𝘁𝘄𝗲𝗻𝘁𝘆

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Me había despertado hacia un par de minutos, aún no salía de la cama por el frío que estaba haciendo. El sonido del viento era un poco violento en las ventanas, había mucha nieve en estas épocas.

Unos golpes en la puerta del departamento me sacaron de mi sueño, tal vez si no hubiesen tocado me volvería a dormir. Me levanté encogido en mi lugar y corriendo de puntitas, congelado por estar con una camiseta fina y shorts de pijama, tendría que comprar otro calefactor que funcione de verdad.

Abrí la puerta confundido y con la vista un poco borrosa por la lagañas en mis lagrimales. Un ramo grande de rosas fue lo primero que vi antes de que por encima de él, el rostro de Johnny con una sonrisa se asome-Feliz cumpleaños bebé-

Inevitablemente me contagió su gesto y tomé las flores para olerlas, probablemente con un leve sonrojo en mis mejillas antes de dejarlas en la cocina. Me volteé hacia mi novio y lo abracé por el cuello para besarlo, sus brazos me apretaron contra su cuerpo y me elevaron por el aire por unos segundos.

-Gracias amor-acaricié sus mejillas frías y noté su nariz roja. Me encargué de dejar las flores en agua y vi como dejaba cosas que había comprado en el supermercado, dos bolsas llenas que no había notado antes. Y una de Starbucks con el desayuno-No tenías que hacer todo esto-

-Claro que sí, es tu día-luego de guardar todo, me miró de arriba a abajo y frunció el ceño-Vete a la cama o te vas a enfermar por el amor de dios, espérame ahí que ya llevo el desayuno-

Reí por su expresión y asentí, me dirigí a la cama de la misma forma en la que me fui y pronto la calidez de las mantas me abrigaron. Decidí revisar mi celular para ver si me habían enviado mensajes, en efecto. Hasta los amigos de Johnny me habían saludado.

Algunos de los chicos de la universidad me enviaron de regalo algún vale virtual para tiendas de ropa o esas cosas de descuento. Eunwoo dijo que más tarde me traería mi regalo si así lo deseaba, Yuta se disculpó por estar ocupado hoy pero que en la semana me lo iba a recompensar con una salida de amigos. Se sentía bien.

Como siempre, mi padre se olvidó.

Una parte de mi siempre quiere que él me hable como merezco, que me invite a comer en mi cumpleaños o en un día cualquiera. Simplemente deseo que se comporte como un padre normal lo haría.

Creo que desde el suicidio de mi mamá algo cambió con él, siempre tuvo malas actitudes y fue una mala persona pero conmigo...no lo sé, cuando me usaba para sus negocios hablábamos mucho. Me dio consejos de hombre a hombre, me dio lecciones que un padre normal no haría porque un padre delincuente vivió una vida muy dura y, por más que odie en lo que me convirtió, no lo culpo.

Mi abuelo era un tipo muy duro, más que él incluso, y fue obligado a seguir en el mismo negocio. Recuerdo que el me dijo que en ese mundo no se puede ser débil y que si lo somos hay que ocultarlo siendo fuertes y a la larga esa fortaleza se volverá parte de nuestro ser y nos ganará.

Supongo que el tuvo que obligarse a ser fuerte, pero estar tantos años metido en un mundo de mierda puede obligarte a convertirte en una basura. Robar y matar a unos cuántos era necesario para mantenerse en la cima, y alguien de buen corazón no lo hubiese logrado nunca.

Tal vez el fue corrompido y no quedó nada de lo que era.

Por más que no quiera admitirlo, mi padre me enseñó demasiadas lecciones que a pesar de lo crudo de la situación, nadie más hubiese podido hacerlo.

Creo que extraño a ese padre, en el que se convertía cuando yo aún era un niño inocente y fácil de corromper, porque es cuando él mismo se veía reflejado en mi.

𝐇𝐈𝐆𝐇 - 𝐉𝐎𝐇𝐍𝐉𝐀𝐄 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora