Como dijo aquella mujer en el hospital.
Los cuatro jinetes caminaban por la tierra, una reina los mantuvo bajo control por un tiempo.
Pero la reina se apago y ahora.
Están libres, el rencor recorre sus venas y el hambre de venganza los consume...
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Salí de la clínica donde había estado recuperándome estos meses, las heridas de bala y de cortes se habían cerrado y ya me movía con mayor facilidad. Fuera del lugar ya me esperaba un coche con un conductor.
Dentro me esperaba mi hijo mayor -casi te mueres viejo-
-Ese maldito Donovan me disparo antes de salir corriendo a su casa-
Mi imprudente hijo chasqueo la lengua -es que ya no estas para estas cosas viejo-
-Cállate Mark-
-Como quieras- se encogió de hombros mientras veía su móvil -¿A donde vamos ahora?-
-Estados Unidos-
El conductor que esperaba indicaciones, pregunto. -¿A donde señor?-
-Aeropuerto-
El coche comenzó a andar y me recosté en asiento, viendo por la ventana. Mientras miraba el paisaje que se extendía fuera del automóvil, recordé que hacía mucho tiempo no pisaba ese país, ni esa ciudad. La carretera se mantenía igual, el bosque que protegía la ciudad al igual que el gran silencio.
La primera vez que estuve en este lugar era un pequeño niño, mi familia se mudó a una gran casa, donde tuve el placer de conocer a mi vecino con quien compartíamos la misma idea.
Mi secretario me miro, vacilando alguna duda idiota en su cabeza.
-Habla- suspire.
-¿Esta seguro de volver?-
-Claro- sonreí.
-¿Por qué sonríe?-
Me acomode en el asiento. - Mi mayor obra por fin esta a la vista del mundo-
-¿Lo dice por la chica?-
Asentí. -Donovan estuvo equivocado desde el principio.-
-¿Por qué? Sus hijos resultaron las bestias que él quería, logro que esos niños fueran capaces de destruir el mundo-
-Dime- lo mire - ¿Quién es mas fuerte? ¿Quién lleva el arma o quien tiene un botón escondido en su bolsillo?-
Él vacilo pero Mark rio abiertamente.
-Quien tiene el botón claro- mi hijo aseguro -porque si lo oprime todo el maldito mundo arde en llamas.-
-Vamos por ese jodido y adorable botón- era hora de recuperar nuestro preciado tesoro.
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Es impresionante mi capacidad de crear desestabilidad y chingadasos en pocos párrafos...
Bueno aquí me despido finalmente de este libro..
Se les quiso..
Que duerman bien sin maquinar sobre que puede llegar a pasar en el tercer tomo...
