Mila Madrigal

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-Pateo! Creo que me está saludando, verdad?- pregunto Camilo con su oreja pegada a el vientre de Anabel.

-Si Camilo, creo que le agradas- dijo acariciando la mejilla de su esposo.

Y si, como se dijo en el capítulo anterior los jóvenes enamorados tuvieron una noche algo larga.

Dando resultado al embarazo de la pelicastaña. Camilo al enterarse que sería papá no podía estar más feliz, lo había soñado desde siempre y ahora eso era una realidad, tendría una familia con la mujer que ama.

Anabel ya tenía 7 meses de embarazo, por lo cual su barriga ya estaba bastante grande, los dolores estaban y claro los antojos también.

Y Camilo se encontraba de cumplir cada uno de ellos.

Ahora se encontraban ambos jóvenes en su habitación, Anabel estaba acostada en el medio y Camilo estaba a su lado tomando su mano y diciéndole cosas lindas sobre ella y su hija.

Sabrán que Camilo casi salta a gritarles a todos del pueblo que el próximo madrigal seria una niña. Pero bueno, de eso se encargó Pepa.

-Camilo tengo hambre- dijo la joven Madrigal a su camaleón favorito.

-Claro! Que quieres ahora?- pregunto levantandose de la cama mirando a la chica dispuesto a traerle lo que quiera.

-Mmmm no tengo en realidad mucha hambre - Camilo sabía perfectamente lo que eso significaba- pero se me antojo un... Un helado de vainilla con mermelada de fresa.

-Claro yo-

-Y podrías traerme unas arepas con queso... A! Y que tenga picante si?

Si, el antojo principal de Anabel era comer picante.

Al sesenta porciento de lo que comía lo pedía con picante. Y lo curioso es que Anabel antes de quedar embarazada no comía nada de picante, de echo no le gustaba.

Por esa razón la mayoría de las mujeres Madrigal sabían desde un principio que la siguiente en la familia sería un caos total.

-Claro... Algo más sumercé?- pregunto antes de irse.

-No.

Camilo asintió y salió de la habitación y bajo a la cocina por lo pedido, luego de que las arepas estén listas llevo todo lo pedido con su esposa.

Al abrir la puerta un poco se percató de que su mujer le hablaba a su hija mientras la acariciaba.

-Sabes tu padre es un hombre muy bueno.. y consentidor, en serio, tienes suerte con solo hacerle los ojitos que seguramente heredadas de mi- Camilo río por lo bajo al escuchar eso- de dará todo lo que tú quieras, bueno no solo tu papá, toda esta familia te dará lo que tú quieras, no importa se serás una pequeña traviesa te querremos todos mucho.

Y Anabel no mintió, la pequeña Madrigal nació y fue furor en todo encantó, pero aquí entre nos el más feliz fue el camaleón.

-Alguien a visto a Mila?!- grito Anabel desde la punta de la escalera.- Camí has visto a la niña?

-No sumercé, tal vez esté con sus primos- dijo tomando la cintura y con la otra mano la mano de su esposa para bajar las escaleras.- ya aparecerá.

-No Camí hoy es un día especial, hoy recibira su don y debo prepararla- dijo con angustia.

Si antes no lo hacía ahora entendía perfectamente a su suegra.

-Si no llega a tiempo la voy a suplantar!- dijo mutando a la forma de su pequeña hija.

-Si, si no llega rápido tomaré eso en cuenta.- dijo sentandose en una silla.

-Tia Anabel, tía tía!- la pequeña de ojos azules llegó a su lado con su hermanita de tres años entre sus brazos.

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-Que pasa Eli?

-número uno, tío Camilo sostienes a Molly? Ya me cansé- dijo la niña de 10 años extendiendole a su tío quien con gusto sostuvo a su pequeña sobrina con una sonrisa.

-Y segundo ví a mi prima Mila en el bosque jugando con mi primo José y ahora yo voy a ir a jugar con ellos, adios- dijo para irse pero Anabel rápidamente siguió a la pequeña en camino al bosque donde efectivamente la pequeña generación de los Madrigal se encontraban jugando juntos.

Elizabeth llegó y se puso al lado de José quien estaba junto a su hermano menor Luis de 8 años jugando con sus dones.

Eli y José pomaron casa uno un brazo de Luis y comenzaron a estirarlo de sobre manera, y el pequeño solo reía pues no le causaba dolor alguno, su don era la elasticidad.

Anabel giró su cabeza a la izquierda viendo debajo de un árbol a un niño de 6 años leyendo un libro junto a su pequeña Mila.

-Conque aqui estabas Mila Madrigal- llamo la atención la mayor habiendo a los dos que estaban sentados bajo el árbol la mirarán.

-Hola ma- dijo la niña con una sonrisa nerviosa.

-Hola tía - dijo tranquilo el niño de tez morena.

-Hola Nico- dijo sonriendole, pero luego miro a su hija- que acaso no escuchaste que te estuve llamando hace horas?

-No porque la tía dolores es la que tiene el don de la súper audición - río ella risueña.

-Igual, vamos ya te tienes que cambiar.

-Pero el cuento se estaba poniendo bueno... - dijo ella bajando la cabeza, pero el cuento no era la razón, y Anabel lo sabía.

Ella no quiera irse porque no quería dejar a sus primos. Los pequeños madrigal son muy unidos los unos a otros, por eso su lugar favorito era el bosque, porque podian estar juntos y jugar con sus dones.

-Vamos- dijo tomando la mano de su hija- y ustedes también, tienen que arreglarse vamos- los niños dejaron de jugar y comenzaron a seguir a su tía para ir a casita.

Luego se preparar a la niña de tez morena con su vestidito blancose quedo con sus padres unos minutos antes de recibir su don.

-Hija estás tan hermosa- dijo su madre mirando a la de ojos castaños.

-Lo se.- dijo la pequeña sonriendo.

-Es igual a ti sumercé- dijo Camilo al lado de su esposa, luego se agachó para estar cara a cara de la niña.- mm, no cambio de opinión es igualita a mi- dijo orgulloso.

Y tenía toda la razón, la niña de tez morena tenía el cabello rizado como el de su padre y su cara era igual a la de el, a exepcion de sus ojos y su nariz que sacó de su madre.

-Oye! Fue en vano tenerla en mi vientre nueve meses para que se parezca solamente a ti - dijo Anabel cruzandose de brazos y mirando a otro lado.

Ambos de cabello rizado rieron.

-Ya ya sumercé no te enojes- dijo besando la mejilla de la mujer.

-Bueno ya es hora, ve Mila- le dijo.

-Suerte hija, todo saldrá bien- continúo Camilo animando a su hija.

Mila solo asintió sonriéndole, una vez en su lugar miro a todos lados, diviso a su familia sonriéndole y ella los imitó.

Giró su cabeza y en lo alto de las escaleras estaban sus padres junto a su tía Mirabel, quien sostenía la vela, una vez subió las escaleras tocó unos segundos la vela, Mila sentía como sus manos sudaban, quiso quitarse el sudor con su ropa pero rápidamente descargo esa idea y con lentitud tocó el cerrojo.

Anabel cubrió sus ojos con algo de temor, luego de unos segundos sintió unas manos bajar las suyas mirando a Camilo sonreírle, se quitó del medio y le hizo ver a su esposa como la puerta era alumbrada por ese brillo dorado que vio tantas veces.

Luego de eso en la puerta se dejó ver la imagen de la que parece ser Mila pero de mayor ya, lo que si Anabel no entendió la imagen de la puerta.

-Y bien?- Camilo se acercó a su hija- como te sientes nena?

-Me siento bien- le sonrió a su padre, pero luego miro detrás de el con la boca abierta, y luego sonrió.

Camilo, Anabel y Mirabel miraron dónde la pequeña pero no vieron nada, solo la foto del abuelo Pepe y de alma, la foto la cual pusieron justo después de que ella muriera hace un par de años.

-A quien le sonries Mila?- Mirabel pregunto.

-A la abuela Alma y al abuelo Pepe!- dijo señalando, pero nuevamente, nada.

-Y si talvez...- Anabel empezó.

Todos la miraron.

-Y si su don es ver a los muertos?

-Pero no tendria sentido- Camilo comenzó- todo lo que tenga que ver con la muerte no tiene nada que ver con mi dulce niña- se cruzó de brazos indignado.

Tanto Mirabel y Anabel comenzaron a decirle que si es una posibilidad y Camilo solo negaba.

Mientras Mila era interrogada por sus primos mayores, y ella solo les decía que veía a su bisabuelos alma y Pepe.

-Demuestralo!- exijio su primo.

-Como quieres que lo haga si tu no tienes mi don?- dijo con una sonrisa cruzandose de brazos.

-...

Mila río viendo a su abuelo Pepe riendo también por lo bajo.

-Abuelo Pepe, como puedo hacer para que te vean?

-Cierra los ojos y piensa que quieres que todos nos vean.- dijo el junto a Alma, quien solo asintió dándole la razón.

Mila hizo caso, cerro sus ojos bajo la mirada de toda su familia, y también la gente del pueblo.

Cerro los ojos y pensó en como quería que su abuela pepa y sus tíos Bruno y Julieta y todos verían de nuevo a Pepe y alma.

Abrió los ojos rápidamente al escuchar a la gente susurrar y murmurrar cosas.

Vio lágrimas en los ojos de algunos de sus familias y sonrió al saber que por fin los veían.

-Abuelitos!- se acercó y estiró su mano para ver si los podía tocar, alma estiró su mano y Mila sintió frío, al ver que si podían tener contacto se abalanzó a ellos, seguida de su abuela pepa y sus tíos abuelos.

-Yupi!

-Bien ya es hora de ver tu habitación nena- Anabel acerco a la pequeña a su puerta y la abrió.

Todos se quedaron sorprendidos, pues su habitación era oscura, con las paredes y techo de color negro u el piso era de un material un poco más claro, en el fondo había una cama y un escritorio.

Lo curioso es que en las paredes se encontraban fotos de personas del pueblo que ya habían fallecido, y también un cuadro grande  vacío, unos segundos después Pepe y Alma llegaron tomados de la mano y se adentraron al cuadro, y saludaron a su familia.

Después las personas un los cuadros comenzaron a hablar entre si y otros salian de sus cuadros sorprendiendo a la gente.

-Te gusta hija?- pregunto Anabel al entrar junto a su pareja e hija.

-Eso nuevo... Me gusta!- respondió con una sonrisa.

-Tu crees? Tal vez podamos pintar las paredes de otros color como amarillo..- decía Camilo mientras se acercaba a una puerta y justo un fantasma traspaso la puerta y lo asusto- ah! O-oh tal vez un rosa...

Anabel nego con la cabeza divertida sosteniendo la mano de su esposo.

-Te gusto tu don hija?- volvió a preguntar.

-Si!

Que don tan curioso el de Mila Madrigal no?

•𝙴𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘• (Camilo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora