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La noche de terrores cesa a la luz del día dónde los terrores no terminan sino que se repiten de una manera incluso más atemorizante.

Gulf despierta respingando sobre una cama bien acojinada, la sangre en su rostro ha sido limpiada así que solo tiene un ojo bien cerrado a causa de un enorme hinchazón púrpura. Tiene cortadas rojizas por todos lados pero en especial cruzando el tronco de su nariz. Un corte muy feo ya en cascara hace presencia en su labio inferior.

Se sienta totalmente alarmado cuando no reconoce el color de la habitación en la que está. Sabe que no es su casa y eso lo asusta. Una vez se sienta con las manos sobre el suave colchón blanco, se da cuenta que esta es una habitación bastante normal. De hecho, las paredes azúl océano lo hacen sentir cómodo. Frente a él hay una esquina donde una mesa contiene la más grande de las pantallas TV que ha visto. Bajo la pantalla hay un teclado grande. Creo que todo es tan exagerado porque la silla acojinada de Gamer lo explica todo; el dueño de esta habitación debe ser un Gamer.

Hay pequeñas figurillas de Pandas a las esquinas de la mesa. Tiene posteres de películas musicales, horror, dramas todas en una pegadas a la pared izquierda. La mayoría son películas clásicas pues a la hora de la verdad son mejores que las de la actualidad.

La puerta de la habitación se abre y Gulf se alerta. Quién entra es Mew. —Oh. Despertaste.— Sonríe aliviado. Este deja la puerta abierta mientras adentra la habitación. Si la cerrase sabría que asustaría al moreno mejor la dejo abierta para no causar eso en él. Porta una camiseta azúl de mangas cortas con unos cortos grises y pantuflas azules.

—¿Cómo me...?— Comienza el moreno cuando el pelinegro se sienta frente a él.

—Te dejaron tirado frente a la carretera donde están las vacas... Dios, tan solo pensar en eso me pone mal.— Gruñe.

—Lo último que recuerdo es que unos tipos me golpearon luego el Sheriff fue quién me “salvó” pero solo fue para golpearme a solas.

—Momento, hablas, ¿del nuevo Sheriff? Me refiero: al hijo que heredo el puesto a Sheriff.

—Ese.

—ESE IDIOTA.

—Tranquilo. Alterarse no solucionara nada.

—Cierto. Estás tan tranquilo que es de admirar. Yo no tendría esa tranquilidad si estuviera en tu lugar.

—No son palabras que no haya escuchado antes. Debo... Debo irme. Tengo que hablar con esa familia, seguramente ellos ordenaron a golpearme.— Se pone de pie, pero toca su abdomen con dolor.

—Oye, tu valentía es de admirar pero no eres de hierro.— Mew le dice tomándolo de un brazo y del antebrazo derecho para suavemente regresarlo sentado a la cama. —Debes descansar.

—Cuánto odio ser humano.— Se queja el moreno.

—¿No lo odiamos todos?— Ríe un poco el pelinegro mirándolo con mucha ternura. Entonces deja de sostener sus brazos. —Oye, espera aquí. Te traeré desayuno.

—No tienes porque--

Gulf iba a rechazar amablemente, pero Mew se va trotando súper motivado por la puerta de la habitación hasta no dejar rastro de su cuerpo. El moreno suspira observando los bordes de la puerta.

Algo vibra en uno de sus bolsillos. Su típico teléfono. Lo saca para mirar la pantalla de tal, viendo la notificación de un mensaje en la parte superior.

NUM. DESCONOCIDO, y Gulf no duda en responderle:

 DESCONOCIDO, y Gulf no duda en responderle:

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𝗘𝗡𝗚𝗔𝗡̃𝗔𝗠𝗘, 𝗦𝗜 𝗣𝗨𝗘𝗗𝗘𝗦| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora