CAPÍTULO 1

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Técnicamente la navidad ya ha pasado pero a Jan le encanta ver las luces de navidad, como a mi, así que nos pregunta a Mia, a Abril, a Emma y a mi si nos apetecía ir. Muy contentas decidimos asistir, al fin y al cabo la navidad es nuestra época favorita y la tenemos que aprovechar al máximo antes de que termine.

Estamos en la mágica noche de reyes, una de las mejores del año, las luces de colores acompañan la vida de las calles, repletas de niños, adultos, abuelos y abuelas, familias enteras, personas solas, grupos de amigos, todo el mundo está en las calles y no me extraña. En Gran vía montan la pequeña gran feria de juguetes, como cada año. Normalmente voy con mis padres y mi hermana pero este año es diferente, estoy aquí, con mi gorro lila y mi sudadera a juego esperando a que lleguen mis amigos. Desde la lejanía veo a Abril que lleva el gorro en combinación con el mío, y corremos la una hacia la otra para abrazarnos de tal manera que parece que no nos hayamos visto en treinta años aunque hace tan solo tres días, literalmente. Charlando el tiempo se nos pasa volando, y pronto llegan Mia y Emma, muy entusiasmadas, como nosotras; las cuatro juntas somos como una bomba. Tenemos frío así que nos vamos a comprar un chocolate caliente mientras esperamos a Jan que supongo que no le faltara mucho, porque no es de llegar tarde.

Mientras estamos de "jiji jaja" las cuatro, charlando y contándonos nuestras cosas, vemos dos figuras altas acercarse a nosotras, bueno en realidad yo no las veo porque estoy de espaldas pero Emma nos informa de la situación, de repente vemos la cara de sorpresa de Mia así que inmediatamente Abril y yo nos giramos para ver qué está pasando; Jan viene con una bolsa llena de regalos, y lo que más me sorprende es que Nick, el apuesto chico de ojos miel que juega en su equipo y con el cual estuvimos jugando a baloncesto hace cosa de tres días, está con él, junto a otra bolsa igual de regalos. Noto como en ese momento a Abril se le escapa una risilla, y junto a ella a Mia y a Emma, obviamente saben que el otro día nos lo encontramos en la pista, y Abril relato de manera cómica, como ella es, lo que me pasó al verle, joder que vergüenza pase en ese momento, pero luego recordé que son ellas, y son igual de raritas que yo, por eso las quiero tanto; pero lo mejor es que acabamos llorando de la risa, como muchas otras veces.

No se porque pero el desgarro que sentí la primera y la segunda vez que lo vi, vuelve y provoca que mi corazón palpite de manera extraña, al principio noto como poco a poco va ganando intensidad y empieza a latir más y más fuerte cada momento que pasa, los segundos se hacen eternos mientras intento calmar mi loco corazón, pero en lo que yo tardo, fallidamente, en calmar la carrera que se está montando, Jan y Nick llegan dónde estamos. Y fue ahí, justo en ese pequeño e insignificante instante de tiempo, dónde mi respiración se va calmando poco a poco, sin yo hacer nada, y la suya se va acelerando cada vez un poquito más, hasta el punto en que su respiración y la mía se juntan como si se tratara de una sola, y con ellas nuestros incontrolables latidos se sincronizan en uno; lo mejor, o peor de todo, depende de como te lo mires, es que sus profundos e intensos ojos están clavados en los míos, y por mucho que mi cabeza quiera huir de ellos hasta ni recordarlos, el volcán de este extraño sentimiento, hasta entonces dormido, que vive dentro de mi pecho, coge el control de mi cuerpo ignorando por completo lo que el cerebro le transmite. Y por unos largos segundos nuestros ojos no se atreven ni a parpadear, pero como todo, o casi todo en esta vida llegó a su fin, y como era de esperar, el verdugo de este momento fue Jan, que con su gran y expresiva sonrisa nos indica que necesita un pelín de ayuda con la bolsa de regalos.

-Y todos estos regalos Jan, ¿ no serán para mí?- Comenta Emma entre risas.

Una explosión de risas rompió la fina tensión que se había formado entre Nick y yo después del intenso contacto visual y la intervención de Jan rompiendo el momento, en parte, muy pequeña si tengo que ser sincera, se lo agradezco, o almenos mi cabeza lo hace, aunque por otra parte en ese momento lo odie mucho de manera sana, pero no se porque y eso me molesta más que cualquier otra cosa, sentir algo y no saber ni que es ni porque lo siento.

La importancia de las pequeñas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora