La batalla entre Hyoga de Acuario y el Dios del Inframundo era brutal. Hyoga había comenzado lanzando unos cuantos ataques, todos ellos bloqueados por Hades, quien le había respondido con varios contraataques, golpeando varias veces al Santo Dorado.
-¡¡¡¡¡Aurora Execution!!!!!
-¡Cuántas veces vas a intentar eso Hyoga-chan!
-¡Cállate! ¡No me llames así!
-Oblígame
El ex Caballero de Bronce apretó sus puños, y con la mirada llena de ira se arrojó contra el dios, dándole en la cara.
-¡Ahora sí la hiciste Hyoga!
La familiaridad de Hades con el Santo de Acuario era aterradora, no se refería a ninguna otra persona por nombre propio, excepto tal vez, a Athena. Eso a Hyoga lo ponía nervioso y enojado; el primero, porque lo hacía darse cuenta de que todo este tiempo que había pasado con Shun, Hades había estado observando callado en la oscuridad; el segundo, porque sabía que el dios se jactaba de su omnipresencia en el cuerpo de Shun al llamarlo de esa forma, y a la vez porque entendía que, si Hades había estado consciente de las acciones de Shun todo el tiempo que permaneció sellado, entonces el ex Caballero de Andromeda estaba al tanto de todo en estos momentos.
La pelea se tornó física, ya no solamente se atacaban con el poder de sus Cosmos, ahora también se asestaban patadas y puñetazos. Hyoga iba perdiendo.
En algún momento Hyoga salió disparado, aterrizando forzosamente sobre su espalda.
-Aaahh- se quejó, intentó incorporarse, y al hacerlo vio a su compañero, Shiryu de Libra, quitándose de encima a varios Espectros mientras buscaba el colgante desesperadamente.
-¿Y-ya... ya lo encontraron?- gritó apenas con fuerzas el Caballero de Acuario.
-¡No, lo siento! ¡Rozan Hyaku Ryūha! ¡Aguanta un poco más Hyoga!- le respondió a gritos el ex Dragón.
-Sí... aaaaaahhhh... no creo... no creo que pueda resistir mucho más...
-¿Te darás por vencido patito?- Hades había alcanzado a Hyoga y ahora permanecía frente a él.
-Jamás
En eso, el Cosmo de Hyoga empezó a elevarse y a arder como nunca antes. Respiró profundamente. Hades sonrió con maldad, esperando el ataque del rubio. Hyoga cerró sus ojos, y al abrirlos se abalanzó al Señor del Inframundo, desencadenando una última pelea, cuerpo a cuerpo.
En medio de la lucha, Rhadamanthys de Wyvern se acercó con una espada.
-Mi señor Hades, su espada.
Hades arrojó un ataque a Hyoga, para apartarlo mientras tomaba la espada que Wyvern le ofrecía.
-¿Listo para morir, Hyo-chan?
La pelea se reanudó, ahora con todo: cuerpo a cuerpo, ataques, contraataques y defensas. El dios desenvainó su espada, obligando a Hyoga a retroceder.
-¡Chicoooos! ¡Ahora es un gran momento para encontrar el medallón!- gritó Hyoga nervioso.
-¡Imbécil! ¡Crees que es tan fácil de encontrar!- reclamó Seiya.
Hyoga logró golpear un poco más a Hades, pero era difícil acercarse cuando este tenía una espada. Intentó acercarse una vez más, el dios lo jaló del brazo, acercándolo a él, el corazón de Hyoga latió muy fuerte, el brazo de Hades que sostenía la espada se retrajo para tomar impulso y luego se dirigió a toda velocidad al pecho de Acuario, enterrándose muy profundamente.
El Caballero Dorado hizo una mueca de dolor, sangre comenzó a salir de su boca. Hades sonreía más espantosamente que antes, se acercó al oído de Hyoga y murmuró:
-Adiós patito...
Hades sacó brutalmente la espada del pecho del rubio.
Mientras tanto, Ikki de Leo seguía buscando desesperadamente en la tierra, hasta que sus manos sintieron una pequeña cadena, tenía un dije plateado con una estrella en la que se leía "Yours Ever".
Volteó con los ojos llenos de esperanza a buscar a su cuñado con la mirada, pero en lugar de encontrarlo luchando con el Dios del Inframundo, lo vio tirado en el suelo, sobre un charco de su propia sangre.-¡SEIYA! ¡SHIRYU!
Ambos Caballeros voltearon, intentaron ir hacia su compañero caído, pero fueron detenidos por Minos y Aiacos.
Ikki, al ver que no iban a poder ayudarlo, se dipuso a sellar a Hades él solo y de una vez por todas. Corrió a toda velocidad hacia el dios.
-Se acabó la fiesta Hades. Es hora de dormir.
-¡Ah! ¡Pero si no es otro que Ikki de Fénix! Perdón nii-san, no tengo intenciones de irme todavía.
-¡Es Leo ahora! ¡No ves la armadura estúpido!
-¿Dónde están tus modales nii-san?
-¡¡CÁLLATE YA DE UNA BUENA VEZ!! ¡Lighting Plasma!
Hades logró esquivar el ataque por poco.
-Maté a Hyoga y puedo matarte a ti también...- Hades desenfundó su espada una vez más.
-Inténtalo basura...
Ambos corrieron hacia el otro a toda velocidad, la espada de Hades chocó contra el Lighting Plasma de Leo, el ataque fue inefectivo y Hades se acercó peligrosamente a Ikki, logrando encajar la punta de su espada en la armadura de este. Pero antes de que el Señor del Inframundo pudiera encajar más su espada, el Santo de Oro la tomo con sus manos y la arrojó lejos. Agarró a Hades del brazo y lo jaló bruscamente hacia él, cuando lo tuvo a sólo centímetros de distancia colocó el dije en su pecho.
-Hasta la próxima Hades.
-¡NOOOOOOOOOOOO!- Hades comenzó a gritar y a retorcerse de dolor. El selló comenzaba a surtir efecto. El cabello del dios comenzó a tornarse verde de nuevo. El cuerpo, ahora ocupado por Shun, cayó de rodillas agotado y herido. Cuando Ikki estuvo seguro de que Shun volvía a estar en posesión de su cuerpo le colocó con mas tranquilidad el medallón.
-Shun...
-Aaah... Nii-san...- Shun vio inmediatamente las heridas de su hermano, quien hacía presión en la herida que Hades le había causado. -¡NII-SAN! Perdón...-
-No, Shun. No te preocupes, estoy bien. No fue tu culpa...
-¿Y... y Hyoga? ¿Dónde está Hyoga?
Ikki no supo que responder, desvió la mirada para ver el paradero de Hyoga, Seiya y Shiryu ya se encontraban con él. Shun miro a donde su hermano, y vio el cuerpo de su esposo tirado en medio de un gran charco de sangre.
-No... Hyoga...
Shun corrió a toda velocidad hacia su amado.
-¡HYOGA! ¡HYOGA! ¡NOOOOOO!
Seiya y Shiryu le abrieron paso a su compañero para que se acercara al Caballero de Acuario.
-Sh-Shun...- murmuró el herido rubio, aún vivo
-P-perdóname... yo... yo te hice esto...- Virgo rompió en llanto
-N-no... aaaahhh... no fue tu culpa... no fuiste tú...
-¡Pero sí fui yo!
-N-no... no digas eso... t-tú... nunca podrías lastimarme...- Hyoga sonrió. Shun le regresó la sonrisa, con lágrimas en sus ojos.
-T-te amo... Shunny... mi conejito...aaaaahhh
-No, no digas eso mi amor, vas a estar bien... tienes que estar bien... Hyoga... no puedes dejarme...
-T-te amo... любимый...
-Yo también te amo... Hyoga-chan...- Shun se acercó para darle un último beso a su esposo. Hyoga, que aún vivía cuando el beso terminó le dedicó una sonrisa, esa que le encantaba a Shun.
-Sh-Shunny... siempre... estaré....aaaaahhh... estaré...- Hyoga no logró terminar la frase y expiró.
-Hy-Hyoga...- Shun se alarmó al ver que no respondía. -¿Hy-Hyoga?- comenzó a sacudir el cuerpo. -¡NOOOOO! ¡HYOOOOGAAAAAAAAAA!
El Santo de Virgo soltó un alarido de dolor. Seiya, Shiryu e Ikki estaban detrás de él, viendo cómo sufría. De repente una luz magenta comenzó a emanar de Shun y su Cosmo se encendió al máximo. La tierra empezó a temblar, y cuando el ex Caballero de Andromeda soltó otro grito igual de doloso y desesperado, el lugar procedió a derrumbarse. El resto de los Caballeros aprovecharon para derrotar a los Espectros que quedaban, los demás, junto con los Tres Jueces del Inframundo, procedieron la retirada.
-Shun...- se acercó Ikki, intentando levantar a su hermano.
-¡No!
-Shun-chan...
-¡DIJE QUE NO!
-Ikki... hay que darle espacio...- añadió Shiryu. Ikki asintió, apartándose de su hermano.
-Yo... yo lo maté... yo... yo... lo maté...- murmuraba Shun entre lágrimas, mientras abrazaba el cadáver de su esposo y hundía su cara en su pecho.