Día 16

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— Sabes, lo que estás haciendo puede considerarse como un secuestro — dice Senju mientras que comía un helado de chocomenta y caminaba por la orilla de la playa.

Mikey que estaba comiendo un dorayaki, la mira curioso, terminando de comer el pedazo que tomo del dulce de frigoles rojo y le pregunta el motivo de su comentario.

Senju se acerca y lo señala con su helado a medio derretir — Porqué no me dijiste nada y solo me ordenaste que me subiera a Kamikaze-san, tenía una reunión con las compañeras del colegio para hacer una tarea.

Mikey baja la paleta y sonríe, aún le causada risa que Senju respetará más a su apreciada moto que a él mismo — Pudiste, decirme que no — le responde, para después seguir caminando por la orilla de la playa.

Ve como Senju voltea los ojos y bufa — Como si una vez en tú vida, aceptarás un no como repuesta, te conozco Sano. Tú siempres haces lo que quieres.

— Vamos, quiero ir a los juegos mecánicos antes de que cierren — fue la simple repuesta que recibió por parte de Manjiro, para después seguir caminando a la orilla del mar, hasta regresar donde se encontraba su moto.

— ¿En verdad tenías que hacer un trabajo? — pregunta Manjiro llegando a la Kamikaze y ayudando a Senju subir en ella.

— Si, pero siempre puedo hacer el trabajo sola. Cuando nos reunimos,  es para escucharlas hablar mal de los profesores o cuál de ella tienen al novio más lindo. Neuronas y oxígeno desperdiciados en ellas, no sé en que estaba pensando Takeomi al inscribirme en un colegio para puras jovencitas.

Mikey enciende la moto y comienza a manejar, mientras que escuchaba a Senju quedarse del colegio y su familia. Aunque no lo demostraba, le causaba gracia las quejas de la más joven. Sobre todo, porque sentía que podía tener un momento de normalidad y donde el tiempo se detenía, donde no eran los líderes de dos pandillas más fuerte y peligrosa de todo Japón. Aunque si sus planes seguían en marcha, tal vez muy pronto esas dos pandillas formará una sola teniendo a Senju de su lado.

— Mikey no me estás escuchando — dice Senju cuando Mikey se detiene al ver el semáforo rojo.

— Estabas diciendo que encontraron dos profesoras besándose en un salón de clase y después las despidieron. ¿Eso no es algo homofobico? — pregunta Mikey, mirando la carretera y sintiéndo algo de taquicardia cuando Senju lo abraza por el torso. Y aunque no la viera estaba seguro que estaba haciendo un puchero, menos mal que no la podía ver por los momentos, porqué  muy a su pesar los pucheros de Senju eran demasiados adorables.

— Los directivos no están en contra de eso, el detalle es que todas las profesoras de mi colegio son monjas.

Mikey tuvo que morderse la lengua para no reír, tratando de calmarse y seguir manejando para continuar con su cita y también para no dejar de escuchar las ocurrencias que le pasaban a Senju.

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