A la mañana siguiente, cuando Felipe llegó al hogar de ancianos, se encontró con que la bicicleta ya estaba al lado del árbol. Aún era temprano, ya que habían quedado en encontrarse después del mediodía, por lo que le dio curiosidad saber qué hacía ella allí.
Al ingresar, fue hasta la habitación de Felicita, pero Azul no estaba allí, así que sin dar muchas vueltas se lo preguntó.
—Yeya, esa chica... ¿es confiable? —inquirió.
—Por supuesto que sí, somos amigas desde hace mucho tiempo, Azul es la mejor persona que conozco —afirmó hasta sorprendida por aquella pregunta.
—¿Y dónde está? Pensé que estaría aquí...
—Cada vez que viene da clases de danzas de salón a los que se pueden mover y bailar —explicó—, luego recorre las habitaciones para enseñar técnicas de respiración y relajación, y viene junto a mí al final, así nos tomamos el tiempo para hablar y compartir...
—Ya veo... ¿Y cuál es su historia? —quiso saber.
—Ah, eso tienes que preguntarle a ella —zanjó la mujer con una sonrisa dulce—. Mejor cuéntame qué es lo que hacías por España en todo este tiempo —pidió.
—Bueno... nada interesante, sobrevivir... —respondió él encogiéndose de hombros—. Mejor tú me cuentas la historia con el señor Castillo, ¿no crees?
—Espera que venga Azul, así la cuento una sola vez —dijo la mujer—. ¿Has sabido algo de Mónica? —Insistió, para saber algo de su nieto.
—No... y es mejor así, yeya —respondió—, no sé si quiero verla aún. Lo que no me explico es que ni siquiera te haya llamado a ti.
—Ya ves, hijo... pero bueno, cada quién toma sus decisiones y corre con las consecuencias de las mismas —añadió.
—Me hubieses llamado, si lo hubiera sabido habría venido antes —dijo él con consternación.
—Sé lo difícil que fue todo para ti, sabía que necesitabas tu espacio para sanar...
—Hay heridas que son tan grandes que no sanan jamás —suspiró.
—No lo creas, Felipe,
—No parece tan sencillo, yeya...
—Lo sé, pero desde donde estoy yo la perspectiva cambia —añadió—. Por eso me agrada Azul, ella parece disfrutar de la vida y se entrega al máximo a ella.
—Bueno, ayer creo que no le fue tan bien —comentó él—. La encontré un rato después de salir de aquí discutiendo con un hombre.
—Debe ser Alexis —respondió Felicita—. Lo que pasa es que las personas como Azul lo viven todo con intensidad, Felipe, el amor, el desamor, la pasión, la amistad, el día a día...
—Yo creo que todos pasamos por esas emociones...
—Sí, pero algunos la piensan mucho mientras otros la sienten más. Tú eres razón, Azul corazón —repitió la anciana.
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Quiero bailarme la vida contigo
Romance*** NOVELA PUBLICADA EN AMAZON, AGOSTO DE 2021 *** Azul tiene una forma muy especial de ver la vida, a ella le encanta encontrar el lado bueno de las cosas incluso cuando estas parecen no tenerlo. Su vida es sencilla, es profesora de danza y en sus...