El viaje de México casi llegaba a su fin, pero Canadá no tenía mucho tiempo para preocuparse por ello, México ya era un adulto y podía tomar sus propias decisiones, ya tenía su confianza en él, y lo apoyaría en todo.
España estaba camino a su vuelo de regreso a su país, por lo que Usa y Filipinas se encargaban de llevarlo, una preocupación menos pues a España le darían toda la atención que necesitaba en su país, y tal vez así encontraba la paz que necesitaba lejos de tanto alboroto.Esa mañana había sido, si era posible, más agitada que la de ayer, apenas su madre se había enterado de lo que pasó con UK, le llamó para extraditarlo de vuelta con ella, todo era un caos sin pies ni cabeza y los niveles de estrés que manejaba el pobre francés eran agotadores.
Para su suerte Ucrania había pasado varias veces por la casa para ayudarle con las tareas del hogar, su apoyo moral y físico eran algo que agradecía enormemente, aún más teniendo en cuenta que estaban solo ellos dos en ese momento.— Canadá, estoy realmente decepcionado de lo mal que has manejado la situación.— Hablaba la francesa ante esa videollamada tan apresurada, se podía ver el cansancio en la cara del bicolor.—No veo la manera en la que puedas arreglarlo, debo decir, que tú incapacidad para manejar este tipo de situaciones, ya no me sorprende... Desde que has decidido cuidar a ese bastardo de España me has dejado con mucho que desear.— Canadá hacía todo lo posible para no responder de una mala manera, era su madre y la única manera en la que podía deshacerse de UK sin causarle más perjuicios a nadie, solo asintió*
-Lo manejaré con más cuidado a partir de ahora, voy a hacerme cargo de los traslados y-—. Fue interrumpido.
—No, no... Me has fallado mucho, así que mandaré a alguien por ello, al menos así me quedo más tranquila de que hagan bien su trabajo, ya después de que MI alfa esté aquí, no quiero saber nada de ustedes, ni de sus asuntos, no me vuelvan a llamar, ni me contacten, lo mismo para tus hermanos.— Colgó, Canadá estaba exhausto y eso lo pudo notar Ucrania, se acercó a acariciar su rostro y darle un pequeño beso.
-Bueno, nos vamos a librar ya de algo.- Sonrió dándole una palmada en el pecho, sabía que le afectaba a Canadá, y su estrés también lo afectaba a él, no solo por los arranques de frustración que eventualmente acababan con Canadá rompiendo algo sin querer o con toda esa intensión, Ucrania sabía lo horrible que era esa presión sobre sus hombros.
- ¿Vendrá alguien de tu familia?.- Se sentó a su lado tratando de averiguar más sobre las opciones que tendría que tener.
- Aún no sé quién será el que llegue, estoy cansado, todos los hijos de Francia o de mi padre son unos hijos de puta mimados.— sus piernas no dejaban de temblar hasta que Ucrania colocó sus manos sobre éstas haciendo que le viera.
—No todos, conozco uno que es muy dulce.— Sonrió acercándose a dar un beso en sus labios, cosa que Canadá no rechazó, estaba con ganas de tener al chico cerca de él, ya estaban unidos por un lazo más fuerte que esa mordida, estaba ansioso por volver a tenerle para él.
Ucrania se deslizó por su cuerpo, besando su cuello, su pecho, su abdomen por sobre la ropa, quedó hincado en el suelo, a la altura de aquella silla del comedor, acarició su miembro por encima de la tela del pantalón y lo liberó, Canadá solo lo veía y acariciaba su cabello ondulado, la erección apareció cuando sus miradas se encontraron, suspiró profundamente echando la cabeza hacia atrás dejando que el ucraniano jugara a su antojo.
Los sonidos húmedos llenaban la habitación, era una buena forma de aliviar su estrés, con la calidez de su boca y como lo apretaba, pronto esa felación se convirtió en sexo en el comedor, apretaba a Ucrania contra su cuerpo, lo sentía tan cerca que dolía, Canadá era tan brusco con sus estocadas, con su toque, podía romper a cualquiera con su amor tan agresivo, pero no a Ucrania, solo alguien como él era capaz de recibirlo por completo.
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¡Te veo en la ventana![Rusmex Omegaverse]
FanfictionA veces encontrar pareja predestinada parece solo un cuento de hadas para algunas personas. Para otras es una realidad tan palpable que se encuentra a la vuelta de la esquina. O bien, justo frente tu ventana. Y ese amor perdurará para siempre, como...