Capítulo 9: Portraits and Surprising requests

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Severus no podría haberse sorprendido más si lo hubiera intentado, un simple "Finite Incantatem" había desbloqueado el retrato del fundador. Dumbledore había perdido su toque, ¿en serio esconderlos con un hechizo que un primer año podía deshacer? Se había preparado para un largo día/noche de insomnio para conseguirlo. Su primer intento y bam, el retrato se había despertado, tan pronto como lo había hecho Salazar Slytherin entró deambulando presumiendo como si nada. Abrazando a todos los demás como si se tratara de familiares o amigos separados desde hace tiempo. Ver a ambos hombres abrazarse como hermanos hizo que Severus se sintiera perdido, durante tanto tiempo todos habían creído que se odiaban a muerte. ¿Por qué Dumbledore lo había permitido? Lo único que veía salir de ahí era que los Slytherins se unieran al bando del Señor Oscuro sin tener otra opción. La enemistad entre Slytherin y Gryffindor debía de haberla iniciado él, y eso lo dejaba completamente perplejo. ¿Qué pretendía Dumbledore? Dos guerras que pudo haber detenido y se negó a hacerlo, se sintió innegablemente traicionado. Por culpa de Dumbledore, su amistad y la de Lily se había resentido a causa del conflicto entre ambas casas. Se habían esforzado al máximo, pero el distanciamiento y que él tomara las decisiones que tomó... bueno, rompió su amistad en mil pedazos.

-¿Ruido de Magos?- murmuró Harry despertando con los ojos muy abiertos mientras miraba a su alrededor. Su cabeza se asomó por encima del sofá, la sorpresa entró en sus ojos verdes mientras miraba el retrato recién despertado. Harry se rascó distraídamente la cabeza mientras bostezaba, apenas podía creer que se cansara tan fácilmente. También le dolían mucho los músculos, teniendo en cuenta la cantidad de veces que había estado bajo la Maldición Cruciatus no era una sorpresa realmente.

-Hola, Harry Potter-, dijo el retrato de Rowena Ravenclaw, -Severus Snape-.

-Eso es un poco raro-, dijo Harry mirando el retrato de ella, tenía una tiara en la cabeza, y un hermoso collar de zafiros que hacía juego. Godric Gryffindor llevaba su espada, enfundada en su cintura, Salazar por supuesto tenía su collar puesto y un par de dagas atadas a su cintura también. No le sorprendió, esas eran las armas preferidas en su día.

Rowena se limitó a sonreírle con secreta diversión, como si ya supiera cómo se iba a desarrollar esta conversación.

-En efecto-, dijo Severus con ironía, un eufemismo si alguna vez había escuchado uno, -¿Qué se puede esperar de un vidente?-.

-Espera, ¿un vidente de verdad? ¿Como uno que ve las cosas que suceden y no sólo... lee hojas de té, cartas de tarot y da profecías?- preguntó Harry.

-Supongo que no has leído la historia de Hogwarts-, dijo Severus poniendo los ojos en blanco.

-Suenas igual que Hermione- murmuró Harry con los ojos llenos de exasperación e irritación.

-Realmente no te importa el mundo en el que estás ¿verdad? Si te importara estarías leyendo toda la información que pudiera caer en tus manos. No es de extrañar que seas un mocoso idiota y despistado-, dijo Severus, si el chico se limitara a leer algo en lugar de ir todo el tiempo medio loco no acabaría en situaciones complicadas.

-Sí, lo leeré entre la derrota de Voldemort y el intento de detener las manipulaciones de Dumbledore ¿de acuerdo?- respondió Harry secamente.

-¡Si no pasaras tanto tiempo metiéndote en los asuntos de los demás te las habrías arreglado muy bien!- dijo Severus.

-¡Si hubiera hecho eso, Voldemort habría vuelto durante el primer año!-, gritó Harry exasperado.

-Deja de decir ese nombre-, gruñó Severus.

-Son como un viejo matrimonio, ¿no?- dijo Salazar sonriendo de oreja a oreja, tan feliz de tener a sus compañeros de vuelta.

-¿Te recuerdan a alguien?- preguntó Helga sagazmente, hablando sobre todo con Rowena.

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-Oh sí, todos los días estaban al cuello del otro- dijo Rowena divertida a la que se le escapó una risita ante las miradas gemelas de indignación que llevaban ambos conjuntos.

-¡No lo hacemos!-, corearon cuatro voces masculinas al unísono.

-Si ustedes lo dicen queridos-, dijo Helga con un horrible tono de voz apaciguador, que hizo que todos quisieran sacarle los ojos.

Justo en ese momento un golpe sorprendió tanto a Harry como a Severus, aunque el maestro de Pociones no lo demostró. Era un espía, había tenido que perfeccionar todas sus reacciones o morir. Levantándose, hizo levitar el retrato hasta su dormitorio y la puerta se cerró con un chasquido. Una vez que estuvo a salvo de la vista, abrió la puerta y sus cejas desaparecieron de la vista. Nymphadora Tonks estaba allí, con un aspecto extremadamente incómodo y, si no se equivocaba, un poco reticente. Dumbledore realmente había esperado que Potter se acostara con ella, y ella le estaba siguiendo la corriente. Merlín se sintió mal, no sólo mal, sino extrañamente muy reacio a dejarla cerca de Harry. Se aturdió hasta la médula cuando se dio cuenta de que quería al chico para él solo. Era un adulto, ¡pero aún así Severus le había enseñado durante seis años! ¿Cómo era posible que lo quisiera? Sin embargo, sabía lo que le atraía, esos ojos verdes y el poder que el chico tenía dentro de su estructura de bajo peso. Siempre se había sentido atraído por el poder, lo atraía aunque tenía suficiente gusto para no querer a Dumbledore o a Voldemort gracias a Merlín, o realmente se habría suicidado allí mismo.

-¿Sí?- dibujó Severus, arqueando una ceja, sus labios se movieron mientras ella se quedaba allí extremadamente incómoda. No estaba dispuesto a ayudarla, ni siquiera a dejarla entrar en sus aposentos.

Tonks se lamió los labios secos, su estómago se apretó al ver a Snape, había sido enseñada por él y aún no se había librado del miedo que le inspiraba. Sin embargo, era bueno para una cosa, hizo que Moody diera menos miedo cuando ella se había unido al cuerpo de aurores. -¿Está Harry aquí?-.

-Efectivamente, ¿qué quieres?- preguntó Severus disfrutando de hacerla retorcerse inmensamente. Notando distraídamente que Harry no había mostrado su rostro, se escondía detrás del sofá sin dejar ver que estaba allí. Severus no podía culparlo realmente, lo que Dumbledore les pedía a ambos lo asqueaba por completo. Era una persona adulta, debería saberlo.

-¿Puedo hablar con él, por favor?-, preguntó en voz baja, pareciendo que deseaba estar en cualquier lugar menos allí.

Harry cerró los ojos, rogando que Snape se apiadara y no la dejara entrar en sus aposentos. No quería tener que decirle nada. Tendría que ponerse desagradable; lo sabía, ella no se iba a ir así como así. Dumbledore le había ordenado hacer algo; ella haría lo posible para que se cumpliera. Toda la Orden era así, esforzándose por conseguir la aprobación de Dumbledore, siendo conducidos como cachorros. Algo que él mismo había sido, hasta que fue secuestrado en su propia casa, bueno, en realidad empezó antes. Cuando Dumbledore le había obligado a volver a casa de los Dursley cuando lo había confesado todo. Sin embargo, cuando se lo llevaron y mataron a los Dursley, eso fue la gota que colmó el vaso.

-Entra-, espetó Severus.

Harry se sintió desinflado, no podía creerlo, y eso que había pensado que al menos habían llegado a un entendimiento. Más tonto él, se desahogó con amargura, estaba tan acostumbrado que no debería sorprenderse. Nadie parecía querer dar la cara por él; tenía que hacerlo todo solo. Como siempre lo hacía al final solo. Ya fuera volviendo a casa de los Dursley o cuando empezaban las burlas o peor aún enfrentándose a Voldemort. Solo. Solo. Solo. ¿Estaba tan mal, por una vez, que Harry quisiera que alguien cuidara de él? ¿Que lo pusiera en primer lugar antes de todo lo demás? ¿Y por qué había pensado que Snape lo haría? Era un completo idiota.

-¿Estás aquí por orden de Dumbledore, supongo?- preguntó Severus, con la voz tan llena de asco que Harry sintió que le volvía la esperanza.

-¿Lo sabes?- preguntó Tonks desconcertada por el asco de Snape. Si sabía lo importante que era para su mundo, ¿por qué estaba en contra? Estaba realmente sorprendida por ello; Snape parecía ser el que más se pronunciaba a favor de acabar con la guerra. Si ella hubiera sabido lo que él sufría en cada reunión, tal vez lo habría entendido mejor.

-Puedo aventurar una conjetura-, dijo Severus con amargura. -Ya puedes darte la vuelta y salir con tu orgullo intacto-.

-¡Mira Snape, no tiene nada que ver contigo!- espetó Tonks a la defensiva.

-Sabes lo poderoso que es, ¿no? ¿Esperas ganar algo de magia cuando te acuestes con el chico? Un chico que aún no ha cumplido los diecisiete años-, se burló Severus mirándola directamente a la cara, con los ojos brillando amenazadoramente. -El sobrino/ahijado de tu propio novio. ¿Estás tan desesperada por la aprobación que arriesgarías tu carrera cuando se sepa? Y créeme que me aseguraré de que así sea-.

Tonks se estremeció ante la diatriba que salía de la boca de Snape, enrojeciendo de vergüenza él lo sabía, apenas podía creerlo. Remus aún no lo sabía y ella temía decírselo.

-Ah-, dijo Severus con conocimiento de causa. -Vete-.

-¡Es la elección de Harry!- espetó Tonks.

-Efectivamente-, dijo Severus sonriendo con malicia, -Quizás él consiga llegar a ti más rápido. Potter!-.

Tonks se sobresaltó, mirando a Snape con recelo, parecía demasiado engreído para su gusto.

Harry fortaleció su decisión, preparándose para la confrontación que se avecinaba. Los Weasley habían sido los únicos en creerle cuando les había contado que Dumbledore sabía de sus abusos. Lo que significaba que había creído a Dumbledore, y le había vuelto a creer cuando había ordenado esto. Sentándose hizo que Tonks jadeara y se pusiera blanca como la leche, él podía imaginar los pensamientos que pasaban por su cabeza "¡Él lo había oído todo!", probablemente el más destacado.

-Puedes ir a Dumbledore y decirle que se meta su oferta- dijo Harry con seriedad, apenas podía creer lo que estaban tramando.

-Harry, esto es importante, no escuches lo que dice Snape, te ayudará a derrotar a Quien Tú Sabes- dijo Tonks seriamente.

-¡Piérdete!- dijo Harry burlándose con incredulidad. -Piérdete Tonks, no voy a dejar que me violes. No sólo en un patético intento de conseguir más magia para luchar contra Voldemort, no es que lo consiga si lo intentas. Le he dicho a Dumbledore dónde meterse, y te lo digo a ti. Dejame en paz o pueden luchar ustedes mismos en esta guerra-, el escalofrío habló por sí mismo.

Tonks se sonrojó mucho ante su elección de palabras. No fue una violación.

-Ahora-, dijo Severus secamente. Se sentía orgulloso de Harry, y se preguntaba interiormente si tal vez le había dicho a Dumbledore que se la metiera de verdad y que los dejaría luchar solos en la guerra. Si era así, estaba tentando a la suerte en lo que respecta a Harry.

-Bien-, dijo Tonks mordazmente antes de salir, dando un violento portazo a su paso.

-¿Le dijiste realmente algo de eso a Dumbledore?- preguntó Severus con curiosidad.

-Sí-, dijo Harry simplemente, antes de amortiguar otro bostezo.

-El baño está por ahí, tu dormitorio está justo al lado, a la izquierda, ve a lavarte y a meterte en la cama, estás agotado- dijo Severus.

-Lo haré- dijo Harry sofocando otro bostezo, Merlín estaba agotado. Se sintió reconfortado por la declaración de Severus. Normalmente iba seguido de "Poppy esto" o "Dumbledore aquello", como si necesitara una excusa. Alguien se preocupaba, y eso significaba mucho para él, Remus había sido hasta ahora el único que lo había hecho.

Severus miró fijamente al adolescente, incluso después de que éste hubiera desaparecido en el baño. El chico había hecho lo que le había pedido, sin protestar ni gemir, ni siquiera lo más mínimo. O bien estaba muy perturbado por lo que había sucedido, o bien estaba cansado. Tal vez fuera un poco de ambas cosas. En cualquier caso, esperaba que el chico volviera pronto a la normalidad.

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