Cap. 3- Lindas zapatillas rojas

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Los días de verano eran algo insoportables por el calor, la humedad del departamento y el constante sonido de la gotera no la ayudaron a mantener los ojos cerrados por más tiempo. No hay mucho que contar sobre este día, los sábados eran aburridos y Natalie comenzó a gritar desde temprano, por distintas cosas, ella se durmió en el escritorio leyendo las quejas, llovió y se olvidó de cerrar la ventana del comedor, después le agregó cosas que generalmente las madres meten de relleno para hacer más grande el castigo.  Terminó por irse a su pieza, -Al fin... este tenía que ser un sábado aburrido- Pasó el día planeando, fantaseando y dándole premios de carne al señor bigotes, pensaba salir y dar un pequeño paseo a la calle oscura como ella le solía llamar, pero era aún muy temprano para eso, esperó a que el sol se ocultara, a que sea la hora en punto, se puso un vestido negro que cualquiera lo describiría como "atrevido" o "revelador", unas lindas zapatillas del mismo color, tomó su chaqueta roja y ya lista abrió la puerta, cada que salía a esa calle, tenía una cara como de funeral, sus ojos se llenarían cada vez mas de lágrimas con cada paso, pero a cómo va la semana, debió esperar que esa noche no sería una de esas noches.

Al abrir la puerta encontró a una linda adolescente con los ojos más lindos que había visto, no solía ver a la gente a los ojos y le emocionó por un instante haber presenciado esa obra en las pupilas de la persona parada enfrente, los ojos estaban adornados con lágrimas, sin darse cuenta dejó de respirar, no sabía cómo reaccionar y probablemente no sabía cómo explicar que alguien esté parado en la puerta de su departamento, la chica comenzó a tambalearse, sus trenzas se movían de un lado a otro, y luego de tomar un respiro, habló.

-Eres tú, ¿verdad? –cuestionó - eres la chica que me escuchó llorar el otro día... aunque te ves diferente en la escuela, como sea, disculpa la molestia, pero ya que estamos, me llamo Katherine -

- ¿Ah? – dijo como pudo. –Zapatillas rojas- pensó

-Verás, no eres la única que se fija en los detalles, perdón por aparecer de repente, pero quería que me hicieras un favor... y antes de que pienses otra cosa, solo te seguí a casa, no soy una acosadora o un asesino, solo... eres la única persona que me escuchó llorar por – bajó un poco su tono de voz – Mi bebé – las lágrimas recorrieron sus mejillas.

Ella se quedó en silencio por alrededor de 2 minutos, pensaba que era peligroso que su única charla de la semana haya sido con una embarazada de su colegio, los rumores podían correr y ella podía ser observada, no me malinterpreten, ella quería ser como solía serlo, risueña, alegre y extrovertida, pero hasta ahora ser invisible le era entre otras cosas, cómodo y no quería que su regreso a la vista de las personas sea por un rumor extraño acerca de un embarazo adolescente.

A pesar de lo nerviosa que estaba, ella iba de salida e invitó a la chica a acompañarla, las dos hablaron un rato, esa salida no había sido como las otras, no creo que alguna vez hubiera salido con alguien al lado a parte de Natalie, charlaron, Katherine hablaba entre sollozos y ella no le prestaba tanta atención, podría apostar que estaba preocupándose mucho por todo, es lo que solía hacer con las pequeñas cosas "raras" que no acostumbraban a pasarle a menudo, luego de caminar algunas cuadras, luego de llanto y algunos quejidos de desesperación, quizá miedo, llegaron a una cafetería, ella eligió los cafés y salió. 

Falsas Pisadas - LEE ESTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora