[24] No quiero.

20.7K 1.5K 550
                                    

Isabela

Espero hasta la noche de ese día, pero Oscar no vuelve a llamar. Sé que no debo preocuparme, tal vez no pudo. Lo que no sale de mi cabeza es el nombre Estefany y no sé por qué, seguro solo es alguien de su trabajo. Aunque no puedo negar que al mencionar ese nombre algo cambió en su voz.

Estoy recogiendo mis cosas, porque Carol nos va a llevar a mí y a Celeste a nuestras respectivas casas. Emil y Alex están muy tomados para conducir, así que Carol dijo que se quedaran a dormir.

Celeste se sube en el asiento de copiloto y yo en el asiento de atrás. Las escucho discutir, pero yo estoy concentrada leyendo el mensaje que Oscar acaba de enviarme.

Oscar

"Disculpa que no te llamé más, es que recibí una visita de una vieja amiga. Pero trataré de llamarte mañana".

¿Vieja amiga? ¿Por qué esto me da un mal presentimiento?

No, no me pondré a hacer locas teorías en mi cabeza. Solo es una amiga.

Yo

"Tranquilo, entiendo".

Después de eso, pongo atención a la conversación que tienen Carol y Celeste.

—Estás loca, ¿por qué hiciste eso? —cuestiona Carol.

—¿Qué tiene de malo eso? —exclama Celeste.

—Está mal, si él terminó con ella fue por algo —expone Carol.

—¿Qué pasa? —pregunto introduciéndome en la conversación.

—Celeste acaba de entrometerse donde nadie la llamó —espeta Carol.

¿Por qué está tan enojada?

—¿Qué te pasa? ¿Por qué te afecta tanto eso? Tú siempre andas entrometiendo en las relaciones de los demás —expresa Celeste.

Sé que me voy a arrepentir de esto.

—Es cierto —digo.

—¿La apoyas? —pregunta Carol indignada—. Dile qué hiciste.

—A Isabela no le importa la vida de mi hermano.

¿Su hermano?

—Dile —exige Carol.

Celeste suelta un suspiro antes de hablar.

—Es que Oscar está en Londres unos días y le he escrito a su exnovia para que vaya a verlo.

Sin palabras.

—Excelente, ¿no?—exclama Carol.

—Su exnovia —digo aún procesando la información.

No me digas que es...

—Sí, se llama Estefany, es divina —expresa Celeste emocionada—. Ellos son el uno para el otro, pero terminaron porque Oscar es un idiota.

Carol me mira a través del retrovisor, dándome a entender que no le de importancia, pero ¿cómo no le voy a dar importancia? Sé que ahora están juntos. ¿Será que por eso no me volvió a llamar? Porque está con ella.

—Si quiso terminar con ella, tuvo razones. Tú no tuviste que entrometerte —dice Carol aumentando su tono de voz—. Esa chica es insignificante para él, ya no existe.

—No es insignificante, se iban a casar  —informa Celeste.

Espera, ¿qué? ¿Casarse?

Carol estaciona el auto a un lado de la carretera.

También te gustarán

          

—¿Qué haces? —cuestiona Celeste.

—No puedes decir eso así y pensar que podré seguir manejando —expresa Carol—. ¿Cómo que casarse? ¿Cuándo? ¿Por qué no me enteré? No hubo fiesta de compromiso, y si hubo, ¿por qué no me invitaste? —Golpea el hombro de Celeste varias veces.

—Basta —dice Celeste para que Carol deje de golpearla—. No te invité porque no hubo fiesta.

—Vamos, Celeste, tu mamá hace fiestas solo porque sí. ¿No le iba...?

—Es que no lo saben —dice Celeste interrumpiéndola—. Solo lo sabemos Ángel y yo. Se suponía que Oscar iba a informarlo en la Navidad pasada a toda la familia. Pero terminaron antes de eso.

—Pero... —expresa Carol, pero Celeste no la deja hablar.

—Y no sé por qué te enojas tanto. Solo hice lo que consideré mejor, él va a pasar toda su vida solo por causa de su trabajo y solo quería que Estef estuviera para él. Sé que no la ha olvidado, aunque él quiere convencerse de eso. ¿Qué tiene de malo que quiera ver feliz a mi hermano? —expresa ella.

—Nada —respondo—, es dulce que hagas esto por él.

Ninguna de las tres dice nada más y Carol vuelve a poner el auto en marcha. Primero lleva a Celeste a su casa y luego a mí.

—Isa, lo siento —dice ella al llegar a mi casa.

—¿Por qué?

—Sabes por qué. —Su mirada está en el volante.

Sí, lo sabía. Ambos sabemos que si ella no hubiera insistido tanto, lo mío con Oscar se habría acabado el sábado. Sé que no debería permitir que me afecte tanto, pero lo hace, tal vez solo soy una distracción para él. Así que sí, me siento usada y ¿traicionada? Ya ni sé.

—No creo que Oscar... —No la dejo terminar

—Hablamos mejor mañana —digo y no espero su respuesta, me bajo del auto.

Sé que si comenzamos a hablar sobre eso, terminaré llorando, y no quiero hacerlo, por lo menos no delante de ella. Sé lo patética que me vería.

Desde que llego a mi habitación, me tiro sobre mi cama y pongo a Olivia Rodrigo de fondo. Eso es suficiente para que las lágrimas comiencen a brotar. Sé que no debería estar llorando por un chico que apenas conozco, literalmente solo tenemos cinco días intentado lo que sea que sea esto, y de lo único que estoy segura es que esto no es una relación.

Pero es que todo ha sido tan intenso a su lado, que juro que el tiempo que hemos compartido se siente muchísimo más largo de lo que es en realidad. Por esa razón siento mi pecho arder, mi nariz húmeda y mis ojos inundados. Me siento miserable, porque sé que existe la posibilidad de que todo se acabe. Así que no me culpen por estar así, además, después de todo, son mis lágrimas, y si quiero llorar, puedo hacerlo.

 Así que no me culpen por estar así, además, después de todo, son mis lágrimas, y si quiero llorar, puedo hacerlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Algo Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora