Horas antes de la coronación de Nix Angelis.
Donovan Pierce
Entre Fotía y Draco existen trece horas de diferencia, y mientras acá el cielo oscurece, en el otro continente el alba recién destella.
La mayoría de descendientes no dormimos durante la noche, descansamos por breves momentos para recuperar energías. Pero últimamente creo que ningún ser inhumano es capaz de conciliar el sueño, debido al peligro latente que se mantiene en el aire.
Después de ser testigo de la condición en que llego Zulema y los gemelos, decidí encerrarme en mi habitación antes de actuar. Tenía intenciones de viajar a la isla de inmediato para cazar a Impius, pero mis dragones necesitaban alimentarse, por eso conseguí un montón de depredadores como buffet.
Me paseo preso de la ira al sopesar que mis planes están siendo arruinados, detesto que un tercero se entrometa en asuntos ajenos.
La rabia es tanta que libero a mis espectros, desatando su monstruosidad al merodear el cuarto. Me quito el gabán junto la camisa quedando desnudo de la cintura para arriba y tomo un licor que esta en el mueble para salir en busca de aire fresco al balcón.
Apoyo mis brazos en el barandal mientras observo a mis hijos alimentarse ansiosos, me empino el frasco bebiendo el líquido que no calma mi condición, y es que las palabras de esa maldita se intensifican más a medida que pasan las horas.
«Mientras yo exista el caos será inevitable» quizás me equivoque al creer que no tendrían efecto.
Lanzo el primer golpe, más yo lo devolveré peor cuando asesine a uno de sus hijos, y es que la doctrina es clara al determinar las consecuencias de matar una bestia original.
Su coronación se avecina, y por ley nada bueno vendrá.
Fotía escogió una peligrosa e impredecible monarca, que asegura proteger con caos, no obstante, es imposible inclinarse al bien si tus únicas armas son destrucción. Que ironía pensar que el gobierno ahora estará bajo el reinado de los linajes más poderosos y viles, mismos que hacen días eran repudiados.
Termino de beber la botella cuando siento las venas de mis brazos marcarse. Se tornan negras, y un fuerte viento golpea haciéndome alzar la vista al cielo... «esta sucediendo otra vez».
Es una conexión inexplicable, la cual crea una extraña sensación que no logro distinguir, cada vez se hace más intensa e insoportable, y ahora mismo con la llegada de la noche la vuelvo a vivir.
— ¿Quién eres? — susurro al cielo.
Luego de un par de horas por fin se va.
Me apresuro por el gabán para bajar a la primera planta, pero en el trayecto una figura me golpea. Me percato que se trata de Zulema la guerrera de luz.
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NOCTIMANÍA
FantasyÉl, oscuridad. Ella, caos. ¿Algo en común? Sí, la Noctimanía. Universo prepárate, dioses laméntense, sangre suprema doblégate, y seres humanos huyan, porque nada bueno vendrá con la llegada de los primeros descendientes originales, del Caos y la...