Domingo 12 de agosto. 13:30 p.m.
Entró con debilidad al establecimiento. Con sus piernas temblorosas, con casi caídas que estas provocaban; pero su cara no se estrellaba contra el piso gracias a la ayuda de sus amigos..
Gritaron desesperadamente ayuda para él. rápidamente el médico que lo atendía lo reconoció e hizo lo que era debido.
Ahora yace en una camilla, medio dormido, o como él diría: descansando los ojos.
La atención que los médicos le dieron no daba resultados. Temían que no llegara a ese día que él tanto esperaba.
Su piel se tornaba blanca, su cabello perdía brillo y sus ojos ya no expresaban esos sentimientos que sentía.
Ante la inseguridad y el miedo, Yaoyorozu llamó a su padrastro para que le visitará, él fue lo más rápido posible, pero no fue para despedirse, sino para decirle que mañana sin falta tenía que ir al trabajo.
Entre las risas de ellos, las miradas llenas de amor incondicional aparecieron. El rubio empezó a hablarle de esa chica. Esa mujer pelinegra, ojos oscuros, personalidad hermosa, esa mujer que lo tenía loco.
Nunca antes le había contado de ella, y el mayor se sintió honrado de que su hijo político le haya confiado algo tan grande.
Ambos sonreían al unísono al darse cuenta de muchas cosas, sonreían por el momento que estaban pasando de padre e hijo, porque estaban entablando una conversación y una relación, que, aunque no sea tan larga, fue suficiente para decir "esta persona es de mi familia, y la quiero tal y como es".
Yaoyorozu se encontraba en el pasillo sentada al lado de su primo, reprimiendo las lágrimas, al igual que él.
Pensaron en hacer algo que no debían, pero se contuvieron.
Unos cuantos minutos después el padre de Kacchan salió de la habitación con el teléfono en la mano, aparentaba hablar con alguien por mensaje, pero en realidad estaba marcando un número.
— ¿Amor? Kacchan está internado, está en estado crítico, creo que lo mejor será que lo vengas a visitar — se quedó parado en medio del pasillo, colocó la mano desocupada en su cintura mientras escuchaba a su mujer hablar — okey. Está bien, te espero, adiós — cortó luego de esas míseras palabras.
—¿Cree que le hará bien que su madre lo venga a visitar? — preguntó el mejor amigo del rubio con un poco de enojo — ¿no cree que eso lo va a hacer sentir peor? ¿No cree que le hará pensar que está a punto de morir? ¿Que solamente lo están visitando porque sabe que ya no va a estar acá? – se levantó de golpe y elevó un poco la voz.
—¿Crees que le dije de mentira eso de "te espero mañana en el trabajo"? Se lo dije para que piense que lo espero pronto en el trabajo, en la casa, en familia. No vine a despedirme de él, solamente lo animé — lo miró desafiante — sé lo que hago, y sé que si ella viene preocupada voy a decirle que no se despida, sino que lo trate como si estuviese internado unos días por algo severo — terminó su frase triunfante y salió del edificio.
Yaoyorozu colocó una de sus manos en el hombro de su primo, dándole a entender que el hombre estaba en lo correcto.
Poco después entró a la habitación con un poco de desconfianza, pues sabía que en cualquier momento sus lágrimas saldrían por esos pequeños ojos.
Se sentó en la silla, respiró profundo y luego liberó toda tensión.
Lo miró, él seguía viendo el techo. Sintió un dolor en su pecho, en su cabeza, en su cuerpo, hasta podríamos decir que en su corazón también sentía dolor.
—Así que... así se siente estar agonizando, ¿eh? — algo en ella se rompió mientras él reía — no te sientas mal por eso — volteó a verla con una sonrisa mientras los ojos de ella se llenaban de lágrimas. Como pudo, Kacchan sacó su brazo de debajo de las sábanas y puso su dedo índice en el pecho de la chica, del lado donde estaba su corazón — aunque no sea de manera física siempre voy a acompañarte, así que no quiero verte llorar, ¿Bien? que te quede bien claro. Si te veo llorar voy a empezar a tirar cosas a tu alrededor para asustarte – ellos empezaron a reír de manera leve — así que, mejor que no llores, porque la pasarás mal.
Se miraron por un momento, pero Yaoyorozu rompió en llanto. No lo aguantó.
Colocó su mano en sus ojos, para que él no la viera del todo, aunque las lágrimas que caían por sus mejillas la delataban.
Él colocó su mano en la pierna de ella y la acarició en modo de consuelo. No podía pedirle que no llorara en ese momento, porque se veía que se estaba conteniendo desde hace tiempo.
Estuvo con él un buen tiempo hasta que se calmó y lograron hablar un poco más tranquilos.
Cuando ella salió, vio a la madre de Kacchan un poco abrumada, pero dentro de todo calmada.
La mujer entró decidida, su hijo la miró con sorpresa, ella sonrió y poco después, él también.
Hablaron de lo más común y tranquilo, sin sacar el tema de su internación ni de cómo se sentía respecto a eso.
Eso sí, no fue muy larga la conversación ya que ella tenía que volver al trabajo en seguida, pero él no dijo nada, estaba feliz por haber hablado con su madre.
Solo quedaba una persona fuera de su habitación que todavía no había entrado, y era su mejor amigo.
Él sabía que iba a entrar y esperó mirando hacia la ventana. La puerta se abrió lentamente, dejando ver unos mechones rojos, claramente, teñidos.
—¿El señorito necesita compañía de su fiel compañero? — entró con alegría, con aura de "te voy a molestar hasta que me vaya"
Kacchan sonrió mientras asentía con la cabeza.
—Okey, ya que el señorito me necesita... — se adentró a la habitación y cerró la puerta — voy a quedarme con él por un rato para molestar — ambos rieron.
— Ya necesitaba verte, Oxigenado — lo miró sonriente, pero sus ojos no brillaban como antes, su amigo se dio cuenta de eso.
—Seh, ya necesitabas que un macho pecho peludo te visite — sacó el pecho como el "hombre masculino" que era.
—Claaro — dijo con ironía el rubio. — El macho pecho peludo que se tiñe el pelo de rojito — rió a carcajadas.
—Aun así, pelirrojo o no, soy un macho que conquista a mujeres bonitas — sonrió coqueto — después de todo...
—Hombre valiente conquista mujer bonita, o algo así. — dijeron al unísono y luego se rieron.
Hablaron por horas, y la cosa parecía no acabar, pero el horario de visita había terminado.
ESTÁS LEYENDO
Poesías (Bakujiro | Kamijiro)
FanfictionLa poesía puede ser un arma mortal para enamorar a cualquier persona. No hay nada más lindo que dedicarle lo mejor de sí mismo a esa persona especial, y él lo sabía, aunque también sabía que sus sentimientos no eran correspondidos. Pero él no se r...