C A P Í T U L O
"59"
━━━━━━༺ꕥ༻━━━━━━E V A N I A
Me quedé en silencio.
Aquello no me lo esperaba. En realidad, tenía en mente una reacción muy diferente por parte de él.
—¿Hablas en serio?—lo miré a los ojos queriendo confirmar si mentía o no, pero parecía decir toda la verdad.
Urko seguía cruzado de brazos con una de sus cejas enarcadas, mirándome a los ojos.
—¿Me ves jugando?—respondió borde—. Ya te lo he dicho, solo por esta vez lo repetiré. Arrodíllate, pedirás perdón de una manera diferente y no te estoy preguntando.
—No creo que sea apropiado.—intenté rechazarlo.
—¿Me importa?—se encogió de hombros—. Es mi fiesta también y se hace lo que yo diga, y si quiero que te arrodilles pues te arrodillas. Ahora.
Bueno, mi parte masoquista quería hacerlo. Claro que sí, pero no sabía si esto cambiaría algo las cosas entre nosotros y tampoco buscaba hacerme falsas ilusiones, no quería sentirme utilizada.
Sin embargo me sorprendí cuando me dejé caer de rodillas frente a él con la cabeza gacha. Ok, eso ni yo me lo esperaba.
—Desabróchame el cinturón.—ordenó.
Acerqué mis manos y lo hice, desabroche el cinturón y aguanté la respiración cuando vi aquel bulto crecer, se sentía extraño. Pensé que jamás volvería a estar en una situación así de íntima con ellos, oh bueno, con alguno de ellos.
—Ya sabes que hacer.—me miró desde arriba.
Me limité a bajar su ropa interior y volver a ver su gran y prominente erección. Pasé saliva y me quité los guantes dejándolos a un costado de mi cuerpo, acerqué mis manos y comencé a acariciar su falo con un poco de nerviosismo.
Hace tres años no hacía esto.
Urko mandó su cabeza hacia atrás y agarró mi cabello convirtiéndolo en una coleta. Mandó mi cabeza para atrás y me miró a los ojos.
La vista era jodidamente excitante.
—Chúpala.
Abrí mi boca y me acerqué el miembro a la boca, le di un primer lengüetazo mientras que con una de mis manos comencé a masajear sus bolas algo hinchadas.
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Secrets and Lies
General Fiction«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»