Capítulo 22

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Tracy mentía. Bueno, no tenía seguridad de que lo hacía. Alexei decía que Tracy mentía. Pero yo había visto su celular. Sus mensajes acosándola. No tenía por qué desconfiar de ella.

Miles fue el primero que me sostuvo por detrás de mis brazos cuando intenté saltar a atacar a Alexei, dentro de mi profundo enceguecimiento. Él y Derek me llevaron hasta el cuarto de Suhwan mientras yo gritaba como un loco, desenfrenado, jurando que iría a matarlo. Decía tan libremente esa palabra cuando en realidad nunca maté ni a una mosca. Pero que no lo haya hecho no significa que me crea incapaz de hacerlo, y aquello me aterra.

Usualmente la gente responde que no matarían a nadie, pero yo en realidad lo veo como una reacción muy humana. "El hombre es el lobo del hombre" decía Hobbes en el Leviatán; odiar a alguien me parece más que suficiente para sentir ganas de acabar con su vida. Y si bien el odio es subjetivo, creo que alguno será empático con mi situación en este momento, y me apoyará en el asesinato.

Póstumamente, me fui calmando poco a poco. Suhwan había traído un desconocido té raro a la habitación que bebí sin cuestionar y, a la larga, logró bajar mi furia paulatinamente.

Derek y Miles estuvieron conmigo en todo momento: el primero se encargaba de calmarme mientras el pelinegro llamaba a su novia para avisarle que llegaría más tarde esta noche. Miles y Mia últimamente no estaban teniendo una relación muy normal, pero en otro momento ya ahondaré en aquel tema.

—Jem, respira— el rubio se sentó en la cama conmigo, negando con la cabeza— Mira, yo no sé nada acerca de muchas cosas, pero tú sabes mejor que nadie que yo tengo malas experiencias con mujeres... Sé que quizás duele pensar que Tracy quizás no es la persona que esperabas, las personas son una caja de sorpresas. Pero ahora es más importante que te preocupes por ti, para luego poder preocuparte por Venice. Yo, y todos tus amigos estaremos aquí para apoyarte. No dejes que una chica te nuble la vista, puede que Alexei esté mintiendo, y si lo está haciendo seré el primero en ir a darle una golpiza, porque nadie se mete con mi mejor amigo. Por eso te pido que actúes en frío ahora, para que podamos llegar al final de todo esto—.

Escuchar a Derek hablarme tan sereno y comprensivo había dado vuelta la situación a la que estaba acostumbrado. En general, antes de mi llegada a la ciudad, él era el impulsivo y yo el racional. Nueva York ha, claramente, sacado una nueva faceta mía que quizás no quería conocer. Conocerla, de hecho, me llenaba de inseguridad.

Llevé mis manos a mi frente cubriendo mis ojos por unos instantes para luego asentir con la cabeza. Acto seguido, ambos nos fundimos en un reconfortante abrazo. Si bien podía parecer que el Club me había hecho más cercano a Derek, la verdad es que había distorsionado nuestra amistad a más no poder. No éramos los mismos, claramente. Pero me hacía sentir muy tranquilo poder contar con su ayuda incondicional— Tienes mala suerte con las mujeres pero con los chicos al parecer no tanto, ¿verdad?—. El chiste era inocente, teniendo en cuenta la confianza que había entre nosotros.

Apenas se soltó del abrazo, su rostro palideció por completo al escuchar mi comentario. Al parecer, él no estaba enterado de que yo tuviese tal nivel de confianza con Ethan como para que me contase lo sucedido la noche anterior— ¿De dónde sacaste esa información?—. Contuve mi risa un segundo al oír su desesperación; Miles continuaba en su mundo. Tenía que admitir que este té realmente me estaba calmando, no me reconocía riendo luego de una crisis como la de hace unos minutos— Deki, yo me entero de todo. ¿Qué vas a hacer? Dime por favor que no estabas probando algo nuevo por simple curiosidad—.

Derek se quedó callado, bastante incómodo, a decir verdad— A ver, no estaba "probando" nada, porque no me interesa. Ethan es mi amigo, entendió que estaba ebrio y despechado. Y bueno, me contuvo a su modo. Solo fue una vez, y no creo que lo repita, cosa de amigos—.

          

Sentí un intenso dolor por mi amigo en ese momento. Se encontraba tan ilusionado hoy por la mañana, tan perdidamente enamorado. Yo no sería quien le rompería la ilusión; Derek debe hablar seriamente con él.

—¿Estás seguro de que ese es el modo en que un amigo te consuela por un rechazo? Por lo que tengo entendido, no fue un simple beso amistoso—. Noté que me estaba metiendo demasiado en donde no me llamaban, así que decidí terminar el tema— Tan sólo te pido que aclares las cosas con él, no te conviertas en quien tanto te hizo llorar. Sabes que aborrezco a la gente como Livia, así que no seas como ella—. Mi amigo se limitó a asentir. Mañana por la mañana esperaba verlo hablando con Ethan, no quería que el otro sufriera tanto en vano.

De repente Suhwan, seguido por Alexei, hizo aparición en la habitación. —No está mintiendo, tiene pruebas de que Tracy Cantrell está involucrada en el asesinato. Entramos al celular de Alexei desde mi computadora y tengo acceso a todo su historial de mensajes. Además, busqué posibles redes sociales de la chica en cuestión y todas fueron creadas hace menos de seis meses. No es casualidad que haya borrado sus redes, se haya ido de Houston, su ciudad de nacimiento, y que de pronto aparezca nuevamente. Es obvio que intentó un borrón y cuenta nueva—.

El rubio se aclaró la garganta antes de pronunciarse— Venice, yo, y todos los jóvenes que estábamos en esa organización somos víctimas de Tracy. Ella nos controlaba exhaustivamente—. Suhwan volvió a interrumpirlo, revisando un par de cosas en su notebook, en cuya tapa brillaba un sello holográfico con el logotipo de Dalmoon— Por lo que logré entender, su amiga participaba de un grupo alternativo al Club de Horus. Algo así como una organización paralela que se encargaba de otorgar préstamos ilícitos a personas, para luego extorsionarlas con altas tasas de intereses. Alexei y Venice Wayme fueron encargados de extorsionar, junto a otro grupo de adultos jóvenes, con la intención de progresar en algún ámbito. Alexei, por ejemplo, buscaba poder político, entonces Tracy lo proveía de difusión de su partido al él prestar sus servicios—.

Esta cara de Venice nunca había salido a la luz, era una sorpresa tanto para mí, como para el resto. Era casi doloroso haber idealizado a una persona y luego enterarte de que se había visto envuelta en todo tipo de asuntos ilícitos hasta el último día de su vida.

—Me arrepiento totalmente de haberme metido en este negocio. Desde afuera se veía mucho mejor, parecía una puerta brillante por la cual podía acceder a todo lo que algún día había querido ser— explicó Alexei— Las razones de Venice eran desconocidas para mí, nunca me hizo saber por qué ella estaba envuelta en estos negocios. Es irónico que no lo sepa, puesto que lo último que me dijo fue que nadie sabía más de ella que yo—. La amargura que desprendía su voz no podía ser fingida, no había lugar a dudas de que hablaba con sinceridad.

Miles, quien al parecer había terminado de hablar con Mia y se había integrado a la conversación, rio pesimista— Supongo que nunca terminas de conocer a las personas...—. Acto seguido, se acercó a Alexei asintiendo con la cabeza repetidas veces— Bueno, vamos a hacer lo siguiente: me voy a encargar de mantenerte vigilado, no parece que vayas a traicionarnos, pero es mejor ser precavido. Conocemos todos los ambientes en los que te mueves y nuestro amigo coreano está armado hasta los dientes, así que no sería bueno que se te cruce por la cabeza desobedecernos. Cuando salgas de este edificio, irás a tu casa en un taxi que pediré por un celular privado, totalmente indetectable. No te preocupes por el dinero, estará pago. Serás una especie de informante y vendrás a darnos los datos que precisemos en tiempo y forma—. Finalmente, mostró una sonrisa ladeada y asintió con la cabeza— Oh, y por supuesto, nunca tuvimos esta charla. Ni siquiera tuvimos este encuentro—.

...

Eran pasadas las diez de la mañana cuando Mia, Ethan y Carla se encontraron para tomar el desayuno en la sala del Club. Todo el resto del equipo, excepto por Livia y Damian, había salido a buscar a Alexei, y si bien ellos tres se habían quedado despiertos hasta que los demás llegaron, estaban mucho más lúcidos y despabilados al día siguiente.

Por esa razón, decidieron comprar Scones y prepararon té helado para disfrutar juntos, se lo tenían merecido por haberse quedado anoche a la espera del resto.

—Miles está raro últimamente...— comenzó Mia, bebiendo un sorbo de su infusión— Hace meses que no salimos simplemente a caminar por el Central Park como solíamos hacer cuando recién nos conocíamos. Entre la universidad y las actividades del Club lo noto absorbido, la verdad que no sé qué hacer para lograr que se relaje un poco—.

Carla frunció el ceño al oír el comentario de su amiga, mientras untaba un pequeño trozo de scon con un poco de jalea— Él está estresado y todo lo demás, pero eso no significa que deba dejar de lado su relación. Entiendo que no quiera hacerte cargar con sus problemas, pero no es bueno que haya poca comunicación entre ustedes—. Luego de la morena, fue Ethan quien intervino— Yo creo que Miles es un tipo bastante directo, no tendrá vergüenza de hablar nada contigo. Deberías intentar charlar con él sobre esto que te tiene sin dormir, no es bueno que guardes sentimientos para tí sola por mucho tiempo—.

Mia estuvo a punto de replicar, pero la entrada de Derek en la escena generó un silencio bastante incómodo. —Chicos, parece que hubiesen visto a Drácula, está bien que dormí solo cuatro horas, pero no estoy tan impresentable— acotó en su típico tono bromista, cerrando la puerta tras de sí. Al menos aparentemente, todo parecía haber regresado a la normalidad.

Ethan se puso automáticamente de pie, comenzando a encaminarse hacia la otra sala del Club. Derek no había tocado el tema de la fiesta durante dos días enteros, por lo que se podía notar una tensión incipiente entre ambos. O quizás solo él podía sentirla, no lo sabía ciertamente. Al notarlo, Derek negó con la cabeza, yendo directamente hacia donde Ethan se estaba dirigiendo, dejando a las dos chicas totalmente confundidas. Mas ellas no prestaron demasiada atención y continuaron hablando de sus problemas.

—¿Por qué me evitas?— preguntó Derek, intentando mirar a su amigo a los ojos. Éste replicó con otra pregunta, corriendo su mirada de los ojos de su amigo— ¿Por qué me enfrentas?—.

Derek no sabía la respuesta. "Porque Jem me pidió que hable contigo" no era una frase viable para decir en esta situación. —Escucha, lo de la fiesta...— comenzó el rubio, dejando salir un cansado suspiro, pero el contrario lo interrumpió, ahora con una actitud de fingida pedantería— ¿Lo de la fiesta qué? ¿Ya quieres repetir?—.

Derek negó con la cabeza, intentando hallar las palabras que no resultasen hirientes para con su estimado— Mira, la noche de la fiesta estaba muy confundido, muy borracho, y muy triste. Me dejé llevar, y lo siento. No quise generar una falsa expectativa en tí, si es que lo hice. Como digo, no quiero nada más porque ahora mismo mi cabeza es una confusión constante—.

El comentario le llegó a Ethan como un doloroso puñetazo en la cara. Empero, no era viable demostrarlo, debía ser fuerte— Dices que estás confundido y crees que la solución es ir a lo seguro, ¿o me equivoco?—. El pelinegro se acercó aún más a su amigo, mirando detenidamente cada detalle de su rostro— Deberías tener una seria conversación con tu Yo ebrio, realmente son bastante opuestos—. Ahí estaba, aquella tensión era la que buscaba.

El comentario de Ethan sonó, cuanto menos, sarcástico. Se alejó un poco de su amigo, aguantando las ganas de maldecir a gritos, y se encaminó hacia la puerta que conducía a la sala principal.

Pero Derek lo tomó de su mano antes de que se fuera. Bingo. Por más que sabía que esto podía hacerlo sufrir aún más, él estaría encantado de incluso hacerlo dos veces.

—¿Dices que estoy confundido? Bien, pues tienes razón. Venía perfectamente enamorado de Livia, ella me ignoró, llegaste y me diste vuelta el mundo. Pero no me gustan los hombres— hizo una pausa, algo dubitativo— O no lo sé, realmente es una sensación muy confusa...— se excusó el rubio, totalmente apenado.

Ethan solo sonrió, negó con la cabeza, y finalmente dio un par de pasos hacia adelante, dejando un pequeño beso en la comisura de los labios del contrario— No sabes lo que quieres y no tienes por qué decírmelo ahora—. Podría no ser el mejor de los planes, pero sentía que debía arriesgarse. Quería arriesgarlo todo— Mientras tanto, puedes usarme cuanto quieras para sacarte las dudas que tanto te atormentan, tómate tu tiempo—.

Ethan jugaba con fuego. Él debió saber que no hay persona más dañina que la que no sabe lo que quiere.

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