Capítulo 20 ~ Nudo

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— Donald envío trabajadores a matarme, el sabía que buscaríamos las cámaras. Juez, ya no estamos hablando de un solo accidente de coche, estamos hablando, otra vez, de un asesino — dijo James

— James, tus incriminaciones son muy graves. Debes tener cuidado con lo que dices, no hay pruebas — le respondió el juez, sentado en lo más alto del interior del juzgado

— No hay pruebas, pero las habrá. Le doy mi palabra, juez

— ¡Está mintiendo! — Donald se levantó de su asiento, histérico

— No digas nada, Donald, podrá ser utilizado en tu contra. Déjalo en mis manos — le susurró su abogada — De abogada a abogado. Mr. James ¿está sugiriendo una incriminación por asesinato hacia este humilde señor? — le dijo Mc Kenna a James bastante seria y ofensiva

— Efectivamente, me estoy refiriendo a una incriminación por asesinato, pero no, no me estoy refiriendo a ese humilde hombre. Me estoy refiriendo al hombre causante de tres víctimas y por poco otra más y hecho deliberadamente

— Mr. James, no puedes decir esto a este pobre hombre. Usted no posee ningún tipo de pruebas que le incriminen

— Es cierto que no tengo pruebas, de momento. ¿Cómo las voy a tener en este mismo instante, si las pruebas que intenté conseguir fueron robadas por uno de sus trabajadores?

— Perdone usted, pero como puede comprobar en el informe de Donald, se le ha hecho una investigación muy a fondo y no ha pagado a nadie por ese tipo de trabajo

— ¿Entonces, como explicáis lo ocurrido? No creerá usted que nadie más haya querido robar esas cámaras ¿Para qué motivo si no es para incriminar a estas víctimas del accidente, en el que han perdido familiares? — nos señaló James

— El tío que conducía se habría drogado hasta arriba, y luego decís que por qué tenía esa cara de atontado en el tanatorio — dijo Donald, Gigi se levantó de su asiento de un golpe

— ¡Mi padre no es un drogadicto! El único jodido drogadicto que hay aquí eres tú — dijo Gigi furiosa

— Tú lo has dicho niña, ¡porque él, el copiloto fumado y la tía borracha están muertos! — se empezó a reír

— ¡Vete a la mierda, Donald! — no me pude contener, tuve que levantarme y restregarle en su cara el asco que daba y lo repugnante que era. Me dolió que se refiriera de tal forma a mis padres — mis padres son mejor persona que cincuenta veces tú mismo

— Orden, ¡orden! — el juez tocó con su mazo en la placa para llamar la atención de todos nosotros y la gente que había asistido

— Juez, ¡tenían la cara de unos jodidos drogados! Este juicio debería haber finalizado hace tiempo — dijo Donald. Esa frase se clavó en mí, perforándome brutalmente la piel. Eran mis padres, se estaba volviendo a referir a mis padres de esa manera tan cruel

— ¡Pido orden inmediatamente! ¿Estas son formas de comportarse en un juicio ?


                            *                 *                   *

Gigi Miller

— ¡Grace! ¿Estás ahí? — di dos golpes a su puerta cerrada

— No entres — dijo Grace con un hilo de voz. Pensé en dejarla en paz, pero no iba a dejarla de tal manera. Abrí la puerta despacio, sin hacer caso a lo que dijo. Había intuido que había estado llorando, quería hacerla compañía e intentar que se sintiera algo mejor, porque podía ser capaz de todo, como aquel día con la sobredosis

La vi sentada en los pies de su cama con los ojos irritados y agotados. Cuando me vio entrar se tapó la cara con las manos para ocultar su llanto. Me sentí mal por ella, se me oprimió el corazón

— Grace, que si lloras tú yo también lloro — me senté a  su lado

— Es que no puedo — dijo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla. Yo se la limpié con el dedo índice

— Joder, que Donald no conocía a nuestros padres, él no sabe una mierda de ellos

— Ya lo sé, pero me duele que los hable así. Que quienes ha muerto son ellos no él. Quiero ser tan fuerte como tú, Gigi — sabía que pronto se rompería su hilo de voz. Estaba reteniendo las lágrimas en sus ojos para evitar llorar delante de mí. Supe que no iba a poder arreglar nada diciéndola esto, así que pensé en cambiar de tema para que esté lo olvidase

— Venga, Grace, cuéntame, ¿que tal tu vida callejera? Sales muy poco, pero cuando sales te vas todo el día. Parece que vas de botellón en botellón — la cogí de las manos, bromeando 

— Bien, supongo — me pareció que se calmó un mínimo

— ¿Qué significa supongo? — la pregunté. Sus ojos se volvieron a inundar

— No lo sé — se derrumbó, sus lágrimas quedaron liberadas de sus ojos

— Jo, Grace, ¿ha pasado algo con Jonathan? Ya te dije yo que era un asqueroso— dije preocupada

— Nada, Jonathan es agradable conmigo... pero no puedo dejar de pensar en mis padres, en fu padre... — La abracé  fuertemente y se desahogó en mí pecho — a lo mejor podía haber echo algo para que no pasase esto — dijo Grace, estresada

— No, Grace. No podíamos haber echo nada, así que no le des más vueltas, de verdad


                           *                 *               *


Jonathan Wade

Tumbado en mi cama, con mi brazo debajo de mi cabeza y una pierna flexionada, miraba mi techo oscuro y apagado y reflexionaba sobre cosas que si las pensabas más profundamente, eran totalmente absurdas

Kate, la primera chica que (hace unos años) me rompió el corazón, ya no quería hablarme y seguía sin intender sus intenciones, si pretendía o no hacerme daño al contar cosas mis privadas. Tampoco sabía si se había enfadado o como otras veces, no le gustaba la idea de no tener la razón y me dejaba apartado

No he vuelto a saber nada de mis padres. Me preocupaba lo suficiente para que el día anterior fuese a buscarlos desesperadamente

" Eh, eh. ¿A dónde vas? " me dijo el guardia en medio de la carretera. Yo me asomé por ventanilla del coche. Más tarde, dos guardias me detuvieron al intentar colarme en la carretera cortada, ya que, se suponía que estaban investigando el coche con el que se fueron mis padres, el mío. Y aunque estaba bastante disconforme no pude discutirles prácticamente nada "

Salí del recuerdo y mi cabeza volvió a pensar en mis padres, en las pocas cosas que pudimos vivir juntos, dejando de lado el poco caso que recibía

Quería volverles a ver, aún sabiendo que si les encontrase volvería a ser todo igual. Al menos deseaba decirles que les quería a pesar de todo, sin que hiciera falta que me contestaran, pero por lo menos saber que tenía a alguien presente de alguna manera u otra

No era de esos chicos que tienen compañía a todas horas, amigos para hablar de lo que querías, sin referirme a la gente que me seguía todos los días hasta la puerta de mi casa. Sí que había tenido otras parejas que intentaban ayudarme, pero nunca estaba seguro de nada. Si lo pienso más detenidamente, no he sobrevivido para mí, he sobrevivido para los demás. Pero no iba a cambiar de opinión, tampoco sentía la necesidad de un psicólogo

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora