16. Consejo peligroso

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Finalmente, había llegado al punto en el que estar cerca de Yoongi se convirtió en mi rutina. Despertar, convivir, reír, besar y dormir juntos.

Era una rutina que, lejos de sorprenderme, me agradaba, porque parecía consecuente.

Justo allí caí en cuenta de que era una persona acostumbrada a estar en pareja. Antes de Jimin, estuve con más chicos y chicas sin discriminarlos por sus castas; me daba igual, mientras me gustaran lo suficiente para ignorar la moralidad que susurraba desde el fondo de mi cabeza, acusatoria y malvada.

Yoongi era lo que yo buscaba sin saberlo. Una persona introvertida como yo, artística, intuitiva y sentimental, pero que no eludía la importancia de la lógica. Era un alfa, y aunque yo hubiese preferido que se tratase de un omega, en aras de hacerme la vida más sencilla, no lo cambiaría. No cuando su aroma fuerte y masculino me ataba a la realidad, me inspiraba y me deleitaba. Yoongi también era divertido y lleno de defectos, como cualquier ser humano, pero incluso su parte lobuna parecía congeniar con la mía, me daba cuenta en todas las ocasiones en las que se acurrucaba conmigo y nuestros corazones se sincronizaban. Era una melodía perfecta que deseaba que él plasmara en alguna de sus canciones. Pero Yoongi continuaba tocando I need you. Si tenía que decir algo que me molestara de él, sin duda sería aquello.

Parecía no corresponder, a pesar de haberme confiado estar ansioso por ser amado.

Incluso si yo ya me había aferrado a él, ignorando en el camino la voz que me dictaba lo poco natural que era el lazo que, podía jurar, se estaba formando, Yoongi actuaba indiferente luego del sexo. Aquel lazo era veraz, aunque no demostrable. Pero no existían máquinas a las que someterme para que leyeran mis pensamientos y el fluir de mi pasión por Yoongi. Una precoz, sí, pero real.

—Te hice una pregunta, Jungkook... ¿Cómo está tu vida ahora mismo?

Mi mente era un embrollo. Quería decirle a Chanyeol justamente lo que pasaba por mi cabeza, pero no encontraba la forma de organizar mis emociones. Tal vez necesitaba tiempo para sopesar la situación.

—Bien.

Chanyeol lanzó una carcajada—. Y por eso no has venido en todo un mes.

—Han pasado cosas... —admití.

—¿Algo nuevo que decir?

—Mmh...

—Confía. —Chanyeol murmuró. Nuestros ojos se encontraron y yo me mordí el labio inferior.

—Es sobre Yoongi —admití—, siento que lo quiero demasiado rápido y demasiado intenso y demasiado todo. Él seguramente no siente lo mismo que yo. Me da miedo ser rechazado y- Ah, no entenderías...

—No voy a juzgarte. Aunque prefiero que pienses que somos amigos, no soy tu amigo, Jungkook. Soy tu apoyo y pagas por estar aquí. Yo te escucho y créeme que nunca te voy a señalar. De nuevo con el miedo al repudio social, Jungkook... Ya habíamos hablado de eso.

La mirada se me volvió borrosa por las lágrimas de desesperación.

—No sé... ¿Debería decirle a Yoongi que me gusta mucho? Y mis padres... Ay, ellos no se esperan que consiga pareja ahora y que sea alfa...

—Tus papás lo entenderán. Te quieren. —Chanyeol se encogió de hombros.

—No los conoces. Amaban a Jimin.

—Jimin no está —Chanyeol dijo con fuerza, como recalcando cada sílaba—. Quien está aquí eres tú, eres su hijo, ellos te apoyarán. Sólo tienes que decírselo cuando te sientas seguro. Y si no lo hacen de inmediato, eventualmente lo harán. Es parte de ser padre y comprender que el lobo quiere lo que quiere, pero cuando el humano también lo quiere, se vuelve imposible ignorarlo.

Fénix | YoonKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora