Flufftober Kiribakushima 2021

Día 22- Culpa | kiribakushima

Pov Omnisciente

Se odiaba.

Quizás más de lo que cualquiera lo haría.

Quizás más de lo que cualquiera ya lo hacía.

Quiero decir, por su culpa el pelirrojo estaba allí.

Por su culpa el pelirrojo estaba así.

Dios él... él ya no sabía que hacer o pensar.

No sabía cómo actuar, no sabía nada. Él simplemente quería desaparecer de allí. Quería dejar de existir. No quería seguir pensando que él había sido el causante de que el pelirrojo hubiese estado en estado crítico y, para variar, que justo ahora estaba en coma.

Los médicos no sabían cuándo despertaría, y él se estaba muriendo del miedo y la ansiedad que sentía.

¿Qué haría ahora? No lo sabía.

Él solo quería morirse. Él en lugar de su amigo. Él en lugar del grandioso héroe Red Riot.

Quería regresar el tiempo, reiniciar toda su vida si es que eso era posible. Quería hacer las cosas otra vez. Una vez más. Quería hacer mejor las cosas. No arruinarlas tanto esta vez.

Quería... quería ser mejor.

Tal y como le decía el pelirrojo todos los días que lo era.

"¡Eres grandioso!" le había dicho desde el primer instante en el que se conocieron "Eres varonil, valiente e increíble" solía gritarle emocionado, con su voz feliz y orgullosa. Con sus ojos brillantes y con una energía que siempre se preguntada de dónde demonios sacaba.

Y ahora... ahora daría hasta su alma al mismísimo demonio por escucharlo decir, aunque sea una de esas tonterías que, pese a llamarle idiota después de cada una de ellas, siempre le sacaban, aunque sea, una diminuta sonrisa.

Ahora daría lo que fuera por ver el brillo en los ojos del menor. Ahora daría lo que fuese por recibir uno de sus abrazos, por escuchar su risa y su voz.

En esos momentos daría lo que fuese por simplemente estrecharle la mano.

En ese momento quería regresar el tiempo y regresar a hace tan solo unas horas atrás. Regresar al momento en el que el pelirrojo había recibido todo el daño que ahora le tenía en aquella camilla de hospital.

Quería regresar el tiempo. No importaba si era a su niñez, a antes de nacer, antes de conocer a aquel joven maravilloso que, en aquel momento, pensaba querer demasiado.

No importa a qué momento de su vida regresara, él solo quería evitar tanto daño hacia el menor.

En toda su vida se había arrepintiendo de mil y un cosas. En su conciencia vivan mil y un cosas que solían atormentarle y que le solían quitar la paz metal; pero ninguna de ellas se asemejaba a lo que en aquel momento sentía.

Ninguna le quitaba tanto la paz como se la estaba quitando en aquel momento lo sucedido con el pelirrojo.

Ni siquiera había dormido desde lo sucedido. No había comido o se había despegado del lado del otro chico. Sus amigos y compañeros comenzaban a preocuparse por él.

Suficiente tenían con la preocupación que sentían hacia el pelirrojo, pero esa misma preocupación les hacía entender, aunque sea un poco, al rubio.

Aquel chico que no dormía, no por no tener sueño, no por no querer dormir, descansar y desaparecer de todo aquello, aunque sea, un solo segundo; sino más bien porque, aunque lo intentase, no lograba cerrar los ojos sin que su mente se callase. Sin que su mente le recordara todo lo que estaba viviendo.