Capítulo 4

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- Amelia, qué sorpresa tan inesperada!

- Au Au... Au...

- ¡Y trajiste Rufus contigo!

Marina me abrazó y me invitó a pasar, era tarde y los niños estaban terminando de cenar.

- Dejamos al veterinario y vinimos directamente aquí, necesito hablar contigo.

- Entre. ¿Rufus está bien? ¿Sucedió algo?

- Sí, sí, está bien. - Lo dejé en el suelo y corrió hacia los chicos con la esperanza de conseguir un trozo de lo que sea que estuvieran comiendo. - Era una simple vacuna… Oye… Marina, yo también vengo de los Gómez.

- Aah claro, ¿lograste hacer la entrevista? ¿Quieres agua? te ves un poco aturdida.

- Sí. - Marina fue en busca de un vaso de agua mientras yo trataba de ordenar mis pensamientos.

- Bien, aquí está. Ven, siéntate y cuéntame cómo fue.

- No sé exactamente. - Tomé un sorbo de agua - Los Gómez fueron muy amables conmigo, pero…. - Negué con la cabeza - son extraños, ¿sabes? como si ocultara algo.

- Creo que es natural ser así. Escondieron durante años todos los fraudes de RNCorporación para levantar suficientes pistas para una denuncia, ¿imagínense cuántas cosas no se obligaron a tolerar hasta el día de la denuncia? No sé, a lo mejor esconden más cosas, claro. - Tenía razón, tal vez esa forma misteriosa e incómoda de la pareja tenía alguna conexión con el pasado.- Cuéntame mas cómo fue.

- Bueno, llegué temprano, como siempre.

- ¡Por supuesto! truco de periodista - sonreímos y comencé a calmarme.

- Manoelita abrió la puerta, ella siempre es seria y rígida, ¿sabes?

- Sí, ¿y cómo es la casa de los Gómez? lleno de experimentos científicos? - se rio.

- A ver, son científicos, lo que más ves en su casa son libros, pero…. bueno… es una casa normal. Es decir... lo poco que vi me parece normal, ella no me quería mostrar toda la casa, ¿sabes?

- Son personas reservadas.

- ¡Muy! - tomé otro sorbo de agua y miré a Marina escuchandome pacientemente - ¿Crees que exagero al encontrarlos raros?

- Sí - sonrió y me hizo sonreír. - pero vivieron en el extranjero durante años, no deben ser como las familias aquí en España, ahora tienen otras costumbres.

- Ya - me recosté en el sofá y respiré por la boca - fueron las miradas... los comentarios... el aire tenso... no sé explicar.

- Amelia, se han escapado de los periodistas toda su vida, por supuesto que se sentirán incómodos contigo allí.

- Mira – volví a sentarme sin apoyar mi espalda. - Conocí a su hija mayor, Luisita Gómez, me presenté e intenté entablar una conversación y me dio la impresión de que no debíamos hablar, ¿sabes? como si estuviéramos haciendo algo realmente malo.. -

- A ver, Amelia, ¿cómo es la hija de los Gómez?

- Rubia, alta, tiene una mirada asesina eêeh - este comentario salió sin que me diera cuenta. - parecía muy segura de sí misma ya la vez frágil, no sé.

- ¡Vaaaaaaaaamos, lo he visto todo! ¿Flirteaste con la chica frente a sus padres y no quieres que actúen raro?

- ¿Pero qué diceees? que no, que no Marina - se echó a reír haciéndome enfadar, yo no había coqueteado con Luisita, ¿había?.

- Tú y tu enamoramiento por las rubias - todavía riéndose Marina se levantó y encendió la radio tocando música ligera y luego se quedó mirando la estanteria de libros como si estuviera buscando algo.

El secreto de Los GomezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora