La grabación terminó en un par de semanas. Charly no vio mucho a Pedro, prefería estar cuando el otro no estuviera. No porque no quisiera estar con él, si no porque no quería escuchar que Aznar le dijera que lo de hace días no significó nada. Sin embargo, no podía dejar de darle vueltas al asunto.
Inevitablemente tuvo que volver a su casa. Llegó y abrió esa puerta que rechinaba y parecía que se iba a venir abajo. Entró para ver las paredes escritas y manchadas de pintura, llevaban más de un año así, él mismo había hecho eso. Recorrió la casa como si fuera un lugar que era nuevo para él. Pasó por al lado del teléfono varias veces, lo miraba de reojo, pensaba en llamar a Pedro. ¿Para qué exactamente? Ni idea, a lo mejor lo extrañaba, honestamente su soledad comenzaba a aturdirlo. Sería eso.Pasó varios días sin salir. Lo único que hacía era ir de su habitación a la sala de estar, donde tocaba algo de música, tal vez se drogaba y después volvía. Finalmente decidió agarrar el teléfono y marcar. Tenía que admitirlo, Charly sintió un poco de miedo. Esto podía salir mal.
—¿Hola?—La voz de Pedro salió del teléfono, aliviando un poco a Carlos.
—Eh...Hola, Pedro...—Hubo un prolongado silencio.
—Charly—Pedro lo hizo volver a la realidad—¿Pasa algo? ¿Por qué me llamabas?
—¿Necesito una razón para querer escucharte hablar?—Fue lo primero que le salió a Charly, que deseaba haber pensado mejor su respuesta.
Se escuchó cómo Pedro suspiraba y murmuraba algo por lo bajo. Mala señal. Después, Aznar dijo:
—Yo...Este...—Le tembló la voz—Pensé que ya habíamos hablado de esto...—Charly se sintió más raro que antes ¿De qué se trataba?, pero no dijo nada, esperó a que terminara de hablar—Lo de la otra vez...Fue un error.
—Te quiero ver—Le pidió García, fue casi una orden, después dijo:—...P-por favor.
—Charly... Yo, estoy ocupado, perdón—Puso una excusa, solo esperaba que el tecladista no pidiera detalles.
—Cuando te desocupes, no tiene por qué ser hoy—Se apresuró a decir el de lentes.
—Bueno—El más joven de Serú Girán entendió que Charly no iba dejar de insistir hasta que le dijera que sí—¿Mañana a la tarde te parece que pase?
—Sí, es perfecto.
—Dale.
—Pedro.
—¿Qué?
—Gracias.
Charly colgó la llama de inmediato y fue a sentarse a su sofá. Se quedó mirando la pared ¿Qué le iba a decir a Pedro cuando lo viera? Porque, había un gran riesgo de que lo que pasara fuera empeorar su situación. Durante toda esta oleada de pensamientos, sentía como un hormigueo horrible subía por su cuerpo y se intensificaba en cuestión de muy poco tiempo. Lleno de pánico y angustia que según él, no tenía razón alguna, pensó que más cocaína sería la solución.
Un día más empezó, uno igual al resto, pero la casa de Charly estaba más silenciosa que nunca, o de eso daba la impresión, gracias al torbellino que horas antes se había desatado ahí adentro.
Charly tenía la cara apoyada en la alfombra, y se tapaba de los molestos rayos de sol con la mano; se negó a levantarse por un buen rato, ni aunque le sangrara la nariz. «¿Qué día es?» fue lo primero que pensó al terminar de despertar. Se levantó súbitamente cuando se acordó de que Pedro iba a ir a verlo. El cansancio no fue un impedimento para ordenar la casa, por suerte, esta vez no rompió muchas cosas. Cuando acabó con eso, se dijo: «Me vendría bien una ducha ¿No» Entonces fue a eso, pensando en que ya parecía alérgico al jabón.
Mientras tanto, Pedro se arreglaba para ir. Estaba nervioso, de una mala manera, y bastante, sobre todo porque sabía que David no iba a estar para socorrerlo. Pero también tenía un poco de curiosidad por lo que Charly le iba decir. Ah, no, ya no. Seguro le iba a pedir que volviera con él, Pedro solo tenía que pensar de qué forma lo iba a rechazar.
Al estar en la puerta de Charly, se armó de valor y alzó la mano para darle tres golpecitos al rectángulo de madera vieja y agrietada. Pocos segundos después, García abrió y chocaron sus miradas, en esta ocasión, ambos tenían sentimientos similares, pero la diferencia es que Charly no mostraba su vulnerabilidad tan fácilmente como Pedro. Como sea, los dos supieron que todavía se querían el uno al otro.
—Eh, pasá—Charly le dejó el paso libre a Pedro.
—S-sí—Pedro bajó la cabeza y pasó.
—Ponete cómodo—Le pidió—¿Querés café o algo?—«Por favor, no pidas otra cosa» Pensó Charly, llevaba tiempo sin ir al almacén y nada más eso le quedaba, algo se le tenía que olvidar, claro.
—Este, dale, me gustaría—Le contestó Aznar mientras se sentaba y miraba a todo su alrededor.
—Bueno—Charly fue a preparar dos tazas de café, sabía exactamente cómo le gustaba al bajista—¿Estás contento por la salida de Serú 92?
—Algo...—Pedro soltó una risita nerviosa al final.
♪ ♪ ♪
Pasaron ¿Una?, ¿Dos horas?. Todo fue bastante tranquilo, pacífico. Porque Carlos no había dicho con respecto a su amor. Ahora, él ponía en el tocadiscos, unas canciones de Gardel. Ay, esos temas de tango que les traía una pizca de nostalgia. Se dirigió a Pedro y lo tironeó del brazo para que lo siguiera.
Lo sostuvo con una mano y la otra se la puso en la cintura. Pedro estaba confundido, pero algo le decía que tenía que seguirle el juego, era como cuando estaban juntos, estaban bailando un tango, uno de verdad. Entre giro, giro y corte, sus miradas se entrelazaban y los llevaba a un lugar lejos del ruidoso mundo.
Aznar se dejó llevar, aún sabiendo que estaba siguiendo el camino incorrecto. Pero es que, por más que quisiera evitarlo, volvía a caer.
Charly también cayó en la trampa, él no podía y no quería estar sin Pedro, ¿Qué iba a ser de su vida sin él?
Y mientras, la canción seguía sonando.
Por una cabeza, todas las locuras.
Su boca que besa, borra la tristeza, calma la amargura.
Por una cabeza, si ella me olvida.
Qué importa perderme mil veces la vida.
¿Para qué vivir?
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♪tango, uno de verdad♪ (Serú Girán)
FanfictionEn principios de los años 90's, Serú Girán regresa al fin, y con ella, viejos problemas del pasado buscan cobrar peaje.