Capítulo 5 - Lágrimas

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Colorado (EEUU), 13:05 pm, 19 de octubre de 2019

La noche anterior Jules no pudo dormir. Todavía estaba asimilando todo lo que había pasado en tan poco tiempo. Además, ella seguía sin entender muchas de esas cosas que le habían pasado. Tampoco había derramado ninguna lágrima en toda la noche, lo único que hizo fue estar en un estado de shock. No pudo parar de hundirse en sus pensamientos, ya que era una de las pocas cosas que la podía distraer aunque la consumía poco a poco.

Era por el mediodía, Jules salió de su habitación vestida de negro. Fue hacía su cocina y se encontró con su madre y su padrastro vestidos de negro también y preparados para irse de casa. Se dirigían al funeral y la misa de las víctimas del accidente con el meteorito. Entre ellas Henry y Sasha. Bajaron hasta el parking y cogieron su coche. Jules se sentó en los asientos de atrás y nada más sentarse, se colocó los auriculares para escuchar música. Tenía una expresión seria, no les dijo ninguna palabra a sus padres desde la noche anterior.

Llegaron a la iglesia, la cual era enorme, donde se hacía la misa para luego ir hacía el funeral. Asistió mucha gente, John ya estaba gritando porque no encontraba aparcamiento, entonces Jules empezó a subirse la música a tope hasta no poder escucharlo. Al cabo de diez minutos encontraron uno. Se bajaron del coche y fueron directos a la iglesia sin dirigirse la más mínima palabra. Entraron y había bastante gente, las familias de los fallecidos y todos demás como Jules y sus padres que habían ido por respeto. Todo eran expresiones tristes y rotas, mucha gente estaba llorando y abrazándose entre ellas. Llegó el cura para recitar unas palabras y todo el mundo se sentó dando paso a un silencio completamente tranquilizante pero inquietante a la vez. Después de un largo discurso, todo el mundo se levantó a aplaudir muy tranquilamente y a llorar. Jules miraba a su alrededor y casi todos estaban llorando, incluso su madre. Ella era la única que no podía llorar, hasta que giró la mirada y se dio cuenta de que John tampoco estaba llorando. Ella empezó a asustarse, no podía llegar a creer que se estuviera pareciendo a su padrastro.

Luego de acabar la misa, cogieron el coche y se fueron a comer algo. Jules seguía con la misma expresión de cara, paralizada, triste y con unos ojos caídos con ojeras que parecían no haber dormido durante meses. Comieron en un restaurante normal y corriente. Su madre y John hablaban de sus cosas mientras Jules seguía en su mundo.

– ¿Qué no dices nada? ¿Te ha comido la lengua el gato o que? – preguntó John a Jules medio riendo y con un tono sarcástico.
– No quiero hablar. – Contestó cortante Jules
– Hay que ver qué niña más estúpida... – replicó John.

Tras estar unas horas comiendo tranquilamente, debían irse. Eran las cinco y media de la tarde y el funeral de Sasha y Henry era a las seis. Habían decidido hacer un solo funeral, es decir el de Henry y Sasha juntos, ya que eran primos. Cuando llegaron al funeral, había menos gente, pero la mayoría de los que estaban allí eran bastante cercanos a ella o simplemente les conocía de alguna otra cosa.

La familia de Henry y Sasha decidieron recitar unas palabras muy conmovedoras. Fueron parecidas a las de la misa, pero aquí daba más detalles por lo cual la gente de alrededor podía empatizar más todavía. Todo se volvió a repetir, aplausos, lágrimas y abrazos. Jules seguía sin reaccionar, nada de lo que estaba pasando lo había procesado todavía, no había tenido tiempo para hacerlo. Pasó un rato y Jules se acercó hacia los ataúdes de Henry y Sasha junto a sus fotos, sosteniendo un ramo de flores blanco. Estas flores representaban la pureza y la inocencia, como su color blanco indicaba. Se paró justo delante y mantuvo la mirada en las fotos de sus compañeros, ahí fue cuando una sola lágrima consiguió caer de su ojo. De un momento a otro ella giró la vista con esa lágrima todavía permanente en su mejilla, vio a Laila, ambas se miraron con una expresión rota y triste. Aunque a Laila se la podía notar preocupada y como queriendo intentar decirle algo a Jules. Jules la miró con sus ojos medio muertos y con una actitud repulsiva y triste a la vez. Volvió apartando la mirada dejando el ramo junto a las fotos de sus queridos amigos. Después, sin devolverle la mirada a Laila se fue con sus padres. Laila suspiró y lágrimas empezaron a caer de sus ojos mientras veía a Jules alejarse lentamente. Ella estaba viendo como un pedazo de su alma se iba sin ningún tipo de despedida.

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