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Jack

Al despertar me frote los ojos con calma, me encuentre a Peter observándome con una sonrisa pícara. Peter había agarrado el hábito de colarse en mi cama a mitad de la noche, a veces se dormía rápido, otras me hablaba sin parar hasta que debía regañarlo para que se callase y de vez en cuando llegaba demasiado amoroso y no podía resistirme a eso.

Me senté en la cama.

—Buenas... —Saludo con voz ronca.

Le observe bien, sintiéndome intimidado por su mirada y voz

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Le observe bien, sintiéndome intimidado por su mirada y voz. Volví a esconderme en las sabanas, avergonzado de sonrojarme con eso. Él se burlo de mí con su habitual risa, la que era ruidosa pero encantadora.

Yo no entendía como podía seguir normal después de saber que dentro de dos meses me iría a ee. uu para estudiar, lo que significa que podríamos terminar...

Pero supongo que lo hacía porque no había más opción. Después de todo no es como que estas oportunidades lluevan y tengo suerte de que esperen a que mi brazo mejore. No es fácil conseguir una beca deportiva.

Lo quería pero igual amaba el básquetbol. Quería quedarme y al mismo tiempo ir. Mi cabeza era un caos a pesar de ya saber cuál era la opción que debía escoger.

Se recuesto a mi lado.

—Deja de pensar en eso, aún tenemos dos meses, podemos hacer muchas cosas... —Se muerde el labio.

—¿Por qué siento que ya tienes planeadas muchas cosas pervertidas?

—Nunca hable de coger —Hablo peinando sus rulos hacia atrás, alargando su cuello, me doy vuelta para no mal pensar la situación, que era algo que me sucedía constantemente últimamente.

—aja.

Siento como se mueve en la cama, apoya su peso en mi espalda, siento un hormigueo cuando su respiración está cerca de mi oído.

—Pero igual hagámoslo —Susurro.

—Eres un cerdo.

Volteo a verlo ya sin ocultar mi sonrojado rostro.

—jaja, eres lindo ¿sabías? 

Apoyo su barbilla en mi pecho, pasando su dedos por mi rostro, otra costumbre de él.

—¿aun con...?

—Te hacen aún más lindo—le brillaron los ojos al decir eso.

Me acerco a él y lo beso. Primero es un beso lento y después voy llenándome de un poco más de seguridad. Y me hubiese gustado quedarme ahí un rato más, pero sonó mi alarma y tuve que ponerme de pie para ejercitarme un poco. Él maldijo la alarma volviendo a acostarse.

—Es fin de semana ¿Por qué te levantas tan temprano? —Se quejo.

—Pero si despertaste antes de que sonara.

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