Capítulo 52

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— Tú a fregar — me aguanto la risa mientras veo la cara de indignación de Damiano hacia Rosa.

— ¿Y por qué tengo que fregar yo?

— Porque sí. ¿Te vale esa respuesta? — ojo que su madre se le pone chula — Además, ¿no esperarás que friegue yo, no? ¿O Daniela?

Damiano acaba rindiéndose y cediendo a las exigencias de su madre. La cena no ha sido tan incómoda como pensé. Me agobié para nada. Y la batuta de la conversación durante la cena la ha llevado su madre, cosa que yo he agradecido enormemente.

— ¿Puedo hablar contigo, Daniela? — me dice su madre.

Asiento en respuesta. No me voy a negar. Y la mujer es muy amable y cariñosa.

Se sienta en el sofá del salón y palmea el sitio a su lado para que me siente. Damiano nos echa un ojo de vez en cuando mientras recoge los platos y cubiertos en la cocina.

— ¿Pasa algo?

— ¿Qué iba a pasar? — rebota la pregunta — Solo quería darte las gracias por estar con Damiano. Le haces muy bien. Siempre lo has hecho.

Posa su mano sobre la mía y me da un suave apretón. Río sintiéndome cohibida.

— Tampoco creo que sea para tanto — resto importancia.

— Sí lo es — insiste — Y si Damiano está en la música ahora mismo es por ti. Porque tú lo apoyaste siempre. Y creíste en él.

— Ya bueno, pero si él está donde está ahora mismo es por su propio mérito — digo — Y además, yo no le escribo las canciones.

- Yo creo que de alguna manera sí lo haces — sigue — O si no, ¿quién es Marlena?

Me encojo de hombros sin saber muy bien qué contestar, o qué espera que conteste.

— Marlena eres tú — concluye — Él coge inspiración de ti.

Sonrío como tonta pensando lo bien que suena eso.

"Yo sigo enamorado de ti", las palabras de Damiano vuelven a mí.

Ese hombre es mi perdición.

— Y me alegro de que se haya dado cuenta de que tú eres la chica con la que tiene que estar — su cara se contrae en desagrado ahora — No me hacía ninguna gracia venir y encontrarme con esa chica rubia y maleducada.

Mi sonrisa se borra. No puede ser la persona que estoy pensando. Con lo bien que iba la noche, y todo el tiempo que llevaba sin pensar en esa desgraciada.

— ¿Elena? — pregunto.

— Sí — entrecierra los ojos — ¿Tú sabes quién es?

Claro. La mujer que me arruinó la vida.

— Sí — me tenso.

No me hace ninguna gracia tener que hablar de esa mujer.

— Nunca me gustó. Me transmitía malas sensaciones. Sus intenciones nunca fueron buenas.

— Ya. Estaba demasiado loca por Damiano — me muerdo la lengua después de decir eso. Me tendría que haber contenido.

Ella ríe. Y lo hace con ganas. No sé por que, pero lo hace. Damiano la mira sin entender nada y busca mi mirada también, intentando encontrar un contexto a esto. Pero ni siquiera yo sé cual es.

— Loca por Damiano — niega riendo — Daniela, cielo, esa chica no estaba interesada en Damiano. Él le daba igual.

Ahora soy toda oídos. Esta mujer sabe algo que yo no sé. Y estoy quedando como una estúpida que no se entera de nada a su alrededor.

Me enamoré del Diablo {Damiano David}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora