Terminó el castigo

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Habíamos terminado de comer y andábamos caminando todos juntos por el pueblo, los niños estaban bastante tranquilos, pero aún debíamos cuidarlos por unas horas más, sería algo bueno cansarlos un poco. 

__: niños, ¿quieren jugar al bote pateado?

Los niños respondieron que si emocionados, y caminamos un poco fuera del pueblo, buscábamos un lugar con espacio pero pusimos límites para escondernos, no queríamos que se nos perdieran los niños nuevamente.

Camilo: ¡bueno, vamos a empezar!, ¿quién va a buscar primero?

Ale: yo, yo, yo, ¿puedo buscar yo primero verdad?- ella parecía emocionada, ya habiendo elegido quien buscaría, empezamos a jugar, fui a esconderme y Daniela se escondió conmigo, a lo lejos pude ver a Camilo ayudando a los niños a esconderse arriba de un árbol, solo espero que esos niños no se caigan.

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Nos encontrábamos rumbo a la casa Madrigal, lo que menos quería que pasará pasó, Camilo llevaba cargando a Samuel, el pequeño había caído de un árbol, aunque su escondite no era ese, ni siquiera sé qué hacía ahí, esta vez no podía culpar a Camilo, él estaba buscando y los niños se escondieron solos.

__: ¡tía Julieta! ¿dónde estás?, necesitamos tu ayuda- grité apenas entrar a casita.

Julieta: en la cocina- respondió y nos dirigimos hacia donde ella estaba- pero, ¿qué pasó con este pequeño?

Camilo: bueeeno, estábamos jugando y se cayó.

El pequeño aún estaba llorando y la tía le dio una arepa, después de eso se calmó y en cuestión de segundos ya estaba como si nada así que fue a jugar con los demás.

Julieta: ¿cómo les está yendo con los niños?

Camilo: es muy agotador.

__: si, incluso los perdimos en una ocasión, ya quiero que esto se acabe.

Camilo: yo también, hubiera preferido tener otras tareas, ya estoy muy cansado. 

Julieta: ya, está bien, después de las siete podrán descansar, tal vez podrían ir a pasear un rato y ver la celebración.

La tía Julieta estaba siendo más amable conmigo desde hace unas semanas, igual que el tío Felix y el tío Agustín, aunque la tía Pepa y la abuela seguían igual, esto ya era un gran avance.

Camilo: bueno tía debemos irnos, solo que me llevaré unas cuantas arepas.

Camilo tomó comida y salió en busca de los niños, yo salí detrás de él, era preocupante dejarlos solos.

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Estaba a nada de ser las siete y nos encontrábamos llevando a los niños de regreso a la casa Madrigal, allí sus padres los pasarían a buscar y nosotros podríamos descansar de ellos.

Camilo: bueno fue un gusto cuidarlos, adiós- se despidió de los niños y apenas ellos se perdieron de su vista suspiro- espero no tener que cuidarlos de nuevo. 

__: espero lo mismo, ahora mejor vayamos al pueblo un rato, aunque ya paseamos mucho.

Camilo: pero no tuvimos tiempo de disfrutar del paseo, ¡vamos!- me tomó de la mano y corrió hacia el pueblo nuevamente, era claro que su objetivo principal era la comida, y es que había demasiada comida deliciosa y podríamos disfrutarla sin preocupaciones, pues por fin había terminado el castigo.

La hija de Bruno Madrigal (Camilo Madrigal y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora