Todo comenzó con el número equivocado.
Una metida de pata irreversible que los conecta entre sí.
Los sentimientos se revuelven. Los celos, el orgullo y la confusión pueden ser peligrosos.
¿Será tan simple como un triángulo amoroso?
¿O tal vez es má...
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By Shinichiro Sano
—¡Manjiro Sano! ¡Despierta ya o te quito esa jodida cobija! —escuché a Emma gritar desde la habitación de Mikey—.
Me reí un poco y luego decidí acercarme, para corroborar que todo estaba bien.
—Un rato maaas —se quejó Mikey tapándose la cara—.
—¡No, ya hice el desa...!
—Emma, ¿Por qué gritas tanto? —interrumpí recargado en el marco de la puerta—.
—Esta enojada porque arruine su primer beso con Kenchin —contestó Mikey adormilado—
—¿Ah sí? —alcé una ceja—.
—N... No, es que...
—Vayan a desayunar, tengo que irme. Mikey ya párate, llegarás tarde.
—Si, si, ya voy.
Salí de casa, subí en mi querida moto y arranqué a toda velocidad. Algo en mí se sentía diferente, era una sensación extraña, pero no me disgustaba, ya que sabía la razón.
Aparqué el vehículo enfrente de mi tienda, estaba listo para abrir el negocio y quedarme un rato a esperar. Saqué mi teléfono, que todo este tiempo tuve en el bolsillo de mi chaqueta y me dispuse a revisarlo, luego de haber terminado las faenas de la tienda.
Me quedé observando el número aun no registrado en mis contactos, aquel que me había pasado Wakasa, el de la chica. Mi estómago dio un ligero vuelco de emoción. Aunque no quiero admitirlo, todavía guardaba la esperanza de encontrar a alguien que corresponda mis sentimientos.
Dudé un poco sobre si hablarle o no, pero finalmente lo decidí y presioné el contacto para escribir un mensaje. De todas formas, si algo salía mal, estaba preparado, ya que lo peor que podría pasar es que me rechacen y estaba acostumbrado a eso.
"Hola"
—Tonto, ¿no pudiste escribir algo más creativo? —me dije—.
"Hola, ¿Quién eres?"
"Soy Shinichiro"
"¡Por fin!, creí que nunca podría contactarte"
Una sonrisa se asomó involuntariamente en mi cara, «Si Wakasa estuviera aquí, me diría que parezco un bobo».
"¿Crees que podamos vernos?"
"Sí, claro cuando tú quieras"
"¿Qué tal si nos vemos en el mismo lugar?"
"Me parece bien"
"Entonces... nos vemos al rato"
—Wow —me limité a decir, me había quedado sin palabras—
Tal vez hubiera soltado un gritito de emoción, pero estoy consciente de que sería muy poco varonil de mi parte, además de raro, ya que me encontraba solo en la tienda, así que hice por contenerme. Necesitaba compartir esa emoción con alguien, por eso pensé en hablarle a Wakasa, pero luego recordé que a estas horas esta entrenando y odia que lo interrumpan.
Como aun no llegaban clientes, me enfoque en cómo comportarme en la cita.
«Porque, si es una cita ¿O no?»
«¿O yo estoy loco y es una salida casual?»
«No importará mucho como empiece, sino sé como continuar»
«La segunda impresión es tan importante como la primera»
«¿Qué tal sino soy como ella se imagina?»
«¿Y si no le agrado?»
Sacudí la cabeza, me estaba agobiando a mí mismo pensando de esa forma, debería parar de preocuparme tanto y dejar que las cosas fluyeran, pero no podía evitar preocuparme. Era la primera chica que tuvo la iniciativa de hablarme, se interesó en mí primero y eso era lo que me tenía realmente nervioso.
«¿Le gustará que le hable sobre un nosotros?»
«Me interesa mucho que piensa sobre su futuro»
«¿Es muy pronto para hablar de conocer a mi familia?»
«Mejor no, podría asustarla»
Tenía mis manos entrelazadas y pegadas a mis labios. Miraba de un lado a otro sin ver en un punto fijo. Mi mente me hundía en esa clase de pensamientos. Ya no sabía qué hacer.
Con el pasar del tiempo, he intentado actuar de cierta forma con cada chica que me gustaba. Pensé que ir perfeccionando mi comportamiento, me daría una oportunidad, pero pronto me di cuenta de que cada chica es diferente y lo que a una le gusta, a otras diez podía ser que no.
No me sentía suficiente para nadie, me esforcé, di lo mejor de mí, incluso cambie, sin embargo, al final todo resultaba en algo malo. Siempre agachaba la cabeza ante la chica, viéndome y sintiéndome patético. Lo siguiente era recibir una buena dosis de humillación, rechazo o incluso un golpe. Dejé de ser yo mismo y me convertí en un títere de fácil manipulación, el cual desechaban cuando les aburría.
Esta vez, será diferente. Intentaré ser yo mismo, sin importar qué. No tengo porque ser alguien que no soy para complacer a una chica. Si ella me quiere me aceptará, así como yo la aceptaré a pesar de sus errores y defectos.
No tengo por qué preocuparme, no es el fin del mundo y no hay nada que temer.
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Gracias por esperar el capítulo. Espero que estén disfrutando la historia, por favor denle mucho amor.
