Amor Entre Polos Opuestos (Fuego y Hielo).

Cap XVII

-Elsa, ya estamos en la iglesia, ya puedes venir.-Dijo por teléfono.

-Bien, no dejen que corra ¿ok?

-Jajaja no creo que lo haga, está ansiosa de que llegues.

-Jajaja ya voy para allá.-Colgó y se subió al auto, todos estaban muy nerviosos esperándola, luego llegó a la iglesia y entró lentamente, todos dirigieron su mirada hacia ella, se veía tan radiante, tan feliz, la pelirroja quedó boquiabierta cuando la vio y le extendió la mano, luego la abrazó y al oído le dijo "te ves hermosa", le dio un pico y dieron comienzo a la ceremonia.

Todo pasó sin interrupciones, por fin ya estaban casadas, regresaron al castillo para iniciar la gran fiesta, ahí las esperaban ya todos los invitados.

Las recibieron con una ovación de pie, chiflidos y vitoreos, uno a uno las fueron felicitando, tomadas de la mano fueron a sentarse a la mesa de honor, en la cual se encontraban Anna y Kristof, Rapunzel y Eugene, Olaf y en el centro las recién casadas; la música real no se hizo esperar, varias parejas se acercaron al centro de la pista y comenzaron a bailar.

Los chicos estaban fascinados, el ambiente era magnífico, la comida espectacular, el vino excelente, todo perfecto, era la boda de los sueños de Elsa, incluso mejor, también era la más mencionada de ese y otros reinos, fue la primera entre una reina y una princesa.

-¿Amor? ¿Quieres bailar?-Preguntó la pelirroja a su esposa.

-¿Qué? ¿Bailar? ¿Mérida de DunBroch quiere bailar?-Respondió incrédula.

-Sí. ¿Porqué lo preguntas?

-Es que, tú misma has dicho que no sabes bailar y que no te gusta amor.

-Pero a ti sí y te veo con ganas de bailar cielo, por ti aprenderé y no me importaría hacer el ridículo ahorita jajaja.-Le extendió la mano y gustosa aceptó, se dirigieron a la pista.

-Bien, sólo siente la música y sigue mis pasos.-Dijo la rubia poniendo su mano al rededor del cuello de la pecosa.-¡Ah! Y procura no pisarme jajaja.

-No prometo nada jajajaja.-Comenzaron a moverse al ritmo de la música y Mérida seguía los pasos de su amada, o al menos eso trataba, la pobre tiene dos pues izquierdos y de pronto la pisó sin querer, pero poco a poco parecía que iba mejorando; unos minutos después Anna y Rapunzel se les unieron con sus respectivas parejas, hicieron un intercambio y todos bailaron entre ellos, voltearon a la mesa de honor y vieron al pobre de Olaf solo, sentado, comiendo pastel, todos supusieron que quería bailar, así que la reina y las tres princesas fueron a sacarlo, él feliz de la vida bailó con las 4. De pronto Elsa sacó a Mérida al jardín.

-¿Qué pasa amor? ¿Te sientes bien?

-Sí, por supuesto, es sólo que vine a hacerle una sorpresa a Olaf.

-¿Sorpresa?

-Así es, él está muy solo y necesita la compañía de alguien a quien pueda amar.

-Ah ya entiendo, le harás una compañera.

-Sí.-Comenzó a mover sus manos y un remolino de nieve se hizo presente, luego una figura apareció.-Te llamarás Olina.

-¡Qué bonita! ¡Olaf estará feliz!-La pelirroja estaba fascinada con la creación de su esposa. De pronto la pequeña cobró vida y saludó a las chicas, era igual de amable y tierna que él, regresaron a adentro y la ocultaron tras ellas, las princesas seguían bailando con el pequeño quien estaba muy contento.

-Oye Olaf.-Dijo la reina.

-¿Sí?

-¿No prefieres bailar con Olina?-Abrieron paso a la pequeña nueva muñeca de nieve.-Te la presento, Olaf ella es Olina, Olina él es Olaf.-Él abrió los ojos enormemente y éstos tenían un brillo especial y sus pupilas se dilataron, los demás se sorprendieron y sonrieron ampliamente.

-Ho-hola Olina.-Le dijo tartamudeando.

-Hola Olaf.

-¿Qui-quieres bailar conmigo?

-Claro que sí.-Lo tomó de la mano y lo arrastró al centro para empezar a bailar. Todos estaban observándolos con un poco de gracia, les encantaba ver feliz a ese pequeño que había hecho muchas cosas por ellos.

El rato pasó y ya en ambiente cambiaron la música a una más movida, bebían, bailaban, reían, brincaban, etc., en eso la reina y su esposa se acercaron a los nuevos tortolitos enamorados.

-Olaf, sólo quiero agradecerte infinitamente lo que has hecho por nosotras, sin ti yo ahorita fuera la persona más desdichada del mundo, pero gracias a tu perseverancia lograste encontrar ese documento tan valioso y ahora soy la mujer más feliz del universo. De verdad muchas gracias, te adoro y no me alcanzará la vida para pagártelo.

-Elsa tiene razón, muchísimas gracias pequeño.-Dijo la pecosa.

-No tienen que agradecerme nada chicas, ustedes hubiesen hecho lo mismo por mi. Al contrario, yo les agradezco por esta bellísima sorpresa.-Dijo volteando a ver a su enamorada.

-Es lo menos que te mereces.

-Las amo chicas.-Las abrazó y éstas lo cargaron. Luego volvieron con los demás quienes ya estaban alegres a causa del alcohol, los invitados se fueron marchando hasta quedar ellos solamente, fue entonces que el ambiente se tornó muy diferente...