía chocolate, me vestí con la ropa que dejaba en su casa y me senté en la cama.

Es imposible no sentir nostalgia y pensar en ellas, en esos tiempos donde tenía una familia.

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