Durante el largo viaje de regreso al Imperio Arcadia, Seungmin no dejaba de pensar en Hyunjin, automáticamente una pequeña sonrisa se esbozaba en su rostro; podía recordar cada sensación, cada gesto y cada rincón del rey de Cimeria, como si su corazón fuera a explotar por todos los sentimientos que embargaban su interior. Definitivamente, él quería estar con Hyunjin y llegando al Imperio, expresaría este deseo sin miedo alguno. Solo una noche más y Seungmin ya estaría ahí. Sin embargo, no podía olvidar el fin principal por el cual había ido al reino de Arcadia y que había hablado especialmente con Minho.
Una noche más y todo sería destruido en Arcadia, una noche más y la boda de Ryujin se realizaría; una noche más...
— Supongo que no estás aquí para hablarme de Ayaka. — Jeongin miraba con seriedad a Jisung que aparecía de la nada en el dormitorio de este.
— ¿Ya lo escuchaste? Probablemente Seungmin esté cerca. — Jisung dejó sobre la cama de Jeongin un pequeño amuleto con un cristal en su centro. — cuando sea el momento, solo debes romperlo.
— ¿Hyunjin te lo dijo? — Jeongin tomó el amuleto, todo este tiempo en Arcadia, se escondían muchos secretos que antes no habían sido revelados.
— Cumplirá su promesa de ayudarte a destruir este imperio y a su Emperatriz. — llevó ambas manos Jisung a su nuca, con total despreocupación. — sólo hazlo en el momento correcto... Probablemente puedas convencer a Seungmin una vez que llegue... También quizás si lo hablas con Min-...
— Minho no. — interrumpió Jeongin. — no ha sido más que un peón de mi madre y ha entregado la libertad de todos en silencio, no merece siquiera vivir... — los malos sentimientos hacia Minho poco a poco comenzaban a verse en Jeongin, ya no los ocultaba.
Jisung bajó la mirada pensativo, no podía opinar al respecto, de algún modo había comenzado a entender a Minho en el tiempo que habían compartido juntos. — de todos modos ten cuidado, Minho es fuerte. — comenzó a salir de la habitación. — descansa Innie.
Jeongin había estado en Cimeria y al igual que Seungmin, desde su estadía allá, había entendido muchas cosas que antes era incapaz de ver, sin embargo, siempre tuvo presente que su madre era un ser perverso, que en cualquier momento acabaría con el Emperador, que asumiría el poder y que todo iba a descontrolarse. ¿Cuándo pidió la ayuda de Hyunjin? La amistad de ambos se había fortalecido tanto, que incluso antes de que Jeongin llegara de regreso al Imperio, ellos habían hecho un pacto de alianza, que se selló en la estadía de Hyunjin en Arcadia, después de ver la situación que pasaban.
Claro que Jisung estaba ahí para cuidar y seguir los pasos de Ayaka, pero también estaba para apoyar a Jeongin en el momento que él se levantara en contra de Arcadia y su emperatriz.
— No sabía que también visitabas las habitaciones de otros príncipes. — Justo cuando Jisung se estaba metiendo al que era su pequeño lugar de descanso, Minho lo sorprendió con sus palabras.
— ¿Me estabas espiando? Vaya, ahora tienes un nuevo pasa tiempos. — sabía que el príncipe mayor de Arcadia tenía una gran intuición, así que solo sonrió bromeando con lo dicho.
— Solo espero Jeongin esté haciendo lo correcto. — de todo lo que podía decir Minho, justamente dijo lo que era menos probable; él sabía que algo estaba ocurriendo.
— No puedo creerlo. — Jisung no entendía cómo alguien con la inteligencia de Minho, podía dejar pasar tantas cosas, desde las acciones totalitarias de la emperatriz, hasta las posibles acciones de sus hermanos. — ¿Por qué sólo eres un espectador?
— ¿Espectador? — Minho alzó una de sus cejas ligeramente sorprendido. — ¿realmente crees que soy un espectador? — rió divertido, las palabras de Jisung le ofendían un poco. — ¿Qué hay de ti? ¿Qué eres tú realmente?
— ¿Eh? ¿Qué dices? — poco a poco Jisung comenzaba a sentirse irritado, Minho le agradaba bastante, pero a veces odiaba su manera de ser. — deberías mejor seguir bebiendo.. Y disfrutando de tú posición.
— Calla. — con tan solo mencionar lo último, Minho tomó de los brazos a Jisung para golpearlo contra una pared, así lo dejaba totalmente atrapado. — no te atrevas a decir algo al respecto...
— ¿Por qué? ¿Te molesta qué sepa lo qué haces? — ellos se estaban viendo fijamente. — sigo sin entender esa parte de ti, realmente quisiera entenderla, pero no puedo.
— Quién sabe... — Minho soltó a Jisung. — ni yo mismo entiendo mis acciones, quizás estoy perdido en este mundo tan podrido... — desde que Bangchan se había ido, la sensación de soledad habían consumido a este y su cuerpo, como si fuera una necesidad básica; necesitaba estar con alguien.
— Debo descansar.— rápidamente Jisung se alejó, le daba pesar la vida de Minho. — de todos modos, si tan perdido te sientes, siempre puede existir alguien que te ayude a pensar mejor.
Minho suspiró dejando ir a Jisung. — tch, idiota... — de todos modos pensaba que este tenía razón.
La noche pareció avanzar más rápido de lo normal para la gran mayoría en Arcadia, Seungmin arribó después de una larga semana de viaje al puerto más cercano del Imperio, en donde fue llevado al palacio real muy temprano; Minho y Ryujin lo esperaban en la entrada.
— ¡Seungmin! — Ryujin corrió hacia su hermano mayor, dando un fuerte abrazo a este cuando había descendido de la carroza que lo transportaba. — te extrañé. — regaló una sonrisa a este.
— ¿Cómo estuvo todo? — Minho también se acercó, un poco menos eufórico que Ryujin. — me alegro de verte bien y sano.
— Gracias. — respondió Seungmin para acariciar el cabello de Ryujin. — todo fue bien, como lo habíamos planeado. — hizo una pequeña pausa. — Minho, necesitamos hablar en privado.
— ¿Eh? ¿En privado? — una pequeña mueca de molestia salió del rostro de Ryujin, no le gustaban para nada los secretos entre sus hermanos. — ¿Por qué me dejan de lado en algunos asuntos?
— No es nada Ryujin, si fuera algo importante que nos involucre a todos, por supuesto que estarías ahí. — ambos se alejaron del abrazo; la mirada de Seungmin ahora estaba en Minho con total seriedad. — ¿Vamos?
Minho asintió con normalidad, presentía de qué podía tratar, pero no quería entrar en pánico o alguna reacción por adelantado hasta escucharlo. Ambos se dirigieron hasta un lugar más alejado del palacio, al aire libre.
— ¿Y bien? ¿Qué sucede? Es... Es algo de Channie, ¿verdad? — podía suponer trataba de él.
— Sí. — Seungmin buscó entre los bolsillos de ropa la carta que le había entregado Bangchan justo antes de irse de Cimeria. — Dijo que debía dártela... — extendió su mano para dársela a Minho, que con inseguridad la recibió.
— ¿Él está bien? — la mirada de Minho estaba sobre la carta, pensaba en que quizás lo que leería iba a doler, así que solo quizás era mejor aferrarse a la idea de que Bangchan estaba bien.
— Sí, él está bien Minho. — Seungmin hubiera deseado evitar ese incómodo momento para él, después de todo, sabía la verdad de Bangchan y lo mucho que quizás le afectaría a Minho.
— Gracias, luego voy a leerla. — la guardó ante la sorpresa de Seungmin. — ahora hay otro tema más importante qué resolver... Ryujin va a casarse esta tarde, por supuesto que no vamos a permitirlo, así que debemos estar preparados a todo.