Idilio

37 5 3
                                    

Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2062.

04.- Idilio

Compartieron el desayuno, desnudos, en la cama, hasta que el reloj se acercó peligrosamente a la hora en la que los músicos debían llegar. Jagged le dio un suave beso en la frente y le susurró que tenía el día libre para hacer cualquier cosa que quisiera.

Se sintió aliviada, teniendo unas horas para ella misma, al fin. Aunque no se quejaba del tipo de tareas con las que Jagged había ocupado sus horas. Podría haberse escapado a la playa, pero finalmente le pareció mejor quedarse en la piscina por si Jagged necesitaba algo urgente mientras grababan los temas nuevos.

Estaban encerrados en el estudio, ni siquiera les había visto, pero Jagged no había salido gritando y montando un drama, por lo que suponía que los músicos eran de su agrado.

Se quitó el vestido y saltó al agua. Fang se acercó a la cancela que separaba su piscina en el jardín de la piscina enorme en la que ella estaba. Jagged le dejaba bañarse con él, ella no iba a hacerlo, por mucho que fuese un animal domesticado seguía siendo un reptil enorme que podía devorarla sin parpadear.

—Lo siento, Fang, el cloro no es bueno para tus escamas.

El animal abrió la boca como si fuese a protestar, dio media vuelta y se zambulló en su piscina privada resignado.

—Y me das un poco de miedo, para qué engañarnos.

No quería pensar mucho en lo que había pasado con Jagged, tampoco en cómo sería la vuelta a París con todas las obligaciones y actuaciones. Esperaba que la presión y el estrés no acabase con ellos, no quería que su relación se deteriorase.

Se sentó en el bordillo de la piscina para secarse, con los pies dentro del agua, dejando escapar los segundos, deseosa por recuperar la intimidad.

—Mira, ahí está.

La voz de Jagged la hizo girarse, no esperaba que acabase tan pronto.

—¿Penny?

—¡Mike!

Se levantó del borde de la piscina de un salto y se acercó alegre, deteniéndose cuando estaba a punto de abrazarle, estaba empapada y le mojaría.

—No seas tímida, ven aquí y dame un buen abrazo.

—¿Os conocéis? —inquirió Jagged viendo como la abrazaba con afecto y repartía besos por su cara, sus manos reposaron en la parte más baja de la espalda de Penny.

—Penny fue mi asistente un tiempo.

—Una asistente desastrosa y sin experiencia.

—Una asistente maravillosa —continuó con una caricia columna arriba que le provocó un leve escalofrío—, no he encontrado a otra mejor en todos estos años.

Penny rompió el abrazo y buscó el vestido como si acabase de darse cuenta de que estaba en bikini entre dos hombres y la asaltase una delicada timidez.

—¿Eres uno de los músicos de Bob?

—Eso parece, piano —puntualizó.

—No necesitaba un pianista —murmuró Jagged—. Yo soy pianista.

—Bob me advirtió que te pondrías histérico y bueno, no ha sido tan terrible. —Mike le revolvió el pelo mojado a Penny lanzando gotitas en todas direcciones—. También me dijo que la loca de su mánager intentaría echarme, cosa que no ha ocurrido.

Té con jengibreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora