Poesía rota

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Cual bajel a la deriva
divagan mis versos
en un mar inquieto
do la calma no existe,
do el dolor está expuesto.

Los versos libres son esclavos
de un alma desarraigada,
de unos ojos vacíos
que no expresan nada,
que no lloran.

Mi poesía es tan frágil
como las lágrimas de cristal
de una virgen barroca
procesionada en primavera
a los pies de mi tierra,
maldita y divina.

Hube sabido yo antes
de la complejidad que implica
el alma de los artistas,
y ya hube alcanzado antes
la resiliencia necesaria
para enfrentarme a esta agonía.

Se me hace tan difícil ver
como se desvanecen mis palabras...
Los pensamientos se contorsionan
en mi mente traicionera,
en mi pecho golpea con fervor
una ménade danzante, furiosa.

Se oye un suspiro, un quebranto,
un deje magullado que aúlla poesía;
que mi voz, que nunca fue risible,
espira en un intento de sobrevivir
a la flagrante serendipia del arte
que duele, que amarga.

Quisiera encontrarme yo
en algún punto de mi existencia
con aquel tirano que dijo
que la poesía es algo inefable.
Los versos solo traen dolor
y la agonía de un alma afligida.

AugurioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora