Ventana

2.9K 540 277
                                    

     Nam se sintió ingenuo de haber considerado por un momento que le bastaría con esa nota para aguantar los siguientes días sin poder hablar o ver a Seokjin. Las galletas ni siquiera le duraron todo un día aunque intentó no acabárselas, la nota era preciosa pero ella no podría darle ese abrazo tan cálido del que sólo le contaba.

Sólo se la pasaba encerrado en casa si no estaba en la escuela, o en la biblioteca, y aunque era muy aburrido, por sobre ello era incómodo. Ya no se sentía cómodo con nadie en la casa, ni con su padre quien se había caracterizado por ser su persona favorita a lo largo de su vida. Ahora buscaba cenar solo, o hablar sólo lo necesario, temía que diciendo algo indebido aumentaran su castigo sin consideración.

Ni siquiera podía hablar con Jackson o Tyrone, estaba condenado a ir por su hogar revisando que no estuviera a la vista su madre o hermana, quería evitarlas a ellas sobre todo. Geongmin sólo le sonreía con maldad, algunas veces haciendo comentarios que le ponían los nervios de punta. Y su madre callaba, dándole miradas firmes y examinadoras.

El fin de semana sería quizá la prueba más difícil, de la biblioteca trajo un montón de libros solo por tener más razones para no salir de su cuarto, así en la tarde de sábado justo después de la hora de la comida que consistió para él en una sopa muy caliente que comió rápidamente para retirarse antes dejando a su madre sola porque su padre trabajaba y su hermana se había escapado desde temprano.

Ese día su madre no lo detuvo ni le invitó para que vieran juntos la serie que tanto les gustaba ver una y otra vez. Ella se quedó primero sólo viéndole de espalda lavar los trastes que él utilizó, luego sólo se fue y Minrim terminó sus verduras dejando al último su preferida, la zanahoria, creyendo que al final ese pequeño gusto le haría sentir mejor. Esa tarde recordó a una vecina que veía cuando era niña, una mujer solitaria que sólo se dedicaba a limpiar su propio hogar y a visitar los demás preguntando si había alguna labor doméstica por la que podrían ofrecerle dinero, temió tanto acabar así cuando era más joven. Había olvidado ese miedo hasta esa misma tarde, en la se sintió aún más sola que esa mujer, porque en otros momentos no tan lejanos había sentido todo lo contrario, que lo tenía todo mientras ella abrazaba a Namjoon viendo la televisión, su esposo escuchaba la radio en la cocina y su hija leía en otro sillón de la sala aprovechando los cortes comerciales para contar sobre esos libros.

Y ahora no tenía nada, sus hijos se desvanecían y su matrimonio se había destrozado.

La puerta en la habitación de su hijo mayor se cerró, ella se acabó la zanahoria. Se quedó lavando sus platos comenzando a hacer una lista en su cabeza de qué había que limpiar o arreglar de la casa aunque no fuera tan necesario, cualquier cosa menos ir a tocar a la puerta de su hijo pues este estaba castigado aún, y si tenía que tomar el sacrificio de su castigo para que él no se comportara como Geongmin, lo aceptaba. Ojalá que dentro de poco, aunque se quedara sin esposo, sus hijos volvieran a ser como antes.

Mientras Minrim terminaba el último trozo de zanahoria cocida, Namjoon abrió uno de los libros que trajo desde la biblioteca, ocupó la silla frente al escritorio aunque no se recargó en él, sino que giro un poco la misma para dar hacia la ventana que se encontraba cerrada pero que permitía a la luz solar entrar por las cortinas sujetadas.

A puerta cerrada, se sentía relajado con la compañía del sonido de las hojas que iba pasando a veces sin darse cuenta, tan sumergido en la historia que le iba contando la narración de una mujer en medio de una aventura acompañada de los roces del amor. Inmerso en la valentía de la mujer, admiraba cómo ella podía enfrentar a sus debilidades, mirarse al espejo y reconocer en qué estaba fallando para así tomar responsabilidad sobre ellas. Todo ello dándose un momento para respirar y apreciar al hombre que sostenía su mano.

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora