🐹Becario I🐹

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Ya nada podría ser peor.

Corriendo a toda la velocidad que le dan sus regordetas piernas, Kihyun sostiene una charola de café mientras los tirantes en sus hombros se resbalan. Lleva el cabello más mojado que húmedo, se escabulle entre los peatones con agilidad y velocidad, siempre cuidando que no se le caiga el café porque ya sería demasiada desgracia para un sólo día y el haberse levantado tarde y duchado con agua fría ya era suficiente.

Cuando terminó su carrera en la universidad virtual y le dieron su título y su madre le puso un birrete para la foto, Kihyun jamás pensó que la competencia en el campo fuera tan cruel y desalmada. Amaba su carrera, ¡Claro que sí! Publicidad y Diseño eran su pasión, siempre tan creativo, los mejores proyectos los entregaba él (estaba seguro, aunque todo fuera en línea) y les ponía todo su empeño, innovando, creando publicidades de productos imaginarios maravillosos.

El único empleo que consiguió que ni siquiera era un empleo, consistía en ser pasante o becario de una de las oficinas más importantes en cuanto a Marketing y Publicidad refiere, en la Seoul Star Design, ubicada en el centro de la ciudad capital. Ahí, dónde Kihyun corre sin freno porque va tarde y van a matarlo, uno por uno.

Su trabajo era simple: Kihyun atiende esta llamada, Kihyun ve a entregar esto al piso nueve, Kihyun tráeme un café, Kihyun saca dos copias de esto, Kihyun la computadora no enciende ven a revisarla, Kihyun Kihyun Kihyun y así pasaba sus ocho horas laborales reglamentarias, en las que supuestamente tendría que estar aprendiendo y no sirviendo de mensajero-saca copias-chico de los mandados y el café. Pero la vida no era justa y como uno de los más jóvenes en la empresa, Kihyun se tenía que resignar y obedecer siempre con una sonrisa para ayudar a todos sus Hyungs y Noonas.

Cuando finalmente logra cruzar esa puerta de cristal después de enseñarle al guardia su gafete, Kihyun respira hondo. Las oficinas siempre huelen bien, como a desinfectante y aromatizante fresco, dentro el aire acondicionado le acaricia las mejillas rojas de cansancio, refrescando su pálida piel enrojecida después de la carrera de ocho cuadras porque perdió el autobús. Mucho más tranquilo y con solo quince minutos de retraso, el chico de cabello castaño claro se acomoda los tirantes sobre la camisa rosa, se sube los jeans y avanza sobre sus vans grises, totalmente dispuesto a tener un gran día, con una resplandeciente sonrisa al saludar a la recepcionista y entregar el primer café del día.

"Buenos días, Mar." Kihyun se inclina de forma respetuosa al dejar el Late sobre la barra de la recepción.

"Gracias Hyun." responde ella antes de beber su café. "Llegas tarde."

Y no necesitaba que se lo recordaran.

"Me disculpo, no volverá a suceder..." Se mantiene abajo, mirándose los tenis. "Con permiso..."

Con la charola de cartón en sus manos, Kihyun se dirige a las oficinas del segundo piso, donde debe entregar el segundo café del día a la coordinadora de ventas, recibiendo siempre después de cada entrega un "Llegas tarde" al que no puede responder como quisiera, no cuando de verdad necesita el sitio de becario dentro de las oficinas, aunque eso significara ascender a ser pasante desde lo más bajo. Lo valía, cada momento, cada minuto llevando paquetes y recados, escribiendo correos electrónicos y desconectando enchufes, cada sonrisa amable sería recompensada con un grandioso puesto en el área de diseño y nada lo detendría de lograrlo.

Ni la humillación.

Kang Daniel era su nombre, un hombre demasiado mayor para comportarse de ese modo, pero que al parecer encontraba bastante divertido eso de humillar al Chico de los mandados en cada oportunidad.

"kihyun, levanta mi lápiz"

"Kihyun, ata mis agujetas"

"Kihyun, sostén esta caja",

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"Kihyun, trae mi almuerzo" y no, no había modo de negarse ante el Director de Diseño. Incluso su asistente se regodeaba de verlo de rodillas levantando los clips del suelo que su jefe previamente había tirado.

Para su fortuna y, después de recorrer el edifico entregando bebidas, el último en recibir su café era Lee Jooheon, vicepresidente de la corporación y para suerte de Kihyun, su único amigo dentro de ese edificio.

"Americano... " Jadea el chico con la frente húmeda, dejando el vaso de café sobre el escritorio del vicepresidente, después de haber entrado casi a tropezones.

"Buenos días, Ki.' el hombre se acomoda los puños de la camisa y le sonríe de lado al recién llegado, quien se sostiene del filo del escritorio de cristal tratando de regular su respiración. "¿Mal día?"

"Mala vida."  Responde el castaño con un suspiro, se pone de pie aún con una mano sobre su cadera y se echa atrás el flequillo con los dedos.

Lee suelta una risa tras un suspiro y palmea el hombro del menor con una pequeña sonrisa en los labios. "¿Qué pasó con "La vida es sólo un camino lleno de esfuerzos," muchacho?"

Kihyun mira hacia el techo, tuerce los labios y se encoge de hombros. "Me rindo hyung, tu ganas"

"Tómalo del lado bueno Kihyun, nunca sabes a quien le estás llevando café ¿No crees?"

El castaño asiente aunque su mayor le dé ahora la espalda, mientras se dirige a su escritorio. "Supongo..."

El día de Kihyun definitivamente, no mejoró después de eso.

Una mañana normal dentro de SSD, claro, en los estándares de "normal" para Bien "El Becario" Kihyun (un término mucho más bonito que ese soso "chico del café", si se lo preguntan a él) Entre las maravillosas excursiones a la copiadora del sótano y subir y bajar escalones llevando café caliente en las manos que más de una vez le dejó horribles estragos (llámense quemaduras), el día del recién graduado chico no podía empeorar.

Se lo repite mentalmente, como un mantra, recordando su propio lema pero a este punto, ni el camino ni los esfuerzos le sabe como deberían, no cuando son las tres de la tarde y todo el mundo come menos el becario, porque ha sido dejado al encargo del teléfono de la recepcionista, Solar.

Lamentablemente, peca de buena persona y no sabe decir que no, por lo que el castaño se resigna en su silla temporal, jugando a empujarse con los pies hacia atrás, hasta tocar pared y de regreso...

"Podría acostumbrarme a esto... " Mira hacia el techo. Lucha contra el mareo y decide dejar de dar de vueltas sobre la silla de rueditas cuando el estómago le empieza a dar vuelta y el mundo se mueve a su alrededor.

El teléfono suena, sacando al chico de sus cavilaciones y sumergiendo su sistema nervioso en un estado de pánico absoluto porque ¡No sabe que decir! ¿Debería responder con su nombre o el de la compañía? ¿Que botón cambia de línea la llamada? ¿¡Por qué no deja de sonar?!. Kihyun reacciona al quinto timbre, cuando su cerebro e capaz de procesar el movimiento de su mano tomando el aparato y llevándolo a su oreja. Con la voz temblorosa y las manos húmedas de oportuno sudor, apenas es capaz de articular un simple y vergonzoso:

" ¿B-Buen-no?"

El silencio es su respuesta cuando cierra los ojos y aprieta el teléfono entre sus dedos, sus dientes apretados y, si no los tuviera chuecos, sus colmillos punta contra punta. Casi puede escuchar los gritos de la recepcionista cuando le diga que respondió de forma tan patética-

"No sé dónde esté la señorita Solar, pero asumo, que es usted el encargado temporal de su puesto y deberes."

Kihyun siente que se le sale el estómago y las aspiraciones y sueños por la garganta cuando la persona del otro lado de la línea se escucha tan serio, estoico y definitivamente molesto. El castaño ya imagina una serie de imágenes mentales en la que un adinerado CEO, Accionista, multimillonario accionista y/o empresario retira todo su dinero de la empresa por su incompetencia. Abre la boca, tratando de disculpar a la señorita y de paso a si mismo por tremenda vergüenza, pero es interrumpido por Estoico.

Daddy's little boy || Showki ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora