Capítulo 08

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No lo podían creer, del otro lado de aquellos arbustos espesos, había toda una civilización. Cientos de indígenas danzaban alrededor del fuego mientras sonaban los tambores. Todo allí era realmente colorido. Por los alrededores habían niños correteando y muchos adultos estaban usando máscaras de madera talladas con forma de diferentes animales. 

A YoonGi le llamó la atención una peculiar figura. Era un chico cuya tez era tan blanca, que resaltaba entre todas, llevaba una máscara de madera con forma de guepardo y en su torso desnudo había inscripciones con pintura de color rojo fuego. Este miraba todo al rededor y era uno de los pocos que no bailaba. Siquiera parecía prestarle atención a las muchachas que danzaban delicadamente a su alrededor completamente desnudas.

La atención que todos le prestaban era tal, que en seguida le hizo pensar a YoonGi que se trataría del jefe de la aldea o al menos, alguien importante. 

—¿Cr-creen que serán amigables? —susurró HoSeok.

Pero ninguno de los allí presentes alcanzó a responder, pues tras voltear, se toparon con un grupo de indígenas apuntándoles con sus lanzas.

—¿Querías saber si eran amigables? Aquí tienes tu respuesta —respondió YoonGi con evidente sarcasmo.

 Instintivamente, Jin tomó la mano de JungKook y la apretó con fuerza, quería protegerlo inútilmente. 

Los salvajes comenzaron a mover las lanzas hacia ellos, como si estuviesen indicándoles que avanzaran mientras levantaban sus voces en un idioma desconocido.

—¡Por favor, no nos hagan daño! —rogó SeokJin. 

Los primitivos continuaron moviendo sus lanzas y pinchándolos con ellas suavemente, lo suficiente como para que los siguieran.

Los cuatro hicieron caso, temerosos, comenzaron a avanzar precedidos por el filo de las lanzas.

En breve, se adentraron a aquella aldea repleta de casas hechas con troncos de madera y piedra, había más de cien a simple vista, todas alrededor de fogatas encendidas con peces asándose y cueros de jabalíes secándose.

«Al menos no son caníbales» pensó YoonGi mientras observaba atentamente todo a su alrededor.

Cada uno de los salvajes que aparecía en sus caminos, se los quedaban viendo asombrados.

Uno de ellos volteó y tras pronunciar una palabra en su lenguaje; la cual no había sonado para nada amable, los empujó al suelo.

Allí los amarraron y los arrastraron prácticamente hasta un poste de madera.

Esperaron lo peor mientras estaban siendo observados por cientos de ojos curiosos y amenazadores. 

En ese momento, frente a ellos, apareció el salvaje que YoonGi había contemplado minutos antes, quien llevaba una máscara tallada de madera, simulando la figura de un guepardo.

Todos hicieron una reverencia ante aquel que se acercaba con aires de grandeza, evidenciando finalmente que se trataba del jefe de la aldea. 

¡Cuanto se sorprendieron en cuanto el supuesto jefe se sacó la máscara!

No era más que un joven, casi podían jurar que tenían la misma edad. Pero ello no era todo. Este se veía exactamente como ellos, los mismos ojos rasgados, de similar contextura, casi podían jurar que era coreano también. 

¿Cómo había llegado un joven a ser el líder de salvajes primitivos en una isla desierta?

—Nos van a comer —balbuceó HoSeok entre lloriqueos. 

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Jin no podía disimular su miedo, el cuerpo le temblaba tanto que JungKook, lo miró a los ojos y le susurró que no iba a permitir que nada malo le pasase. Aunque sabía que no estaba en sus manos cumplir aquella promesa.

Luego de que los tambores se acallaran y surgiese un silencio sepulcral, el jefe de la aldea les hizo una pregunta la cual evidentemente no lograron entender, pues fue dicha en su idioma primitivo.

A pesar de ello, HoSeok intentó comunicarse.

—Tormenta ¡grande!, en paz venir —dijo con exageración.

El jefe hizo una seña y en seguida comenzaron a revisarlos. De sus bolsillos sacaron una navaja, dos encendedores y un paquete de cigarrillos.

—Eso para fumar ser —continuó HoSeok, pero sus amigos en seguida lo mandaron a callar. 

El joven observó los cigarrillos por un momento, luego los olió e hizo una mueca, como si no le hubiese gustado el olor. Debido a ello, los rompió y arrojó a una de las fogatas que estaban cerca de allí.

YoonGi se lamentó a causa de sus cigarrillos y emitió un chillido ahogado. 

—¿En serio? Estamos atados frente a salvajes que no sabemos si están a punto de comernos o encoger nuestras cabezas ¿y tú lamentándote por tus vicios? —JungKook estaba consternado.

En seguida, el joven emitió de nuevo sus palabras pero esta vez en un tono de voz demasiado dulce para la ocasión. No parecía estar diciendo una sentencia de muerte, más bien parecía estar dándoles la bienvenida.

Luego, hizo una seña para que dejasen de apuntarlos con las lanzas y los desataran. 

—Jimin —dijo señalándose así mismo. 

Los cuatro estaban demasiado absortos observando al grácil jovencito. La situación rayaba lo descabellado, tenían tantas preguntas en sus cabezas.

Jimin sonrió y le dijo algo a uno de los que estaban allí. Luego les hizo una seña a los amigos para que lo siguieran.

Este comenzó a caminar y los guio hasta una de las viviendas, allí los esperaba todo un festín. ¿Es que ya sabían de su presencia? Tal vez desde el primer día que habían llegado, pues no parecían estar sorprendidos.

HoSeok manoteó un pedazo de lo que parecía ser pan de maíz pero YoonGi lo golpeó en la mano.

—No, mira si está envenado.

Jimin miró a YoonGi y frunció su ceño.

—Comida, no veneno —dijo en un coreano que al parecer se le dificultaba hablar.

Todos allí se quedaron estupefactos.

—Discúlpalo. Muchas gracias por estos alimentos —dijo Jin tras aclararse la garganta, y para no ser más descortés, comenzó a comer. Los demás no tardaron en hacer lo mismo.

—¿Cómo es que hablas coreano? —se atrevió a preguntar JungKook.

—No, no hablar. Comer.  

Una vez habiendo dicho esto, Jimin volteó y abandonó el lugar. Desde adentro podían ver cómo les daba órdenes a los demás salvajes que estaban esperándolo afuera.

—Esto es tan extraño, no me fío de ellos —musitó JungKook en voz baja por temor a que alguien afuera pudiese entender.

—Es que no debemos hacerlo, no podemos confiar. Pero tampoco podemos ser descorteces, lo menos que queremos es hacerlos enojar —respondió Jin.

—Pero ese tal Jimin no aparenta ser malo, el hecho de que hable coreano y que estemos relativamente cerca de Corea, me hace pensar que también fue víctima de un naufragio. Sin embargo, no le hicieron daño, es más, terminó teniendo autoridad sobre ellos. Tal vez suceda lo mismo con  nosotros —musitó YoonGi muy seguro de sus teorías.

—Hace dos segundos creíste que nos iban a envenenar —comentó HoSeok con una expresión de incertidumbre.  

—Hace dos segundos no había visto lo hermoso que realmente era el líder de esta aldea.

El contrario suspiró con indignación. Su amigo era un caso perdido. 

—¿Hola? ¿Olvidaron que hacen sacrificios humanos? —masculló  el menor de los cuatro.

—No puedes juzgar. Lo mismo pasa en China ¿A caso no hay pena de muerte? Solo que aquí no tienen electricidad para la silla eléctrica, solo tienen sus machetes —intentó razonar YoonGi.

Todos lo observaron con extrañeza.


El Yoonmin me da vida

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⏰ Last updated: may. 10, 2022 ⏰

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On the Island || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora