El sol se ocultaba poco a poco dando por terminado el atardecer, los estudiantes salían con prisa y otros solo caminaban mientras miraban su notas; Jace teminaba la jornada con un café mientras veía el plan de estudios que estaba organizando, en su descuido chocó con alguien derramando algunas gotas de su bebida en la ropa del implicado, Jace alzó la mirada atónito por lo que acababa de ocurrir.

-¡L-Lo lamento, estaba distraído! -dijo al momento de que esta persona se dio la vuelta.

-Oh maldita sea, acababa de llevar este traje a la tintorería anoche. ¿Qué acaso no mides tus pasos, novato? -le reclamó un hombre corpulento y con anteojos, era el profesor de matemáticas, el profesor Alfred quien tenía fama de ser estricto y malhumorado.

-No fue mi intención profesor Alfred, s-si gusta puedo llevar a la tintorería su saco -se defendió Jace con nerviosismo para calmar la situación.

-Oh claro, como si todo se solucionara así tan fácil; el problema aquí eres tú con tu poca experiencia. El saco es lo de menos, tu ignorancia no -aquel hombre tomó una postura de superioridad, Jace pudo notar a discreción como la panza del profesor Alfred casi tocaba la suya.

-T-Tranquilo profesor Alfred, déjeme arreglar esto -musitó Jace tímido pues la presencia del profesor Alfred era mayor.

-¿Sucede algo aquí? -Una tercera voz surgió de espaldas de Jace.

Al girarse vio a Andrew con las manos metidas a los bolsillos de su pantalón, se mantenía con una mirada seria.

-¿Quién es usted? -cuestionó el profesor Alfred con el ceño fruncido.

- Soy profesor aquí al igual que usted profesor Alfred aunque... ¿En verdad se considera un profesor? ¿Cree que acosar a las chicas en su clase y tener un morbo infinito con las colegialas de secundaria es ser un profesor? -Andrew comenzó a caminar lentamente hacía el profesor Alfred quien cambió su semblante, Jace se apartó de su andar.

-¿Q-Qué carajos dice? Yo n-no hago eso, usted esta m-mintiendo. -El corpulento retrocedió un poco.

-¿Mentir? ¿Confesar? ¿No sabe que es lo mismo? Para confesar uno tiene que mentir. -Andrew se acercó con más prisa al hombre hasta arrinconarlo-. Y usted ha mentido mucho profesor Alfred, espero y pueda tener una mejor actitud con sus colegas, los accidentes suceden, incluso cuando son intencionales.

Jace miraba la escena algo temeroso esperando que las agresiones se hicieran presentes pero veía el rostro del profesor Alfred quien se mantenía peor que él. Aquel hombre se apartó de Andrew y miró a Jace.

-L-Lo lamento profesor Jace, no se preocupe por esto. -El profesor Alfred tenía gran parte del rostro con sudor y las orejas rojas, se fue sin decir otra cosa.

Ambos vieron el recorrido del hombre hasta desaparecer entre la multitud.

-Menudo hombre, ¿no? -le dijo Andrew a Jace con una sonrisa y los brazos cruzados.

-Sí... Gracias por la ayuda Andrew -comentó Jace tímido.

-¿Quieres ir a tomar algo? Yo invito -le propuso su salvador.

-Te lo agradezco pero ya tengo un compromiso, será en otra ocasión -le respondió y miró su reloj-. De hecho ya tengo que irme, nos vemos mañana Andrew. -Jace se dio la vuelta y caminó rápidamente.

Al estar lo bastante lejos Agares cambió a su forma normal mirando al humano con asco y molestia, una voz se escuchó a su costado.

-¿Y me dices a mi que sea discreto? -Belia se burlaba a sus espaldas.

-¿Y me dices a mi que sea discreto? -Belia se burlaba a sus espaldas

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Jace entró a la casa encontrándose a Valtiel dormido en el sofá. Se acercó a despertarlo.

-Valtiel -habló fuerte pero Valtiel se hallaba profundamente dormido-. Valtiel. ¡Valtiel!

El demonio se despertó exaltado viéndole confundido.

-Jace, me asustaste. ¿Acabas de llegar? -pregunto aún somnoliento.

-Sí, y tú ya deberías estar listo.

-¿Para qué?

-¿Cómo que para qué? Recuerda que los vecinos nos invitaron a cenar.

-¿Sí vamos a ir? -preguntó el demonio luciendo decepcionado.

-Claro que vamos a ir, ya aceptamos la invitación -le recordó cada vez más exasperado.

-Pero no quiero ir. Seguro son súper aburridos, me voy a dormir durante la cena.

-No me importa, vístete más presentable. Yo iré a cambiarme -terminó Jace sin dejar que su novio siguiera quejándose como un niño.

Subió rápidamente la escaleras y buscó en su armario algo casual pero decente que vestir. Una vez vestido bajó las escaleras encontrándose a Valtiel mirándole con ojos de cachorro.

-No me mires así. ¿Estás listo?

-Sí, señor -murmuró Valtiel.

-Oye...

-Era broma. -Valtiel se acercó hasta él y sujetando su rostro le dio un dulce beso en los labios-. Iremos a la cena pero no nos quedaremos más tiempo, te extrañé todo el día y quiero tenerte solo para mí esta noche.

-Está bien -dijo Jace con una sonrisa, un poco más relajado que antes.

Ambos salieron de la casa, mientras Valtiel caminaba con tranquilidad hacía la casa vecina Jace no podía dejar de sentirse algo mareado y con ganas de vomitar.

PenumbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora