Ausente en el vacío del que todos hablan, paciente viendo que aquí todos ladran. Dando vueltas de campana a mis agrios pensamientos y recuedos pérfidos mientras barajo las posibilidades. Con frialdad, como quien decide la manera de matar a su mayor enemigo. Y me pregunto quién soy o en qué me he convertido, de qué ha servido y a dónde voy. Pregunto pero nunca me respondo. Y realmente creo que no tengo solución. Que son incontables los litros que he tragado de esas aguas que nunca bebería y que siempre acabo sorprendiendome a mi mismo, porque no se quien soy.
