2. Al fin lo logré.

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Con las manos en mis bolsillos, camino por el jardín con tranquilidad, hace brisa aparte del frío normal de la época.

Se que Juliana siempre vuelve por este camino, qué raro que no pueda encontrarla aún...

—¿Qué es eso? —De lejos escucho a un muchacho hablar, y una chica toser desconsoladamente.

Me acerco en silencio, al otro lado del pasillo de flores, separado por un arbusto rectangular que se extiende por tooodo el camino.

Logro ver a través del arbusto, y lo que veo me deja perpleja.

¡Es Juliana!

No no...

Es ¡MI JULIANA!

Siendo mancillada por mis propios compañeros, qué puto asco.

Son los mismos descerebrados que actuaban sospechosos hace unos días cuando salí de su dormitorio.

—Ya voy, Juliana... —Susurro para mi misma y me subo a la banca de al lado, miro lo que estoy a punto de hacer y maldigo mentalmente.

Me bajo, voy corriendo hasta el otro pasillo y llego por detrás con un grito de guerra.

Voy corriendo rápido, gritando.

—¿Huh? —Murmura uno de los que está agarrando el brazo de Juliana.

—¡AAAAAAAAAAH! —Grito en lo que llego, salto hacia Juliana y ambas traspasamos los arbustos rectangulares hasta caer en el otro pasillo.

—¡Es Rosa! ¡La salvó! —Uno grita.

—¡Idiota, se quiere llevar la gloria para ella sola! —Otro le responde.

—Vienen unas chicas allá, corran. —Dice otro. Los tres se van corriendo.

Yo alzo la vista y logro ver a Juliana en el piso a centímetros minúsculos de mi. Mi corazón se vuelve loco.

—Juliana... ah... eh... —Lo peor no es tenerla debajo de mi, lo peor de todo es que su camisa está desabotonada, dejando en evidencia su sostén crema.

Sabía que las tenía grandes, pero jamás pensé que se verían tan jodidamente bien...

Hello, Rosa, vuelve a la realidad.

Estás encima de Juliana, tiene sus pechos casi totalmente expuestos, y ambas están agitadas.

Estoy encima de Juliana...

Tiene sus pechos casi totalmente expuestos...

Y ambas estamos agitadas...

—¡Perdón! —Me quito de encima y quedo de rodillas en el pasto.

Veo algo mejor, quise decir peor, que sus pechos, su falda se le subió.

Joder, juro que si fuera hombre ya se me habría parado.

Rápidamente quito la mirada de entre sus piernas y noto que sus ojos están bien cerrados, entonces veo un pote pequeño de gas pimienta y conecto los puntos.

Rosa y JuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora