-Tangled-

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Parte 3


Los chicos llevaban un tiempo caminando por ese túnel. Con una linterna en mano y una decoración muy extraña en las paredes del pasadizo, Douxie decidió iniciar una conversación con el menor, ignorando los cadáveres que se encontraban de vez en cuando.

-Debo admitir, que lo que hiciste allá fue impresionante-

-¿De qué hablas?- cuestionó algo perdido, jugando con Lugg. El camaleón le hacía cosquillas mientras paseaba por sus brazos y cuello.

A Hisirdoux esto le pareció adorable. –Sobre como los convenciste de que no me entregaran-

-Oh, eso. Pues, no te librarás de nuestro trato tan fácil- añadió.

En realidad ese chico no era tan indefenso como lo imaginó.

-Entonces, Hisirdoux- esta vez, fue Krel quien buscó platicar. -¿De dónde vienes?-

-Wow, alto ahí- el pelinegro optó por ponerse a la defensiva. –Eso no, Precioso. Nada del pasado. Sin embargo, estoy cada vez más interesado en el tuyo- cambio de tema.

-¿Y qué quieres saber?- elevó sus hombros, mostrando que no tenía nada que esconder.

-No hablarás de tu cabello, lo sé. Tampoco dirás nada sobre tu madre y preguntar sobre tu rana, me asusta-

-Es un camaleón-

-Lo que sea- le restó importancia. –Si quisiste ver las linternas toda tu vida, ¿Por qué no fuiste antes a verlas?-

Krel se tensó, pero no supo si fue por la repentina pregunta o por el tenebroso retumbar de las paredes, a causa de los guardias, quienes iban a toda velocidad buscándolos.

El moreno recogió gran parte de su cabello, mientras Douxie le ayudaba con el resto. Ambos corrieron metros delante de los soldados del castillo, llegando a una represa donde se vieron rodeados de gente que Krel desconocía.

-¿Quiénes son?- cuestionó el príncipe, viendo tanto a los guardias, los dos ladrones de aspecto macabro y a un ¿caballo? mirar a su guía, como si fuera una presa.

-Hay que suponer por el momento que a ninguno de aquí le caigo bien-

Krel siempre se enorgulleció de su creatividad e inteligencia, en especial en momentos bajo presión, como este por ejemplo. Así pues, sin darle explicaciones al contrario, le entregó su sartén y se desplazó, con su cabello como cuerda, al otro lado de la represa para poner en marcha su idea.

En tanto, Douxie se encargaba de darles una paliza a los soldados del rey, con el utensilio de cocina que el menor le encargó cuidar.

-He esperado mucho tiempo para esto- dijo Zoe, acorralándolo con su espada. Bastó no más de un golpe en la cabella, para que ella cayera inconsiente junto a su tropa.

-Perdón- murmuró Douxie. Cuando la chica despertara, su furia sería difícil de contener.

Del que sería difícil deshacerse, sería del corcel azabache, y eso lo sabía por experiencia.

-Archie, viejo amigo- decía, llevando sus manos hacia adelante. –Podemos establecer una tregua-


-Eso es, una salida-

Krel habia encontrado un camino algo prometedor, por donde creía podrían escapar.

-Hisirdoux- llamó el chico, sujetándolo con su cabello y atrayéndolo a donde él se encontraba.

-Lo que sea que estés pensando, hazlo ahora lindo- La desesperación del pelinegro no era de mucho apoyo.

Usando su cabello como liana, los dos lograron aterrizar a salvo, para salir por el agujero que Krel habia visto minutos atrás. Con lo que no contaba el moreno, era con que Archie patearía uno de los mástiles principales de la presa y que el agua contenida por esta, los arrastraría a todos.

•°Once upon a time in Arcadia°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora