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Narra: ____
No sé cuánto tiempo había pasado desde la última vez que ví a Bruno, realmente no me había estado sintiendo bien de salud física.
Y sé que debería haber ido con Julieta pero está todo el día cocinando, no quiero que se canse más por mí, por eso no he ido.
Oh, y también para no ver a Bruno, o a la señora Guzmán - le caigo del orto porque dice que soy gay, o sea sí lo soy pero ¿A ella que le importa? -, esa señora se la pasa en Casita, hablando puro chisme.
En fin, el despertador había sonado indicando que eran las 7 a.m y que debía despertar.
Quité las sábanas de encima mío y con dolor me levanté, he comenzado a ver borroso de vez en cuando o simplemente a ver negro en momentos.
También he sentido falta de aire, mareos, y cosas no importantes. Bueno da igual.
Coloqué mis pantuflas y con pesar tomé mi toalla del perchero junto a algo de ropa, al entrar al cuarto de bañoe despojé de mis prendas tomando un tiempo para verme al espejo que estaba enfrente mío.
- Pues feo no soy... - murmuré, tal vez a Bruno no le gustan los chicos.
Dejé la ropa y la toalla sobre la taza del baño y con un dedo comencé a trazar mis facciones.
Sacudí mi cabeza y entré a la regadera, abrí la llave del agua caliente y dejé que corriera por mi cuerpo.
Suspirando pesadamente tomé shampoo de lavanda y comencé a pasarlo por mi cabello, frotando y tallando para dejarlo limpio y cuando fué suficiente lo enjuagué.
Repetí ese proceso dos veces más, luego eché acondicionador en mi mano y lo puse en mi cabello, llené de jabón mi estropajo y tallé muy bien mi cuerpo.
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Salí cambiado del baño, llegando al cuarto me puse las sandalias y sequé mi cabello con cuidado.
Con pereza tendí mi cama y arreglé un poco, me gusta mucho la limpieza pero hoy no me sentía bien como para limpiar.
