.51.

1.6K 211 50
                                    

Para Amaya las lunas superiores, al igual que otros demonios, no importaban y sería bueno que murieran. Sabito lo sabía, por lo que está seguro que será una ventaja hasta encontrarse con Muzan.

Bastaron unos minutos analizando los movimientos de Akaza para poder contrarrestarlos y alcanzar su velocidad, pero debía mantenerse oculto, así que sólo se entrometía en la pelea para disminuir los daños.

Por su lado, Akaza no podía entenderlo, sus ataques no podían alcanzar los puntos vitales del pilar del agua, tampoco lo dañaban de gravedad, por más debilitado que ese humano este, no logra dar en algún punto clave, era frustrante ver que no le ha hecho más que un rasguño superficial en la mano. También era impresionante.

Sonrió dejando sus colmillos a la vista y de un movimiento rápido impacto la espalda del pilar contra la pared, un ataque que Sabito no pudo evitar. Tanjiro estaba desmayado por la presión a la que sometió el cuerpo, no podía intervenir en ese momento.

-Eres extraordinario, conseguiste esquivar una serie de golpes fatales – acorto las distancia con una sonrisa descarada – No mueras como Tanjiro. Conviértete en demonio, Giyuu.

El pelinegro no respondió, simplemente lo miro a los ojos en total silencio. Siempre tuvo la misma duda que no se atrevió a decir, pensaba que podría preguntarle a Nezuko cuando ella dominara el habla, pero su oportunidad se fue en una discusión con Kyojuro, ahora tenía un demonio frente él, dispuesto a hablar. Debe intentarlo.

-... ¿Tú, eres feliz siendo demonio? – Akaza borro su sonrisa, poniendo nervioso a Giyuu, quizás hizo mal la pregunta – ¿Ser demonio te da plenitud? – volvió a intentarlo.

Realmente no entendía porque los demonios dicen estar orgullosos de ser lo que son, ni porque existe gente que desea convertirse en eso, un ser inmortal. Una vez que alcanzas la vida eterna pierdes la adrenalina de vivir hoy por si mueres mañana, al final sabes que tienes muchos días por delante, cuando te aburres de conocerlo todo quieres irte, pero no puedes, eres inmortal.

Siguió callado buscando una respuesta para dar, pero no pudo seguir pensando, su cabeza fue arrancada con un fino corte antes de llegar a una respuesta.

Sin poder reaccionar, Giyuu estaba pegado al cuerpo de Sabito mientras este observaba al demonio con obvia molestia, lo miro con los ojos bien abiertos.

-S-Sabito – logro decir en medio de la sorpresa.

-Lo siento, me deje llevar – se disculpo y suspiro a la vez que lo soltaba.

-E-está bien – bajo la mirada, ligeramente avergonzado.

-Quédate con Tanjiro hasta que despierte, mientras yo iré a buscar a Nakime.

-¿Quién es Nakime?

-Alguien que debo matar si queremos encontrar rápido a Muzan.

-Voy contigo.

-No podemos dejar a Tanjiro.

-Me lo llevare cargando.

-No Giyuu – negó con la cabeza mientras tomaba sus hombros – Yo tampoco quiero separarme de ti, pero debemos hacerlo, será la última vez, ¿sí?

-¿Por qué no puedo acompañarte? – lo miro preocupado, temía lo que pudiera pasar si un demonio descubría que Sabito no era del todo humano.

-Porque deben llegar a Muzan cuanto antes, Tamayo está en peligro – explico – Dense prisa, yo me encargo de acortarles el camino. Tengan cuidado.

- Eso debía decirlo yo – se quejo insatisfecho y se separo para cargar a Tanjiro – Prométeme que vas a estar bien.

- Prometo intentarlo.

¿Dónde estás?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora