L. L. (2)

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─ ¿Así que golpeaste a ese idiota en la cara? ─ cuestionó socarrón el moreno, apenas ocultando su sonrisa cínica.


─ No tenía opción ─ miró sus propias manos, colgando entre sus rodillas.



─ Normalmente ─ pausó su discurso para inhalar la esencia del cigarro que llevaba en la boca ─ no promuevo la violencia, pero oye: que bueno que lo pusiste en su lugar.
Aunque, en mi opinión, deberías guardarte esos ataques. ¿No dijiste que querías usar toda tu fuerza en el dichoso torneo? Es el primero en el que participamos, así que no lo arruines, ¿Oíste? ─ le apuntó con el cigarro, regresándolo inmediatamente a sus labios.


─ No lo arruinaré ─ se quejó molesto ─ Pero era algo que tenía qué hacer.


─ Ajá ─ musitó escéptico ─ ¿Otro detalle que quieras agregar? Porque tengo una posible respuesta a lo que te pasa.



─ ¿Y desde cuando tú eres psicoanalista? ─ lo miró altanero, poniendo el mentón en lo alto.




─ Lo soy en mis ratos libres ─ simplificó Shen Woo con naturalidad, pero cuando el menor entrecerró los ojos para incriminarlo, el moreno lo miró de mala forma también ─ ¿Qué?, al menos mi diagnóstico es gratis. No puedes quejarte ─ exhaló el humo tóxico hacia arriba ─ Así que: adelante.



─ . . . Uhm . . . ─ apretó los nudillos por lo bajo hasta hacerlos blancos ─ ¡No sé!, ¡No sé nada! Ya no como, ya no duermo, me distraigo fácil, me molesto sin razón. ¡Lo odio!, ¡Odio sentirme así!




─ Bien: ─ pensó un poco ─ ¿Qué es lo último en lo que piensas antes de dormir? Y quiero una respuesta honesta, pecoso.



─ No sé ─ mintió al encogerse de hombros ─ ¿Elisabeth?




─ ¿La aristócrata? ─ desvió la vista cuando el opuesto quería matarlo con la misma ─ De acuerdo. ¿Lo primero en lo que piensas cuando despiertas?



─ ¿A dónde quieres llegar con esto? ─ cuestionó exasperado ─ ¿Ya me puedo ir?



─ No. ─ negó con aspereza ─ Responde la pregunta.



─ ¿Qué voy a saber?



─ ¡Ogggh! ─ lo tomó por el cuello de la camiseta, acercándoselo amenazantemente.



─ ¡Hey!


─ Si no respondes: ¡Te mueres! ─ le apuntó con el puño opuesto ─ ¡Rápido: ¿En qué demonios estás pensando ahora?!


─ ¡No me toques! ─ forcejeó para arrebatarse, pero el mayor lo sostenía con más fuerza.




─ ¡Respuesta equivocada! ─ le lanzó un golpe que fue retenido en la palma del albino ─ ¡¡Juro que te voy a matar si no lo dices!!


─ ¡Atrévete!


Ambos se mantuvieron forcejando. Las personas que pasaban por aquel parque veían todo desde las lejanías, murmurando y especulando miles de cosas. Y mientras la pelea amenazaba con tomar más fuerza, el moreno sonrió desvergonzado ante su reciente idea.


─ ¿Sabes? Ese tipo tiene razón: eres un cobarde, a todos nos alegraría que después de la maldita negociación esos dos regresaran comprometidos ─ volvió a dirigirle una sonrisa, pero la expresión siniestra del joven apuntaba a otra cosa.



꧁ 𝕄𝕖 𝕤𝕠𝕞𝕖 ꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora