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—¿Je-Jensen?
—¿Quién? —Pregunta confuso.
Entonces recordé que allí no era él, sino Dean Winchester.
—E-res... ¿Eres Dean Winchester? —Cuestioné con asombro, incredulidad y cientos de emociones más a causa de encontrarle finalmente.
Le observo sonreír ladino y chulesco.
—Sin duda es él —Me mofe dentro de mi cabeza por la actitud contraria.
—Veo que alguien conoce sobre mi —Deja su trago sobre la barra de madera del bar y adquiere una postura seductora.
—Sí, aunque no de la forma en la que tú crees —Tenso mi quijada al recordar el porqué estaba de nuevo en Massachusetts, sin embargo, aquella vez había ido por un descanso y no con la esperanza de encontrármelo.
Dean borra la sonrisa casi inmediatamente, ladea la cabeza y adquiere una postura de desconfianza.
—No es necesario —Opinó a causa de su cambio de actitud — Pero necesito de tu ayuda — Informó tajante y con cierta firmeza — De ambos.
—¿Conoces a Sam?
Pienso unos instantes en lo que diré.
—No exactamente —Resopló — ¿Podemos ir a un lugar con menos ruido? De verdad deseo hablar contigo — Muerdo mi labio inferior inconscientemente, atrayendo los vidrios esmeraldas oscuras a aquella zona de mi rostro. Retengo mi aliento a causa de observar el obvio desliz de visión de Dean.
—Vamos al estacionamiento —Acepta, asiento agradecida y ambos salimos al lugar que dijo sin mucho preámbulo.
Me abracé cautelosamente al sentir un poco de frío en el cuerpo.
—Escucha. Sé que parece descabellado y aún más que una chica no se acueste contigo a la primera que te vea —Balbuceo incoherencias. Regreso mi vista hacia él y me percato de su sonrisa petulante, esbozó una sonrisa divertida y niego mientras que suspiro para tranquilizarme.
El vaho sale de mis labios como los de Dean.
—Parece descabellado, pero los conozco a ustedes. No de la forma literal, sino que de otra que puede parecerte aún más confusa —Tenso la quijada — Conozco lo que hacen y parte de lo que han pasado. Puede sonar aterrador ahora que lo digo en voz alta, pero no es lo que crees — Llevo mi mano hacia mi frente mientras que cierro los ojos con fuerza para intentar acomodar mis ideas y así poder expresarlas adecuadamente.
—¿Eres alguna clase de acosadora? —Cuestiona intrigado — ¿De quién? ¿De Sammy o mía? — Pregunta divertido y con claras intenciones de inflar su ego masculino.
Entorno los ojos.
—Te confundes. No soy ninguna acosadora —Respondo tajante — Dean, si lo fuera: alguno de los dos ya se hubiera percatado de mi presencia aunque sea una vez y aún así no conocería lo que sé de ustedes hasta ahora. Y no, tampoco soy del FBI, detective, o algún agente de la policía, así como tampoco soy una cazadora — Informó con anticipación ante cualquier posible pregunta prematura que podría surgir del mayor.
