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— Oigan, idiotas. — Minho estaba parado apoyándose sobre su pierna izquierda frente a tres tipos que parecían ser unos años mayor que él. — ¿Qué chucha tienen? ¿Por qué no se comportan como unos malditos normales? ¿Creen que se ven cool? — Levantaba la voz un rabioso castaño. —  Porque sólo se ven como tremendos manganzones enfermitos. — Avanzó unos pasos hacia el grupo de bravucones e hizo una seña con la mano dando a entender que quería que se retiraran. — Lárguense.

Los tres tipos se miraron entre sí y se fueron, avergonzados de que algunos de los alumnos que estaban observando la escena los vieran con burla y pena al ser humillados por un chico menor.

— ¿Estás bien?

Jisung miró a Minho. Lo miró como el ángel más bonito que nunca antes había visto.

— Sí, gracias. — Habló sólo para que el castaño lo escuchara.

— Soy Minho. — Y cuando sonrió, Jisung pudo confirmar que era la sonrisa más bella del mundo. — No deberías dejar que te traten así. Digo, está bien ignorarlos, pero si te agreden físicamente debes actuar. —  Minho, con toda la confianza del mundo, enganchó su brazo con el del pelinegro y caminaron hasta el comedor. — Patéalos en las pelotas.

Jisung rio y se relajó un poco, al lado del castaño se sentía confiado.

— Soy Jisung. Y supongo que tienes razón.

— Jisung, qué lindo nombre. —El nombrado estaba fangirleando para sus adentros. — ¿Tienes amigos aquí, dentro de la escuela?

— No, soy nuevo.

— Oh, yo igual. — Empezó a mostrar el lado extrovertido que su madre le había regalado. — Aún no tengo amigos, qué difícil es socializar. — Se sentaron en una mesa vacía. — Pero ya hice un amigo, se llama Jisung. — Sonrió de nuevo y tomó de su cajita de jugo.

Jisung se propuso nunca separarse de Minho, lograr que esté a su lado para siempre sería su meta.

Victoriosamente lo logró, desgraciadamente fue de la mala manera.

— No te conviene, Min. — Trataba de mostrarse natural, como si sólo estuviera dando un consejo de amigo sin segundas intenciones. — Ese marihuano me da malas vibras.

— Bueno, lo siento mamá, pero a mí me gusta ese marihuano. — Rio antes de ponerse la mochila en el hombro.

Ambos salieron del instituto y tomaron el bus para después caminar unas calles hasta la casa del mayor, en donde pasarían la tarde haciendo tareas y luego irían a por Changbin para salir e improvisar su fin de semana.

Los dos amigos se encontraban en la habitación del castaño, completando el último trabajo asignado.

— No puedes salir con él. — De nuevo, cada vez que Minho se fijaba en alguien, Jisung hacía que no llegara a suceder nada entre ellos.

— ¿En serio? ¿Puedo saber por qué? — Preguntó acostumbrado, siempre pensó que su amigo sólo se preocupaba por él.

Es amor de verdad, la posesión y sobreprotección para Minho eran las más lindas pruebas de amor.

— Creo que te llevará por un mal camino, Min. Es todo. — A ese paso, Han ya suponía que lo siguiente sería que Minho se olvidase de su nuevo pretendiente y se pasen el fin de semana en casa del menor con Changbin.

— Muy tarde. — Soltó una pequeña risita que asustó al contrario.

— ¿De qué hablas? — Miró al mayor.

— Chan y yo saldremos el próximo fin de semana. — Se le notaba emoción en sus palabras, Jisung notaba Ilusión.

— Oh, bueno. Ten cuidado. — No se alarmó demasiado, porque de igual forma podía seguirlos y evitar que algo pase, ya lo había hecho antes. — Sólo avísame si sucede algo.

          

Jisung se volvería loco si alguna vez Minho conseguía pareja.

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Jisung mantenía el fuerte agarre en las caderas de Minho sin dejar de moverse en ningún momento. Ya había acabado dos veces, y ahora buscaba un tercer orgasmo.

Aseguraba que había tomado la mejor decisión de su vida, pir fin estaba tomando el cuerpo del amor de su vida, estaba cumpliendo su sueño al estar follándose a su mejor amigo. En ese momento se sentía en la gloria misma, aun si Minho no estaba consciente en lo más mínimo.

Continuó embistiendo y haciendo que la cama sonase, el sudor empapando su rostro por completo.

— ¡Jisung! — Frenó sus movimientos de golpe al escuchar la voz de Changbin.

Estaban en su casa, mierda.

Salió rápidamente del castaño, acomodándose la ropa y limpiando al contrario procurando no hacer mucho ruido. Al terminar de acomodar al castaño entre las sábanas, fue hacia la ventana y salió por ella, cayendo directamente al patio.

Dio la vuelta a su propia casa y tocó el timbre, encontrándose con el propietario de la voz que antes lo llamaba.

— Hombre, ¿dónde demonios te metiste?

— Fuí a comprar. — Respondió con simpleza entrando al hogar.

— ¿Y las compras? — Jisung se paralizó cuando vio a Chris mirándolo con cierto desprecio.

— Ya no había lo que fuí a buscar. — Mantenía una increíble serenidad. — ¿Qué hacen aquí?

— Vinimos a ver cómo está Minho. — Habló Seungmin esta vez.

— Está descansando, déjenlo, debe estar agotado.

— Quiero verlo. — Ordenó Chris.

— Tú eres el que menos derecho tiene. — Dijo aquél que tenía menos derecho que Chris.

— Chicos, ahora no. ¿Sí? — Trataba de calmar el menor de los cuatro. — Jisung, ¿Dónde está Minho?

— No voy a dejar que este imbécil se le acerque. — Señaló a Chris con la cabeza.

Changbin detuvo del brazo a Chris antes de que se acercara y le haga quién sabe qué a Jisung.

— Sólo queremos verlo, nos aseguraremos de que nada pase.

Pero Jisung ya estaba empezando a ponerse nervioso.

— Bien, pero sólo un momento. — Señaló la habitación en donde se hallaba Minho. — Ahí está, pasen. — Dicho esto los tres se dirigieron hacia el lugar señalado.

— ¿Quién eres para decir cuánto tiempo debo ver a mi novio? — Chris dijo a Jisung cuando pasó por su lado.

— Soy mejor que tú. — Le habló en el mismo tono.

Chris no podía estar mas enfadado, haciendo que ese sentimiento opaque las sospechas que antes sentía hacia la misma persona.

— Está con llave.

Mierda, lo olvidó.

— Se los dije, está agotado. De seguro no quiere inerrupciones. — Alzó sus hombros en una perfecta actuación.

— ¿No le habrá pasado algo? — Preocupó Seungmin.

— No lo creo, Seung, sólo está durmiendo.

— Pero ya pasó demasiado tiempo. — Comentó Changbin mirando hacia Jisung, notando algo prontamente. — ¿Por qué estás tan sudado?

Chris volteó a ver al nombrado, era cierto, estaba sudoroso.

— Corrí hasta la tienda.

Changbin asintió, convencido.

— De acuerdo. Supongo que Minho se encuentra bien. Vámonos. — Caminaron hacia la entrada, en donde Jisung les abrió la puerta y los despidió. — Mañana en la mañana volvemos. — Se alejaron de la casa y empezaron a caminar por la pista que daba al lado de la casa de Jisung.

— ¿Quieres que te llevemos a casa, Chan?

— No hace falta, chicos, gracias por todo.

— Avísanos si necesitas algo.

— Claro que sí, Minnie... — Enfocó su vista en la ventana que daba a la habitación en donde supuestamente se encontraba Minho. Vio cómo la luz se prendía y también vio que la ventana estaba abierta.

No dudó ni un segundo en correr hacia la ventana y observar a través de ella.

Y tampocó dudó en meterse por ella para tomar a Jisung por el cuello a punto de golpearle el rostro con su mano hecha puño.

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tengo hambre, mátenme

hate your soul.  ||  banginho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora