Capítulo 9 - El quinto elemento

79 1 0
                                    

Si eres fan de la ciencia ficción sabrás que "El quinto elemento" es el título de una película futurista de Luc Besson que es de 1997. La historia va de que hay un terrible mal que está aquejando al planeta sin que nadie lo sepa, salvo los involucrados que tienen que resolver el problema. Pero otra cosa es de lo que va el filme. Su tema.

Para mí, el tema de la película está claro. Va de tratar las limitaciones que tiene una persona para enfrentar el reto de sacar adelante su misión, su tikún. Claro que se trata de una peli de Besson, así que en el filme hay peleas, disparos, amor, odio y de todo. Pero al final, ese es el tema y por eso es por lo que se ha considerado una película de culto.

Al caminar tu vida, al vivirla, siempre tendrás la duda sobre lo que hacer y si lo que haces está bien. Esa es una duda que nace de tu limitación para recordar por un lado y para predecir por otro. Es el inevitable dilema humano, porque ese es el único escenario posible en el que puedes tomar una decisión que sea tuya.

Claro que cuando no hay estrés y todo está en paz podrás pensar tranquilamente en tu pasado y podrás valorar bien tu futuro y cuán cerca estás de conseguir lo que quieres. Pero asúmelo, porque es automático. Cuando tienes que tomar una decisión es como si estuvieras solo tú y ella, y no sabes, no escuchas, no entiendes, ni recuerdas ni esperas. Vas decides y luego ya veremos. Eso es, que lo sepas, lo normal y natural. No cambiará nunca y es lo que hace que esta vida sea lo que es.

De allí la necesidad de crear una herramienta que te permita reformar lo que tienes, igual que sucede en una casa. La casa sigue siendo la misma, pero al reformarla se mejoran cosas en función de lo profunda y grande que la mejora sea. Está claro que no se puede tirar toda la casa abajo. Eso sería ya otra cosa, porque habría que construir de nuevo y eso no entra dentro de lo que se considera una "reforma". Lo mismo sucede con las cartas y el trabajo con ellas. Cambiamos cosas, pero tirar todo no es la intención.

Así que, siguiendo con el ejemplo de la casa, quien vive en ella eres tú. En el centro de todo ese trabajo estás tú. Eres el 13. El responsable y ordenante de la reforma. Eres quien pasa a representar la unión entre la luz que representa a la solución pedida, y la sombra, que es el problema que quieres reformar. Eres el ordenante del matrimonio entre el Cielo y la Tierra. Entre lo "receptivo" que va hacia lo alto, que te escucha y pone en marcha los mecanismos de la solución pedida, y lo "activo", que luego dirige todo hacia lo bajo, cuando esa solución se manifiesta en tus circunstancias diarias.

Tú eres el quinto elemento. Eres quien tiene la dificultad y lo admites así cuando abres las cartas, ejecutas la tirada y ordenas la reforma. Lo único que importa eres tú, que eres quien pone en marcha todo. Es tu aportación y tu entrega como ordenante de la reforma lo que resulta de vital importancia, y tu decisión de trabajar algo es parte del esfuerzo en conseguir la transmutación que implica el cambio que puede producir la sanación y la consecuente desaparición del problema. No puede concebirse una reforma por sí sola, espontánea y aislada de todo. Eso es impensable, porque la falta de entrega y de esfuerzo por parte de alguien trae como lógica consecuencia que lo que vaya sucediendo se convierta en un calmante de síntomas que parece eliminar el dolor, pero que deja intacta la herida.

Claro que lo que te propongo implica acción y querer salir de las circunstancias en las que vives que no te gustan. Y hasta entiendo que incluso haya en algún momento una falta de interés, que puede llegar debido a que los problemas que tienes son los que quieres tener. Puede que sientas como si los problemas estuvieran atados a ti, y tú a las dificultades que te traen. De tal forma que incluso creas que hasta han terminado formando parte de tu identidad, definiéndote.

También eso forma parte de lo posible. Y sucede porque, como ser humano que eres, tienes mecanismos de defensa que te paralizan y te encajonan dentro de gestos, deseos, emociones y pensamientos repetitivos, como si fueran un hábito.

Y es posible, entonces, que al realizar una tirada tus mecanismos de defensa se disparen y te hagan negar la importancia de aquello que te muestra tu inconsciente. En ese caso la consecuente reforma puede resultar que no sea todo lo profunda que pudiera o debiera, porque se hace muy larga, muy costosa u omite detalles, o simplemente aparece un miedo a las consecuencias. Como resultado de esto te verás en la obligación de seguir reformando la situación, lo que te permitirá cambiar esta actitud y liberarte del bloqueo.

Lo importante es que sepas que es dentro del espacio de la reforma donde nos enfrentamos al dolor, y que de ese espacio energético protegido no sale nada sin resolver. Al reformar no eludes el dolor y la incomodidad de la situación que vives. Más bien vas hacia él, provocando la sanación automática del mismo. Lo positivo es que se sucede dentro de la burbuja que es la energía de la reforma, que funciona como un quirófano en el que no entra nada que no corresponda y no sale nada que no esté ya resuelto.

Una tirada para reformar pone en juego una serie de mecanismos que producen el movimiento de la rueda de la vida, sin que tampoco se sepa mucho sobre el resultado final, salvo que no puede ser el mismo previsto bajo la óptica del miedo y de la limitación. Todo ello queda eliminado en el momento justo del acto de constricción y de redención personal que es tu decisión de cambiar lo que te molesta. Y nada de ello es transferible y solo puede ser ejecutado por ti, dando la cara ante las energías no resueltas que no se ven, pero que se presienten causantes de las miserias y sufrimientos que quieres eliminar.

Al final, cuando termina tu reforma, emerges ante una nueva posibilidad que te ofrece la redención y que te brinda la ilusión de una nueva oportunidad ante la vida, en total desnudez y sin más herramientas que la acción realizada por la reforma.

Luego te sientas en calma a esperar el nuevo resultado, siempre indefinido, pero siempre mejor.

Yin Qi Gong - El libro de las cartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora