El vagabundo

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Poco tiempo después, Azula fue convertida en Avatar por los demás avatares que apoyaron la idea impuesta por el Avatar Kin quien logro convencerlos que era lo correcto. Durante su reinado como Avatar, la mujer más bella de la orden se dedicó a hacer las cosas de manera correcta sin cometer ningún error. Ya no quería hacer nada malo, había aprendido que hizo demasiado mal en los demás que no quería volver a sufrir de nuevo, sin embargo, vendría la peor de todas sus desgracias al enamorarse de alguien que pronto iba a venir por parte de Ónix.

El avatar ónix trajo a un vagabundo demonio durante su estancia en la tierra, por lo cual llamo la atención de toda la orden en especial los avatares quienes no les gustaron la apariencia de ese individuo, por lo cual hubo muchas críticas por parte de ellos quienes creían que no valía la pena que se uniera a la orden sagrada. Trataron de hacer cambiar de opinión al ser de forma de ave que insistía en entrenar al vagabundo:

- ("Ónix está loco, como se le ocurre meter a un vagabundo a la orden, su apariencia es repugnante...me recuerda a mi antiguo maestro Gādian") -pensaba Azula.

- Por favor déjenme entrenarlo, avatar supremo -pidió el Avatar Ónix.

- Ónix tú ya no puedes entrenar a nadie, solo los guardianes sagrados -hablo el ser supremo.

- Eres un avatar, tu trabajo es estar aquí y no entrenar a un individuo que luce de manera andrajosa -se expresó el avatar de oro.

- Es por su vida de ermitaño, pero eso tiene arreglo -respondió Ónix.

- ¿Porque quieres entrenarlo? -pregunto el avatar de plata.

- Porque veo un gran potencial en él, creo que si lo entreno será algún día un gran avatar -argumento Ónix.

- ¿Estás seguro que no tiene malas intenciones? -pregunto dudando el avatar de bronce.

- Las tinieblas de la oscuridad lo han rodeado, pero yo puedo hacer que desaparezcan -agrego Ónix.

- ¿Tiene maldad en su interior? -pregunto ahora el avatar blanco.

- No tiene maldad, sino miedo y odio.

- ¿Hacia quién? -pregunto esta vez el avatar negro.

- No ha querido decirme, pero con el tiempo hablara; por favor déjeme entrenarlo – hablando Ónix al avatar supremo.

- Lamento decirte que no, no puedes ya que dentro de muy poco tendrás que sucederme -respondió seriamente el avatar supremo.

- ¡Por favor déjeme hacerlo! -suplico Ónix.

- Podemos conseguirle a alguien que lo entrene -contesto el avatar supremo.

- El no querrá, no confía en nadie, necesito entrenarlo para que confié...si es necesario rebájeme de puesto; no me importa perder mi posición de avatar -se expresó con calma Ónix.

- ¿Quieres abandonar tu posición para entrenarlo? Debo decirte que sigue siendo...

- Espere avatar supremo – hablo el avatar sauce.

- ¿Qué quieres? -pregunto el supremo al espíritu del sauce.

- No es necesario que usted tome la decisión, también los demás avatares tenemos derecho a decidir -contesto el avatar sauce.

- Opino lo mismo que sauce, debemos decidir qué hacer -hablo Drago que era un avatar a pesar de ser un dragón.

- Tienes razón, ¿pero es necesario que ónix entrene a un desconocido? -agrego la mujer.

AZULA - Una historia de Kikyō y el guardián.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora