«{Capítulo 9}»

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"El pecado… se sufre si se es descubierto pero si no se disfruta…"

Narra Clara:

Había sido una noche agotadora.

Llegamos a la mansión y todos se fueron a dormir.

Camine hacia mi habitación luego de tomar agua y allí estaba Daniel acostado su mirada perdida, vacía.

Simplemente observaba hacia arriba sin decir nada. Ya sabía muy bien en quien pensaba cuando estaba así.

El fantasma que hace cinco años ronda su mente, el fantasma que él se rehúsa a dejar ir.

Ana Adams.

Era ella quien ocupaba sus pensamientos. En recordarla se le iban las noches.

Ni siquiera mi atuendo lo incitaba a mirarme. Un vestido negro corto, muy provocativo y él ni de reojo me miraba.

Salí de la habitación molesta. No quería hacerlo pero cuando vi ya estaba frente a la puerta de su habitación.

¿Por qué siempre tenía que venir aquí?

¿Por qué sin pensar mis pies me traían?

Ya estaba aquí así que toque la puerta levemente y sentí que esta se abrió sin dudar.

Entre y allí estaba.

El jodidamente sexy y experto en la cama John Castelli.

–¿Qué viene a buscar la señora de Daniel Macondo a mi humilde habitación?–Comento sarcásticamente.

No respondí nada y mi mirada se fijo en lo arreglada que estaba su habitación. Se notaba que no había estado con chicas recientemente sino esto sería un gran desorden.

–Cuando a la mascota no le dan comida acepta hasta las sobras del mendigo. –Volvió a decir sarcástico y con esa firme sonrisa en su rostro.

–No sé de que hablas.

Claro que lo sabía.

–Traducido a tu lenguaje: Cuando Daniel no te folla como es debido te acuerdas de que existo.

–Tal vez las sobras del mendigo son mejores que las comidas del dueño de la mascota. –Dije yo cambiando sus palabras.

Me acerque a él y baje mi mano lentamente por su abdomen.

–No me convencerás esta vez. La última vez que estuviste aquí estabas muy segura de que esto debía acabar.–Dijo mirando a otro lado.

–Y acabo… pero ahora quiero una segunda temporada. –Insistí llegando a su entrepierna.

–Clara… Sabes que amo tu cuerpo… No me provoques.–Dijo con dificultad.

–Amas tomar todo lo que es de tu primo.–Esta vez hable yo.

Su expresión cambio a rabia mezclada con lujuria, excitación y deseo.

Estampo sus labios contra los míos en un apasionado y largo beso.

–Tú nunca has sido de él. Reconoce que soy mejor en la cama.

Volví a besarlo con fuerza pasaba mi mano por su cabello, nuestras lenguas jugueteaban entre si y el calor de nuestros cuerpos se mezclaba. Sus manos fueron a parar a mi trasero y comenzaron a masajearlo con poca delicadeza.

Lo siguiente fue lo de siempre.

La maldita adicción que era John Castelli en la cama.

Su cuerpo desnudo junto al mío, sus labios besando cada parte de mí, sus gemidos, sus brazos que abrazaban mi cuerpo mientras entraba, su calor.

Nuevo Amanecer[COMPLETA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora