89: Promesa (Parte 2)

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Toni se encontraba en un restaurante en el centro de la ciudad, un local algo normal en el cual solía frecuentar pues amaba los postres que servían ahí, el chico observaba la pantalla de su teléfono, un número desconocido había estado llamando desde hace un buen lapso de tiempo, pero el rubio simplemente no quiso responder ni una sola llamada, simplemente por el hecho de que era un número desconocido.

El joven finalmente apartó la vista del móvil en cuanto la camarera llegó y dejó sobre la mesa un plato con una rebanada de pastel de fresas, el omega sonrió gustoso por ello, en verdad los pasteles eran deliciosos. Necesitaba relajarse un poco, hace una hora tuvo la conversación más frustrante de la vida con su querido hermano respecto a su paradero la noche anterior, tuvo que jurar una y otra vez que se encontraba perfectamente bien y que simplemente se había quedado dormido en un cuarto de hotel en cuanto comenzó a sentirse cansado, Carlo era muy insistente y algo regañon pero era entendible a decir verdad, Toni era su única compañía y si algo le llegase a suceder, Carlo no podría controlarse.

Un suspiro salió de sus labios de sólo recordar aquello, Toni levantó la mano para llamar a la camarera y pidió un vaso con leche sabor fresa, sí le gustaban las cosas dulces pero sobretodo tratándose de momentos estresantes. En lo que esperaba pacientemente a que le trajeran el vaso pudo escuchar el sonido de la campanilla de la puerta del restaurante el cual sonaba cada que alguien entraba al establecimiento.

Toni bajó la mirada para continuar comiendo de su pastel, hasta que sintió un aroma familiar inundar sus fosas nasales, al levantar la mirada se encontró con un hombre que le miraba fijamente, esto asustó un poco al rubio aquel hombre parecía tener la palabra “alfa” en toda la cara, su mirada fría intimidaba bastante, tanto que el rubio desvío la vista con nerviosismo al no saber que hacer ni decir para que aquel hombre le dejase de observar.

Y entonces una idea se le cruzó por la mente... ¿Acaso no era ese el tipo con él que pasó la noche?

El hombre simplemente tomó asiento en una de las sillas que estaban rodeando la mesa del rubio, la camarera finalmente llegó, dejó el vaso de leche en la mesa y le ofreció la carta al hombre recién llegado, quien sólo ordenó un café cargado y un sandwich, una vez la trabajadora se marchó, él alfa volvió a dirigir la mirada hacia aquel tembloroso omega.

— Sabía que te encontraría aquí, ahora ¿Me quieres explicar por qué coño te fuiste? — habló el hombre al dejar unas gafas de sol sobre la mesa

— D-disculpe pero ¿Quién es usted? — cuestionó el rubio con nerviosismo

— Ah coño, ayer me juraste amor y fidelidad mientras lo hacíamos en mi cama y ahora resulta que no me conoces — el hombre sonaba sumamente disgustado

— Yo no recuerdo nada... No tengo idea de lo que pasó

— Bueno si despiertas en la cama con un hombre ¿Qué piensas que pudo haber sucedido? Ayer parecías un chico listo pero ahora parece que no das ni una, preciosa

La camarera llegó con el pedido del mayor, este simplemente se dispuso a comer mientras que el rubio se quedó estático ante lo incómoda que era la situación, ese hombre daba miedo y su tono de voz tan sólo lo hacía verse aún más atemorizante, en verdad se preguntaba ¿Cómo demonios había terminado acostándose con alguien así? ¿Acaso no pudo haberse conseguido a un chico más normal y tranquilo?

— Come — soltó el mayor al ver al rubio el cual había dejado de comer desde que llegó

— Si... Por supuesto — el rubio optó por dar los últimos bocados del pastel de fresas y a beber del vaso con leche

El alfa centraba toda su atención con respecto al omega, le observaba con tanta claridad cada detalle de su persona, sus pestañas eran largas, sus manos tan finas y delicadas, con decir que sus muñecas eran tan delgadas que daban la impresión de que podría hacerse daño si alguien le sujetaba con demasiada fuerza, la ropa que usaba era fina y de buen gusto, estaba nervioso, sus feromonas inquietas le delataban, no obstante para el alfa era un deleite olfatear más de aquel aroma tan suave y que la noche anterior se había convertido en su aroma preferido, vainilla.

Una vez ambos terminaron de comer, el alfa se ofreció a pagar la cuenta de ambos no sin antes ordenar otro par de postres para llevar. Toni fue detrás de aquel hombre hasta llegar al estacionamiento donde el alfa le indicó que subiera al vehículo, a lo cual el joven se mostró inseguro.

— ¿Qué sucede? Anda sube

— Antes... Dime ¿Cómo sabías que yo estaba aquí?

El hombre suspiró ante la pregunta del omega, ciertamente estaba siendo bastante molesto el hecho de que el chico no recordase nada.

— Tú me comentaste que te gustaba este lugar, dijiste que hacían unos pasteles deliciosos y que te encantaban demasiado, así que venías seguido

— ¿De verdad dije eso?

— Claro, fue de las primeras cosas que hablamos cuando nos encontrábamos en el primer bar

— ¿E-el primer b-bar?

— Fuimos a varios muñeca

— Oh Dios

— Sube al coche para que podamos irnos

El rubio obedeció y subió al vehículo, ambos se colocaron los respectivos cinturones de seguridad y el mayor enseguida encendió el auto.

— Oiga ¿A dónde vamos?

— A mi casa desde luego

— Pero... Yo creí que me llevaría a la mía

— Tenemos que hablar ¿Lo sabes?

— Lo de anoche fue un error... No hay sentido en dar más vueltas al asunto si al fin y al cabo yo no recuerdo nada

— Eso no fue un noche de pasión y ya, fue algo mucho más serio

— ¿Por qué está tan seguro?

— Porque soy tu alfa, tú ya eres mío omega

—... Ah...

El rubio se alarmó al escuchar esas palabras, sus manos se dirigieron rápidamente a su cuello en busca de aquella marca específica que de tenerla significaría que estaría atado a aquel hombre de por vida, por lo que pudo tocar y observar en el espejo del retrovisor, se encontró con todo tipo de marcas pequeñas pero no de “esa” marca, lo cual le tranquilizó de inmediato.

— ¿Qué pasá? ¿Asustado? — el hombre rió — no te preocupes, no te marqué, decidí esperar un poco más a pesar de que tu no parabas de pedirme que lo hiciera ¿Tanta era tu prisa por ser mío? Eras tan adorable

Toni cubrió su rostro con sus manos, estaba muriendo de vergüenza pues aunque no quería creer que lo que estuviese diciendo aquel hombre fuese verdad, en el fondo presentía que si lo era, en ese caso... Estaba jodido.

— No debiste irte así de la nada, no puedes hacer ni decir las cosas tan malditamente hermosas que hiciste conmigo anoche y ahora salir con que no recuerdas nada... Eso me hierve la sangre

— Lo siento

— Da igual, te lo contaré todo... Pero quiero que sepas que no estoy dispuesto a dejarte ir por nada del mundo

El rubio se quedó en silencio, ese hombre hablaba en serio.

— Ya estamos por llegar

Continuará...

Corrupción (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora