Capítulo 5: apuesta

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Capítulo 5 : Apuesta

—¿Por qué sigues acá? —preguntó ella tratando de controlar su respiración.

—Por el mismo motivo que tú Nube de leche —contestó Bastián alejándose y examinándola.

—¿Nube de leche? —arqueó una ceja

—Ahora eres amargura en todo su esplendor, pero sigo acá por la misma razón que tú —dijo desafiándola con la mirada.

—Me caes súper mal, eres demasiado arrogante incluso para tu gusto.

Ariel suspiró profundamente, sin saber si reír o seguir con el papel de "amargura en todo su esplendor" como él decía. Sentía una mezcla de emociones que le hacían tambalearse entre la frustración y la curiosidad.

—No sé por qué pierdo mi tiempo contigo —replicó, fingiendo fastidio mientras tomaba una taza vacía y comenzaba a limpiarla con un paño. —Cuando el señor "Yo soy tu nuevo socio" decida irse, nos vamos —dijo tratando de mantener la calma. Lo único que quería era llegar a casa y descansar, pero parecía que alguien estaba decidido a interferir en sus planes

Bastián se encogió de hombros, sin perder la sonrisa divertida que parecía permanentemente dibujada en su rostro.

—Quizás porque no tienes nada mejor que hacer —dijo él, acercándose un poco más, apoyando sus codos en el mostrador, invadiendo su espacio personal—. O tal vez... porque te intrigo.

Ariel dejó escapar una risa sarcástica, sin levantar la mirada de la taza que estaba limpiando con una energía que delataba su nerviosismo.

—¿Intrigarme tú? Por favor, no te sobrevalores. Tengo mejores cosas que hacer que perder el tiempo con alguien que se cree el centro del universo.

Bastián la miró con una mezcla de admiración y desafío. Esa mujer tenía una forma de plantarse frente a él que no había experimentado antes. Y eso, lejos de alejarlo, lo atraía aún más.

—Entonces, ¿por qué te sonrojas? —preguntó con voz suave, casi un susurro, inclinándose aún más cerca de ella.

Ariel detuvo su limpieza abruptamente, sintiendo cómo el calor subía por su cuello y se asentaba en sus mejillas. Maldición, pensó. ¿Por qué tenía que ser tan transparente?

—No lo hago —replicó ella rápidamente, dándole la espalda y fingiendo que organizaba unos frascos en un estante alto—. Solo está haciendo mucho calor.

Bastián soltó una carcajada genuina, disfrutando del pequeño triunfo.

—Claro, hace un calor infernal —bromeó, mientras observaba cómo Ariel luchaba por mantener la compostura.

Un silencio incómodo se apoderó de la cocina. Ariel, decidida a cambiar de tema, se giró y lo miró con determinación.

—Bien, ya que estarás trabajando aquí esta Navidad, debes seguir nuestras reglas —dijo con tono firme—. No estamos aquí para divertirnos, es un negocio, y si no puedes seguir las normas, será mejor que te vayas ahora mismo.

Bastián alzó las cejas, sorprendido pero divertido por su repentino tono de jefa.

—Oh, ¿ahora me estás dando órdenes? —respondió, disfrutando del juego.

—Exacto —contestó Ariel sin vacilar—. Y la primera regla es: nada de bromas pesadas ni comentarios arrogantes. Este es un lugar de trabajo, no tu patio de juegos.

Bastián la miró intensamente, como si estuviera evaluando cada palabra que decía. Luego, lentamente, asintió con la cabeza.

—De acuerdo —aceptó—, pero a cambio, yo también tengo una condición para ti.

Ariel frunció el ceño, sospechando que lo que fuera a decir no sería algo que le gustara.

—¿Qué condición? —preguntó, con una mezcla de desconfianza y curiosidad.

—Tienes que preparar para mí el mejor cappuccino de Navidad cada mañana, antes de que abras el café a los demás —dijo él, inclinándose más cerca, su voz suave pero firme—. Será nuestra pequeña apuesta personal... Y si no logras hacerlo perfecto, cada día que falle, tendrás que cumplir con una petición mía.

Ariel sintió su corazón acelerarse. Por alguna razón, el tono de desafío en su voz la hacía querer aceptar solo para demostrarle que podía ganar cualquier apuesta.

—De acuerdo —dijo ella finalmente, cruzando los brazos frente a su pecho—. Pero prepárate para perder todos los días, porque mi cappuccino es insuperable.

Bastián sonrió ampliamente, complacido con la respuesta.

—Eso está por verse, Nube de leche —replicó con una chispa de diversión en sus ojos grises.

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2024 ⏰

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Capuccino Navideño © COMPLETA EN DIC 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora