Capitulo Seis

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Mala suerte

Briella:

Luego de ese beso, caminamos hasta la salida en silencio. Pierre nos miró con un extraño gesto al vernos tan serios.

— ¿Se te quitaron las ganas de pelear, fierecilla? — Preguntó divertido.

— Discutir con idiotas es como hablarle a la pared. No pienso malgastar mi saliva en ustedes. — Dije con una amplia sonrisa en los labios —. ¿Nos vamos?

— Voy a matarte antes de terminar mi plan. Consumes mi paciencia.

Mi habilidad para enfurecer a Pierre, superaba cualquier límite imaginable y pesar de que me asustaba, sabía bien que no podía ponerme un dedo encima si quería que su plan marchara correctamente.

Caleb no me miró en todo el camino de vuelta a la mansión Lavaux y yo lo agradecí. Tenía bastante cargo de conciencia ya, con saber que me había dejado besar por el hijo del hombre que quería ver a mi padre pudrirse en la miseria. No podía buscarle una justificación a mi comportamiento, quería que Caleb me besara. ¿Por qué? No lo sé.

Al llegar a la mansión, Pierre encomendó a Malcom que me llevase de vuelta a mi "Casa de seguridad" que para mí no era más que una prisión. Durante el trayecto por el sendero, el escolta se veía inquieto, evidentemente quería contarme algo.

—Cuéntame que sucede. Creo que ya no hay nada más que pueda romperme. — Hablé consternada.

— No subestimes la capacidad de Pierre Lavaux para acabar con las vidas ajenas. — Respondió en un hilo de voz —. Mañana te van a dar una orden muy clara. Te pido que te mantengas serena en todo momento, yo no te voy a dejar sola. ¿Vale?

— ¿Qué orden? — Pregunté.

— No puedo decir nada al respecto Briella, confórmate con saber eso. Necesito que mañana estés fuerte, descansada física y mentalmente.

— No puedes pensar que luego de decirme esto, yo voy a poder descansar algo. — Solté furiosa —. Estoy harta de que todos ustedes jueguen conmigo. ¡Dios! Creo que voy a perder la cabeza.

— Briella estoy intentando ayudarte. — Respondió haciendo acopio de su paciencia.

— ¡No! No estás intentando ayudarme. Estas cumpliendo las órdenes de tus superiores. ¿Recuerdas?

— Esta vez estoy violando las órdenes y ando de bocazas, algo que me puede costar el empleo y la vida también. — Espetó perdiendo la tranquilidad.

— Mira, no te preocupes. No arriesgues más tu vida por mantener la mía. Bastante hiciste esta noche que no me delataste. — Pasé las manos por mi cabello buscando calma —. Vuelve con tu jefe, déjame caminar esto que queda del trayecto sola. Después de todo lo que he pasado hoy, ya no tengo energías para otro intento de escape. — Apuré mi paso, dejándolo de pie en el lugar.

— Pierre te va a enviar a Los Ángeles. — Su comentario detuvo mi marcha en seco.

— ¿A casa?

— Sí... te... te van a enviar a que mates a Bruce.

El pecho se me comprimió y juro que sentí como caía cada pedacito de mi corazón. Mis pies fallaron y terminé de rodillas en el arenoso sendero.

— ¡Briella! — Malcom corrió hacia mí para ponerme de pie.

— ¡No me toques! ¡Aléjate! — Cubrí mi cara con las manos y lloré.

Un remolino de emociones se fue creando en mi estómago. Enojo, ira, coraje, decepción y ganas de morir. Mi hermano no merecía la muerte, ni yo merecía matarlo.

Sin Retorno [Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora